La descarbonización, más cerca gracias a las centrales hidroeléctricas: “Galicia tiene una mina de oro en sus ríos"
José Ángel Calvo, responsable de Concesiones, Presas y Obra Civil, y Ramón Silva Rey, desarrollador de proyectos, explican a Galiciapress las ventajas que ofrece la energía hidráulica sobre otros procesos de generación de energía, tanto por su capacidad para producir electricidad como para almacenarla en un contexto donde se buscan proyectos que sean medioambientalmente sostenibles y respetuosos con el entorno, dos características que cumplen estas instalaciones.
Cuando pensamos en el proceso de descarbonización muchas veces centramos el tiro en los combustibles fósiles y en reducir su uso o, directamente, eliminarlo. Sin embargo, ese sería un proceso imposible sin sustitutos que puedan cumplir con las necesidades de una sociedad que cada vez demanda más energía y que, a la par, se preocupa por que a generación de la misma sea medioambientalmente sostenible.
En esa carrera hacia la descarbonización, la energía hidroeléctrica se posiciona como la alternativa más fiable sobre otras opciones como los aerogeneradores o los paneles solares, fuentes de energía que “tienen su papel” pero sin el arraigo que ya tiene la hidroeléctrica en comunidades como Galicia, “un lugar privilegiado, con mucha lluvia”, donde pueden emplear esta energía renovable y gestionable, un plus sobre la fotovoltaica o la eólica, “que producen cuando producen, no cuando hay consumo”.
VENTAJAS DE LA HIDRÁULICA
Las cifras plasman en negro sobre blanco el peso de la energía hidráulica, que solo en 2024 se tradujo en 3.732 megavatios de producción. Si ponemos a competir a la hidráulica y a la solar, por ejemplo, vemos que la hidráulica representó un 12,7% de la potencia instalada y un 13,3% de la energía que se generó, mientras que la fotovoltaica, a pesar de representar un 27,8% de la potencia instalada, apenas produjo un 17% de la energía consumida en España.
“Las centrales hidroeléctricas cuentan con embalses de regulación, por lo que podemos producir energía a demanda en el momento que el mercado eléctrico lo requiere”, refiere José Ángel Calvo, responsable de Concesiones, Presas y Obra Civil en Naturgy, que destaca las “ventajas singulares” de este tipo de energía. Calvo no obvia circunstancias como el hecho de que en un año de muchas lluvias se puede contar con más recursos para producir energía, pero con la hidroeléctrica “podemos elegir el momento óptimo para producir esa energía”, siendo esto un alivio para el sistema eléctrico nacional.
Otra ventaja que ofrecen las centrales hidroeléctricas reside en el empleo de generadores síncronos que “además de producir energía cuando se requiere” permiten “estabilizar de forma natural la red”. Por otra banda, la hidráulica permite realizar un arranque autógeno, también llamado ‘black start’, que no deja de ser el proceso de restauración de las centrales eléctricas para ponerse en marcha sin depender de la red externa para restituir el sistema.
La hidráulica es una tecnología ya madura que ha experimentado un salto con la instalación de las centrales de bombeo, que aportan “almacenamiento al sistema” con esa estructura de dos embalses, a distintos niveles, en los que “cuando sobra energía en el sistema, se aprovecha esa energía sobrante para bombear agua desde el embalse inferior al superior y, de esa forma, almacenamos agua, pero lo que estamos almacenando es energía también”, detalla Calvo.
Mediante ese circuito, se puede generar y almacenar energía a voluntad. Este tipo de infraestructuras, además, pueden tener una gran importancia en contextos como los de sequía, estando ya preparados para esta clase de escenarios pues “las hidroeléctricas no hacen un uso consuntivo del agua”. “Cuantos más embalses, más capacidad de regulación en una cuenca”, puntualiza Calvo, ya que en aquellos lugares donde hay más presas existen más mecanismos para hacer frente a ese riesgo.
SU IMPORTANCIA EN EL APAGÓN
Con este listado de beneficios, Calvo considera que en el futuro las centrales hidroeléctricas “van a ser un recurso indispensable” pues se posicionará como “una salvaguarda, porque es una energía firme y renovable que tenemos ahí y es un recurso del que no debiéramos prescindir en un concepto de descarbonización cuando se está prescindiendo de otras tecnologías de generación, como el carbón, el fuel o las nucleares”.
