Catalunya vive la Navidad más cara de la historia: gastos festivos récord y una inflación persistente

El fenómeno catalán no solo refleja tendencias nacionales sino que aporta matices propios a la configuración del gasto familiar y empresarial en estas fechas.

Compras adelantadas y dinamismo en el Golden Quarter

En toda España, el periodo conocido como Golden Quarter (desde el Black Friday hasta las rebajas de enero) concentra una parte significativa del gasto total del año, especialmente en regalos y bienes duraderos. Según el informe Consumo en el Golden Quarter 2025, el Black Friday ha absorbido un tercio del volumen de compras navideñas, con un 67 % de consumidores anticipando compras y destinando alrededor de 379 € en este evento, un 12 % más que en 2024.

Este patrón de compras adelantadas también se observa en Catalunya: la proximidad de las grandes áreas metropolitanas a centros comerciales y mercados urbanos ha acelerado el ritmo de adquisición de productos desde finales de noviembre, multiplicando el flujo de transacciones en sectores como moda, electrónica y juguetes, sectores que tradicionalmente lideran las ventas en este trimestre.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sitúa el gasto medio por persona en Navidad en España en 796 €, con los regalos como principal partida (370 €), seguidos de las cenas navideñas (132 €), viajes (117 €) y lotería (73 €).

En Catalunya, aunque no existen datos oficiales desagregados publicados por comunidad en esta encuesta, diversos estudios regionales y de mercado coinciden en que el gasto por habitante suele situarse por encima de la media nacional, impulsado por mayores niveles de renta disponible y una mayor propensión a consumir productos y servicios vinculados a la experiencia festiva.

Inflación alimentaria y compras de productos festivos

En el contexto de la compra de alimentos navideños, la cesta tradicional —que reúne carnes, pescados, mariscos y frutas asociadas con las celebraciones de Nochebuena y Navidad— se ha encarecido un 5,1 % respecto a 2024, fruto de incrementos generalizados en productos clave como el redondo de ternera y las ostras, que han subido cerca de un 19 %.

En Catalunya, esta presión de precios se ha visto amplificada por factores logísticos y sanitarios: Mercabarna —el principal centro de distribución alimentaria de Barcelona— prevé incrementos en la distribución de carnes y aves de hasta un 8 % respecto al año pasado, junto con un aumento en la comercialización de pescado fresco, frutas y hortalizas.

Este adelanto en las compras de productos frescos —especialmente pescado y marisco, cuya adquisición comenzó ya en septiembre— está influyendo en la estructura del gasto regional y explica por qué muchos hogares catalanes reportan un gasto precoz y elevado en alimentación festiva.

Cenas de empresa: motor de la hostelería y termómetro del optimismo laboral

Una de las señales más claras de la recuperación del gasto social en Catalunya y el resto de España es la reactivación de las cenas y comidas de empresa. En todo el país, el 67 % de los trabajadores tiene previsto asistir a su cena de Navidad corporativa, y el 55 % de ellos afrontará parte del coste del cubierto, con un gasto medio entre 25 € y 50 € por persona.

Este aumento de la demanda se ha traducido en un incremento del 47 % en las reservas para grupos en restaurantes durante diciembre en comparación con la media anual, con especial concentración en los fines de semana previos a Navidad.

En grandes ciudades catalanas como Barcelona y Girona, los restaurantes reportan una fuerte ocupación en mesas de seis o más comensales, tendencia que coincide con el auge de eventos corporativos y celebraciones de equipo que han venido adelantándose desde finales de noviembre. Este dinamismo regional encaja con el patrón observado en otras grandes áreas urbanas de España, como Madrid o Valencia, donde la demanda en hostelería también está en niveles históricamente altos, aunque con variaciones en precios y tipos de oferta.

Mientras que en la Comunitat Valenciana los restaurantes afrontan esta temporada con ocupaciones que rozan el 100 % en días clave, en Catalunya el peso de las reservas avanzadas y la diversificación de formatos (desde cenas formales hasta eventos más informales en espacios MICE y coctelería) indica una mayor sofisticación del gasto en experiencias gastronómicas de empresa.

Comparación con el resto de España: patrones y matices

Aunque los patrones generales de consumo navideño en Catalunya replican las tendencias nacionales, existen matices significativos:

Estructura del gasto: En España, la parte más importante del gasto navideño sigue siendo los regalos y experiencias, especialmente en sectores como moda y electrónica, impulsados por la campaña de noviembre. En Catalunya, este componente experiencial está reforzado por una mayor propensión al consumo en hostelería y ocio urbano durante las cenas de empresa y actividades de grupo.

Anticipación de compras: En muchas áreas de Catalunya, especialmente en Barcelona, las compras de productos festivos —alimentación, moda y regalos— se han adelantado respecto a otras comunidades, en parte por estrategias de gestión del presupuesto familiar y por la estandarización del Black Friday como momento clave para asegurar precios antes de la escalada inflacionaria.

Presión de precios locales: La combinación de subida de precios alimentarios a nivel nacional y factores propios de la distribución alimentaria catalana está llevando a cada vez más familias a planificar y ejecutar compras con antelación, reduciendo así el impacto de posibles picos de precio en la primera mitad de diciembre.

Relevancia macroeconómica y perspectivas para 2026

Desde una perspectiva macro, la campaña navideña de 2025 constituye un elemento relevante en la dinámica del consumo privado, que sigue siendo uno de los principales motores del crecimiento económico postpandemia. El informe Europe Holiday Spending Outlook 2025 elaborado por Mastercard sitúa el crecimiento del gasto navideño en España en torno al 4,8 % interanual, por encima de la media europea.

Este impulso se traduce tanto en compras de bienes duraderos como en consumo de servicios —hostelería, ocio y restauración— y se espera que deje un legado mixto: por un lado, fortalece la actividad económica y el empleo estacional; por otro, genera retos para las finanzas familiares, especialmente en un contexto de presión de precios persistente en bienes esenciales como alimentos y energía.