Ryanair cierra en Asturias, un aeropuerto usado por muchos viajeros de Lugo
La aerolínea de bajo coste Ryanair ha confirmado que su ajuste en la programación de verano de 2026 será aún más severo de lo anunciado inicialmente, con la supresión de 1,2 millones de plazas en España, un 20% más que lo comunicado en un primer momento. El golpe será particularmente duro para Galicia.
La decisión incluye el cese completo de operaciones en el Aeropuerto de Asturias, con conexiones hacia Roma, Bruselas y Düsseldorf muy utilizadas por viajeros gallegos, especialmente lucenses, sobre todo de A Mariña. La supresión de estas rutas dificultará los desplazamientos internacionales desde el noroeste peninsular y aumentará la dependencia de otras compañías y de los aeropuertos de Santiago y A Coruña.
Lo anunciado ayer se suma a la reducción de vuelos que la compañía ya indicó hace unas semans, con la cancelación total de sus rutas desde el Aeropuerto de Vigo-Peinador y una drástica disminución en Santiago de Compostela, donde además cerrará su base operativa.
Un ajuste que se concentra en aeropuertos regionales
Ryanair no ha publicado la lista completa de aeropuertos afectados por el nuevo recorte, aunque en paralelo ha anunciado que reforzará su presencia en Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca con 600.000 asientos adicionales, reorientando así parte de su capacidad hacia destinos de gran demanda turística. Este movimiento confirma que los aeropuertos regionales son los más castigados por la estrategia de la compañía y que el mercado periférico queda debilitado en favor de los grandes hubs.
Desde Ryanair insisten en responsabilizar al Gobierno español y a Aena de este ajuste. Señalan como motivo principal las tasas aeroportuarias que, según la compañía, penalizan el crecimiento en regiones menos saturadas de tráfico aéreo. Michael O’Leary, consejero delegado de Ryanair, acusa al Gobierno y a Aena de “perjudicar el turismo y el empleo” con aumentos tarifarios que califica de injustificados, recordando que para 2026 las tasas aeroportuarias subirán en torno a un 7%, el mayor incremento en más de diez años. Según su versión, este encarecimiento dificulta mantener vuelos en aeropuertos con menor ocupación.
No obstante, la subida equivale solo a unos céntimos por billete, una cantidad que no compromete la elevada rentabilidad de la empresa, aunque mantiene la acusación de que esta es una política contraria al desarrollo del tráfico regional. Por su parte, Javier Marín, vicepresidente ejecutivo de Aena, rechazó los argumentos de Ryanair, defendiendo que las tarifas en España “son muy competitivas” y que el incremento, de unos 30 céntimos por pasajero, no justifica un repliegue tan agresivo. Marín subrayó que otras aerolíneas están dispuestas a cubrir las rutas que abandona Ryanair, lo que evidencia que el argumento económico no es determinante.
Una estrategia internacional de presión
Este conflicto no se limita a territorio español. Los recortes en Galicia y el resto de aeropuertos regionales forman parte de una estrategia que Ryanair ha desplegado también en otros países para presionar contra el aumento de tasas. En Estonia, la compañía ha anunciado que eliminará 110.000 plazas en invierno y otras 230.000 en verano desde el aeropuerto de Tallin, cancelando rutas hacia Bérgamo, Pafos, Roma, Venecia y Viena, después de que las tarifas allí se incrementasen un 70%.
El patrón aplicado es similar en toda Europa: concentración en grandes ciudades, abandono de aeropuertos secundarios y un discurso contra los gestores aeroportuarios, responsabilizándolos de los recortes y de la reorganización interna de la aerolínea.
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