Su presencia se antoja todavía más importante si cabe si echamos mano de la hemeroteca y viajamos al pasado mes de abril, cuando un apagón en toda la península ibérica obligó a los trabajadores de esta industria a enfrentarse a una situación absolutamente inédita que consiguieron levantar en menos de 24 horas, restableciendo el servicio desde cero en un desafío mayúsculo en una circunstancia absolutamente excepcional pero sobre la que se ha comentado que podría volver a ocurrir en algún momento.
“Hay un plan de reposición. Estamos preparados y está ensayado”, insisten desde Naturgy, que siguiendo el refranero “espera lo mejor, pero prepárate para lo peor”, pues esa situación “de fuego real” sirvió para demostrar tanto la valía de los operarios como la capacidad de la red para restablecer el servicio en tiempo récord siguiendo los protocolos establecidos.
“HACE FALTA UN MARCO REGULATORIO CLARO”
Ramón Silva Rey, desarrollador de proyectos en Naturgy, va más allá al comentar que en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 “vamos bastante por detrás” en lo que a hidráulica se refiere, principalmente por un “problema regulatorio” y “de mercado”. Esto nos lleva a un elemento clave, como es el de la garantía de potencia con la generación de electricidad con la hidráulica, algo que “no se paga en la actualidad”.
“Garantizar potencia tiene un valor para el sistema, sobre todo si es potencia síncrona”, abunda Silva, que también enfatiza en la posibilidad de la hidráulica para la regulación de frecuencia y control de tensión, así como “la reserva de giro”, que es “la capacidad de mantener una determinada inercia eléctrica en el sistema y la capacidad de arrancar en la capacidad de ‘black start’”.
“Todos estos servicios tienen que estar remunerados de manera acorde”, indica Silva, especialmente en un momento en el que distintas organizaciones han puesto el acento sobre el papel de las centrales hidroeléctricas en la transición energética y la adaptación al cambio climático en extremos que van desde la sequía hasta las inundaciones, pues las presas “otorgan un poder sobre la naturaleza para evitar riesgos, riesgos que generalmente son catastróficos”.
El acceso a la red es otro punto sensible en el debate, pues Silva reitera que se trata de “un problema crítico”: “Con nudos bloqueados, con concursos que no se celebran… Hay muchos proyectos que, simplemente, no van a fructificar, porque nunca van a tener acceso y conexión”, lamenta sobre la cantidad de inversiones que se pueden quedar “congeladas”.
Así las cosas, Silva insiste en la necesidad de que exista “responsabilidad política” y “coordinación con la sociedad civil” para mantener el desarrollo de la capacidad de almacenamiento, un campo que parece paralizado en España por su complejidad, pero donde existen muchas alternativas que sirvan “para equilibrar el crecimiento y el efecto de la transición energética hacia una vía de emisiones netas cero”. Por ello, pide “un marco regulatorio claro y estable para el almacenamiento de energía que incluya tarifas adicionales para almacenar”.
Las reformas administrativas, como las autorizaciones ambientales o los accesos a red, se antojan clave, al igual que la propuesta de la futura Ley del Clima de Galicia, donde ya exigirá a los futuros proyectos planes de resiliencia al cambio climático, de forma que quede detallado cómo se comportará cada proyecto ante distintas circunstancias y que estarán reflejados en las evaluaciones ambientales ya de por sí “exhaustivas y amplias” que se hacen en Galicia.
UN BENEFICIO PARA MUCHAS GENERACIONES
De hecho, distintas normativas impulsadas a lo largo de las últimas dos décadas parecen encaminadas hacia lograr la neutralidad climática, el gran objetivo que persiguen las grandes industrias. Con todo, Silva considera que existen todavía procedimientos que hoy resultan de “difícil implantación”. “Esto exige un cambio de paradigma y no siempre es fácil de solucionar”, reconoce, con el ejemplo de la figura de interés público superior, una categoría que, para algunos expertos, “debería ser concebida como un cumplimiento de deberes intergeneracionales”, de manera que esto se anteponga sobre otros elementos, con la dificultad añadida de hacer ver a la población que estos proyectos se hacen por un bien mayor y común.
“España, y Galicia en particular, tiene un nivel burocrático de lo más complejo y exigente desde el punto de vista de tramitación”, sostiene Silva, que cita consideraciones ambientales o relacionadas con el patrimonio cultural y paisajístico como las más difíciles de ajustar a algunos proyectos energéticos que persiguen la tan ansiada descarbonización. En este sentido, Calvo garantiza que los proyectos de Naturgy “se hacen con los máximos estándares” y que superan distintas fases en su tramitación con decenas de organismos implicados en el examen.
