El AVE a Galicia suspendido tras caos en Madrid que apunta a ciberataque contra Adif

Una mañana de caos y desconcierto ha sacudido las principales estaciones de la red de alta velocidad española, afectando de lleno a las conexiones que unen Galicia con Madrid. Un fallo masivo en el sistema informático de Adif, el ente público que gestiona las infraestructuras ferroviarias, ha provocado la paralización y el retraso generalizado de numerosos trenes AVE y Alvia, generando largas esperas y una profunda incertidumbre entre miles de pasajeros. La coincidencia de este colapso con la comparecencia en el Congreso de los Diputados del ministro de Transportes, Óscar Puente, para abordar la situación del ferrocarril, ha disparado las alarmas sobre la posibilidad de que el incidente no sea una simple avería, sino un ciberataque dirigido al corazón de la movilidad nacional.

El problema se desató en torno a las once y diez de la mañana, momento en el que el sistema de control de tráfico de Adif dejó de funcionar con normalidad. Esta situación obligó a detener la circulación de los convoyes de alta velocidad como medida de precaución, afectando principalmente a los que tenían como punto de partida o de llegada la capital de España. Para Galicia, esto se ha traducido en una interrupción crítica de su principal arteria de comunicación por tren, impactando directamente en los servicios que enlazan ciudades como A Coruña, Santiago, Vigo y Ourense con la estación de Madrid-Chamartín-Clara Campoamor, una ruta clave para viajeros de negocios y turistas.

Las escenas en la estación madrileña eran de auténtica confusión y creciente crispación. Cientos de personas se agolpaban frente a las pantallas informativas esperando noticias sobre sus viajes, mientras la megafonía anunciaba demoras sin concretar una hora de salida. "La gente se está desesperando porque hay siete trenes retrasados que aún no han salido de Madrid", relataba el periodista Álvaro Meana, uno de los miles de afectados por la incidencia, describiendo un panorama de frustración ante la falta de información y la paralización de los servicios, como el tren con destino a Valencia programado para las 11:30, cuyos pasajeros ni siquiera habían podido embarcar pasado el mediodía.

La sombra de un ataque informático

Lo que eleva este incidente por encima de una simple avería técnica es su extraordinario contexto. Justo en el momento en que el sistema informático de Adif colapsaba, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, se encontraba en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Su comparecencia, solicitada por él mismo, tenía como objetivo precisamente desgranar la situación del transporte ferroviario en España y explicar las causas de las interrupciones y retrasos que han venido afectando a la red en los últimos tiempos. Esta simultaneidad ha hecho que la hipótesis de un ciberataque coordinado gane peso, al interpretarse como un posible intento de sabotaje para magnificar el debate sobre la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas del país.

Desde Adif se han limitado a comunicar, a través de sus canales en redes sociales, que el origen del problema era un "problema en el sistema informático". El gestor ferroviario aseguró haber activado los equipos de respaldo para mitigar la situación y, sobre las doce del mediodía, informó de que la circulación comenzaba a recuperarse de forma "paulatina". Renfe, la operadora de los trenes, también se hizo eco de las demoras generalizadas en sus servicios de alta velocidad, aunque ninguna de las dos entidades públicas se ha pronunciado, por el momento, sobre la posibilidad de un ataque externo, manteniendo la versión oficial de una incidencia técnica interna.

Mientras el caos se extendía por las estaciones, en el Congreso, el ministro Puente realizaba un diagnóstico de la red ferroviaria, ajeno en un primer momento a la magnitud de lo que estaba ocurriendo en tiempo real. En su intervención, subrayó la antigüedad de una parte importante del material rodante español. Como ejemplo, destacó que en España no se había estrenado un nuevo tren de Cercanías desde el año 2008, ni un convoy de alta velocidad o larga distancia desde 2010, una situación que, según él, el actual Gobierno está tratando de revertir con una inversión histórica.

Un debate sobre la modernización ferroviaria

El discurso del ministro también abordó los desafíos que presentan los nuevos modelos de trenes, como los Avril que recientemente han comenzado a operar en la línea gallega. Puente recordó que, si bien estos convoyes han ido mejorando sus prestaciones, se han detectado ciertos problemas en otras flotas modernas, como los Avlo que cubren la ruta Madrid-Barcelona, algunos de los cuales han tenido que ser retirados temporalmente para su revisión. Estas palabras resonaban con una especial ironía mientras, a pocos kilómetros de la Cámara Baja, el sistema que debe gestionar esos mismos trenes estaba completamente paralizado.

Frente a las críticas por los fallos recurrentes en la red, el titular de Transportes defendió la gestión de su ejecutivo. "Nadie puede poner en duda la voluntad de este Gobierno para mejorar el material móvil", afirmó. Para sustentar esta declaración, se refirió al plan de choque puesto en marcha, que incluye la compra de 475 nuevos trenes por un importe total de 5.200 millones de euros, una de las mayores operaciones de renovación de flota de las últimas décadas en Europa, destinada a modernizar y mejorar la fiabilidad del servicio en todo el territorio nacional.

La recuperación del servicio, aunque iniciada, se prevé lenta y compleja. Los expertos advierten de que un fallo de esta magnitud genera un "efecto dominó" que puede provocar retrasos y alteraciones en la parrilla de horarios durante el resto de la jornada. La incidencia ha afectado con mayor virulencia a los corredores de alta velocidad del sur y el noreste, pero sus consecuencias se han notado en toda la red, incluida la de Levante y el este. La única parte del sistema que ha quedado al margen de este colapso ha sido la red de vías convencionales, por la que circulan los trenes de Cercanías y Media Distancia, que no se han visto afectados.

Galicia, especialmente vulnerable a los fallos en Madrid

Para los viajeros gallegos, este episodio pone de manifiesto la especial vulnerabilidad de una comunidad situada en el extremo de un sistema radial. Cualquier fallo de envergadura en el nodo central de Madrid tiene consecuencias directas e inmediatas en las conexiones con Galicia, que dependen casi en su totalidad del buen funcionamiento de la infraestructura en la capital. La dependencia del corredor Madrid-Galicia para la movilidad de largo recorrido hace que miles de ciudadanos gallegos queden a expensas de la robustez de un sistema que hoy ha demostrado tener importantes grietas.

Mientras se restablece la normalidad, la jornada deja un balance de miles de pasajeros afectados, entre ellos un gran número de gallegos, y una pregunta clave en el aire: ¿ha sido una avería informática o un ataque deliberado? La falta de una confirmación oficial al respecto mantiene abierta una incógnita que añade más preocupación a un sistema ferroviario que se encuentra en pleno debate sobre su fiabilidad y su futuro. La investigación interna de Adif será crucial para esclarecer las causas de un día negro para la alta velocidad española, que ha dejado a Galicia, una vez más, desconectada por un fallo a cientos de kilómetros de distancia.