Técnicos de Altri visitan una fábrica de Ence aumentando los rumores de fusión

La compañía española desmiente negociaciones, pero la crisis que atraviesen ambas celulosas hace que una eventual concentración en un único operador tenga más sentido económico que nunca. Analizamos qué consecuencias tendría tal unión para la economía de Galicia. Mientras, los representantes de los obreros de Pontevedra acuden hoy a Madrid a negociar un ERE al que se resisten con uñas y dientes.


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El presidente de Ence Ignacio Colmenares y el presidente de Asturias Adru00edan Barbu00f3n en una visita a la planta de Navia
El presidente de Ence Ignacio Colmenares y el presidente de Asturias Adrirán Barbón en una visita a la planta de Navia


 La visita de técnicos de la celulosa Altri a la fábrica de ENCE en Asturias dispara los rumores en el sector, que vienen circulando hace meses, sobre una posible fusión.

 

 

 

ENCE lo niega. "La visita es una más de tantas que realizan a lo largo del año de técnicos de Altri, en el contexto de aprendizaje de buenas prácticas en la producción de celulosa, del mismo modo que técnicos de Ence visitan plantas de Altri y de otras empresas del sector" ha declarado un portavoz de la empresa a La Nueva España

 

¿Tendría sentido una eventual fusión entre las dos empresas? Teniendo en cuenta la crisis desatada en el sector tras la entrada en funcionamiento de grandes factorías en sudamérica, que han hundido el precio de la pasta de papel en los mercados internacionales, sin duda.

 

La crisis no entiende de fronteras y, cuando el mercado aprieta, los rivales a veces se miran a los ojos para construir juntos una tabla de salvación. Ambos atraviesan un 2025 para el olvido. 

 

Con la cotización de la compañía española rondando los 2,30 euros, un 26% menos que a principios de 2025, y acumulando pérdidas de 22 millones hasta septiembre, y con la lusa viendo cómo sus beneficios se evaporan un 84% y sus títulos caen un 17% en lo que llevamos de ejercició, el rumor de una integración tiene sentido estratégico. No se trataría de una fusión expansiva para conquistar el mundo, sino de un movimiento defensivo para protegerse de la agresiva competencia que llega desde el otro lado del Atlántico.

 

 

 

El contexto internacional es el verdugo que está empujando a estas dos empresas a replantearse su futuro. La entrada masiva de celulosa procedente de Sudamérica, con gigantes brasileños como Suzano o la expansión de Arauco en Chile, ha tirado los precios por los suelos. Estas multinacionales operan con costes mucho más bajos y volúmenes que empequeñecen a las fábricas europeas. 

 

Ante este tsunami de fibra barata, una Ence solitaria en Navia y Pontevedra o una Altri aislada en Portugal parecen barcos demasiado pequeños para aguantar el oleaje. La unión crearía un gigante ibérico con una capacidad conjunta superior a los 2,2 millones de toneladas, capaz de negociar precios con más fuerza y optimizar una logística que hoy les desangra.

 

Sin embargo, para Galicia, esta operación hipotética tiene una lectura mucho más compleja y preocupante. La comunidad es el tablero de juego donde ambas compañías tienen sus intereses cruzados y sus mayores dolores de cabeza. Una fusión racionalizaría las estructuras, y en el lenguaje corporativo, racionalizar suele ser sinónimo de recortes. 

La complementariedad es evidente en el papel: Ence aporta la potencia industrial instalada y la generación de biomasa; Altri trae su gestión forestal y el prometedor, aunque polémico, negocio de las fibras textiles que ya ha empezado a implementar en Portugal y que aspira a lanzar en Palas de Rei, Lugo, mediante el proyecto Gamma. 


 

Piquete a la entrada de ENCE Pontevedra en una foto de CCOO Pontevedra
Piquete a la entrada de ENCE Pontevedra en una foto de CCOO Pontevedra

Hay que tener en cuenta que ambas empresas llegan a este punto con una reputación social muy desgastada.  El principal foco de tensión se sitúa ahora mismo en la plantilla de ENCE pontevedra. 