“Tenemos enfrente a una administración que defiende el interés público. Es su función, lógicamente, y el estándar es muy alto. Nosotros lo cumplimos”, respalda, sin obviar que este es “una percepción de un problema global” para el que tal vez haga falta ampliar el foco y verlo desde una perspectiva más amplia.
“Muchas veces no nos damos cuenta de que nosotros tenemos un privilegio aquí en Galicia. Tenemos el agua, que es un recurso increíble. Cuando sales a otras zonas la irregularidad de las precipitaciones es brutal. De hecho, España es uno de los mayores países del mundo en la ratio de presas por habitante, porque surge de esa necesidad de poder regular los ríos para utilizar esa agua. En Galicia tenemos una disponibilidad de recurso tremenda, una mina de oro en nuestros ríos, que lógicamente no puede ser expoliada, sino aprovechada de manera respetuosa y compatible con los valores ambientales, que es con la perspectiva en la que se desarrollan los proyectos”, avalan desde Naturgy.
Silva menciona, además, un efecto que en ocasiones no se tiene en cuenta, pero que basta con una imagen aérea para caer en él, y es que en las regiones donde hay embalses “la vida florece alrededor”, por lo que no es extraño encontrar este tipo de construcciones en zonas de especial conservación por los beneficios que aportan para los ecosistemas, ya que “en zonas de embalsamiento de agua la biodiversidad explota y merecen un régimen de protección”.
IMPACTO INMEDIATO EN EL RURAL
A renglón seguido, Calvo destaca la necesidad de echar mano de este recurso “no por un beneficio individual o empresarial, sino por un beneficio colectivo y global” que tiene un impacto inmediato en la zona: “Los proyectos se diseñan con ingenieros de aquí, con materiales de aquí, con empresas de aquí, generando empleo aquí… No es como otro tipo de tecnologías, con equipos procedentes de la otra punta del mundo. El producto final de la energía y el trabajo se quedan en el territorio”.
El ejemplo más inmediato lo encontramos en el proyecto iniciado el pasado mes de septiembre para impulsar un tercer proyecto para la construcción de una central hidroeléctrica de bombeo en Galicia, dibujando ya el camino para esta clase de iniciativas vanguardistas y respetuosas con el entorno que cumplen con los preceptos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, pese a que falta todavía, insisten los expertos, un “marco retributivo que pueda garantizar la viabilidad de estas instalaciones”.
Hay que considerar, además, que estas iniciativas, “muy seleccionadas, muy estudiadas y con muy alta viabilidad de desarrollo”, se diseñan de manera concreta para rincones específicos en el interior de Galicia, siendo esta industria un elemento revitalizador para el rural, siendo “un elemento de lucha contra la despoblación” en provincias como Lugo y Ourense donde ahora mismo necesitan de compañías capaces de llevar este desarrollo económico que pueda impulsar otras industrias, como la restauración o el turismo. La Ribeira Sacra, una joya cultural y patrimonial, es un claro modelo de las oportunidades que generan los embalses.
“Los nuevos desarrollos que Naturgy tiene previstos en Galicia y que está tramitando son plenamente compatibles con todos esos usos y pueden, incluso, ayudar a potenciarlos”, afirma Calvo. Silva profundiza en esa idea y desliza otros espejos en los que mirarse, como Portodemouros y Os Peares, donde juegan también una función decisiva para la extinción de incendios en caso de necesidad y sirven como lugares para la formación de los estudiantes de Formación Profesional que se especializan en energía hidráulica, abriendo todavía más el abanico de oportunidades.
Por otro lado, la repotenciación de las centrales busca hacer más eficientes las instalaciones ya existentes, siendo esta una industria ya totalmente madura que sigue explorando todas las ocasiones que se presenten en aquellos lugares donde se concentren “los condicionantes técnicos específicos y que sea compatible con el aspecto medioambiental y social”.
“La tecnología hidroeléctrica lleva 150 años dando el do de pecho. Es una tecnología confiable y barata”, certifican los responsables de Naturgy detrás de proyectos que “no son experimentos, están supercomprobados; nadie experimenta con proyectos de 700 millones de euros”. Por eso, Naturgy enfrenta sus distintas líneas de proyecto con la seguridad de estar apoyada por todo el trabajo de campo, informes ambientales y demás trabajos que les permite tener la certidumbre de que, al contrario que el agua de sus embalses, no se quedarán estancados.
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