Ence ha activado un conflicto de alto voltaje al plantear un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectaría a unas 136 personas entre sus plantas de Navia, oficinas centrales y la fábrica de Lourizán en Pontevedra. Allí pretende deshacerse de 39 empleados. Parte de los mismos proletarios que hace un par de años se dejaron la piel presionando para lograr renovar la polémica concesión de terreno público.

 

Los sindicatos de la fábrica de Pontevedra, que han convocado huelgas y hablan de "guerra abierta", ven en estos despidos una traición tras las promesas de inversión del plan "Pontevedra Avanza". Tras una huelga que entra en su segunda semana, hoy mismo están convocados a la primera reunión de negociación del ERE en Madrid. Bajo presiones y amenazas, denuncian. 

 

El grado de conflictividad en ENCE Navia es menor. Allí no hay huelga y las negociaciones ya están en marcha. ENCE ha confirmado que busca echar a 97 proletarios. Por ahora ha ofrecido que unos 25 puedan salir motu proprio, mediante prejubilaciones. 

 

Si a este escenario de despido ya planteados le sumamos una fusión, el temor a un ajuste laboral mayor se dispara. Las fusiones buscan sinergias, y las sinergias casi siempre se cobran puestos de trabajo en las áreas de soporte, administración y logística, donde ambas empresas tienen estructuras redundantes a menos de 200 kilómetros de distancia. 

 

Desde el punto de vista labroal, la unión de fuerzas de los trabajadores sería vital. CIG, CCOO y UGT tendrían que coordinarse con sus homólogos portugueses para evitar que la nueva empresa jugase a la competencia desleal interna, amenazando con mover producción de Navia o Pontevedra a las plantas portuguesas de Celbi o Biotek si no se aceptan rebajas de condiciones. El miedo es que Galicia se convierta en una mera sucursal extractiva y de producción primaria, mientras que el valor añadido y la gestión se centralizan lejos.  

 

¿El fin del proyecto Gama?

Uno de los efectos colaterales más interesantes de esta hipotética fusión sería el destino del polémico proyecto Gama que Altri quiere levantar en Palas de Rei. La iniciativa, que ha puesto en pie de guerra a vecinos y ecologistas y ha generado dudas en el propio Gobierno central —que lo ha dejado fuera de las ayudas del PERTE de descarbonización—, requiere una inversión monstruosa que dispararía la deuda de la compañía portuguesa. En un escenario de fusión, ¿tendría sentido duplicar capacidades construyendo una nueva macrocelulosa en Lugo?  

 

Esto podría ser un alivio inesperado para el movimiento ecologista y para los partidos de la oposición en Galicia, como el BNG o el PSdeG, que han criticado la ubicación y el impacto ambiental de la planta. Para la Xunta de Galicia, sin embargo, sería un trago difícil de digerir, tras haber apostado gran parte de su capital político industrial en defender la llegada de los portugueses. Si Ence y Altri se fusionan, es posible que decidan que es más rentable ampliar las líneas existentes en Navia o aprovechar la fábrica de Pontevedra para producir la pasta soluble que necesita Altri, en lugar de hormigonar cientos de hectáreas en el corazón de Lugo.

 

La eficiencia financiera podría acabar haciendo lo que la presión social no ha conseguido: detener el proyecto.

Por otro lado, si el proyecto Gama siguiera adelante bajo el paraguas de una empresa fusionada, la concentración de poder sería total. Estaríamos hablando de una entidad que controlaría no solo la producción de pasta en Pontevedra y Navia, sino también la nueva planta de fibras textiles en Lugo. Esto otorgaría a la nueva compañía un peso inmenso frente a la administración autonómica, convirtiéndola en un actor  "demasiado grande para caer" y, por tanto, con una capacidad de presión casi ilimitada sobre las regulaciones ambientales y subvenciones públicas.

 

Otro gran damnificado de esta operación sería el propietario forestal gallego. Actualmente, Navigator, Ence y Altri compiten por la madera de eucalipto en el norte de Portugal y Galicia. Esa competencia ha mantenido los precios de la madera en niveles razonables para los pequeños productores y las comunidades de montes. Si se fusionan dos agentes, esa grado competencia se desploma de un plumazo.

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