El ERE en Ence se enquista en Pontevedra y se propaga a Navia

La incertidumbre continúa en la Ría de Pontevedra tras el último encuentro celebrado este jueves en Madrid entre la dirección de la compañía pastera y la representación social. A pesar de la gravedad de la situación, fuentes oficiales de ENCE consultadas por Galiciapress aseguran que, por el momento, no existe “ninguna novedad” reseñable tras dicha reunión. Por su parte, desde el Comité de Empresa de Lourizán se confirma que no hay avance y que de hecho la compañía no ha presentado ninguna contrapropuesta en la reunión de ayer.

Este inmovilismo en las conversaciones ha sido la gota que ha colmado el vaso para la parte social, que percibe una estrategia de desgaste mientras el reloj corre en contra de los puestos de trabajo en la factoría de Lourizán.

Ya antes de la reunión del jueves, como respuesta inmediata a lo que consideran un bloqueo intencionado, la representación de los trabajadores ha decidido endurecer sus acciones de protesta. 

El comité de empresa ha oficializado la convocatoria de un paro de 24 horas que paralizará la actividad de la planta. Esta huelga está programada desde las seis de la mañana del próximo martes 9 de diciembre hasta la misma hora del miércoles día 10, afectando a la totalidad de los turnos de esa jornada, en un claro mensaje de que la plantilla no aceptará recortes sin luchar.

Además, la presión sindical escalará antes de la próxima semana. Este mismo viernes, los delegados sindicales trasladarán su malestar a Santiago de Compostela, aprovechando un acto de la patronal gallega (CEG). La intención es visibilizar el conflicto ante representantes de la Comisión Europea y de la administración autonómica, boicoteando la imagen de normalidad que, a su juicio, intenta vender la compañía mientras ejecuta un plan de reestructuración laboral severo.

El núcleo del conflicto reside en la magnitud del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por la compañía. Desde el comité de empresa califican la propuesta como una medida de despido colectivo totalmente inasumible por su volumen, acusando a la dirección de actuar con absoluta "mala fe" y de carecer de voluntad real para alcanzar un acuerdo negociado. Los representantes de la plantilla denuncian opacidad informativa y aseguran que los avances en la mesa de diálogo son inexistentes, lo que les aboca a la confrontación directa.

Por su parte, la empresa justifica estos ajustes estructurales basándose en una situación económica adversa. En su argumentario, Ence señala que acumula cuatro trimestres de pérdidas, lo que les ha obligado a diseñar un Plan de Eficiencia y Competitividad para el periodo 2025-2027. Este proyecto se fundamenta en la automatización de procesos y la implementación de Inteligencia Artificial, lo que, según la versión corporativa, conlleva inevitablemente una reducción ordenada de la plantilla durante los próximos tres años.

Para contrarrestar la sensación de desmantelamiento, la dirección de la pastera pone el foco en las cifras macroeconómicas de su apuesta por Galicia. Recuerdan que el proyecto 'Pontevedra Avanza' contempla una inversión de 120 millones de euros destinada a mejoras en la biofábrica, sumada a los cerca de 220 millones que aseguran haber inyectado en la planta entre 2015 y 2025. Sin embargo, para los trabajadores, estas promesas de futuro contrastan con la realidad inmediata de los despidos planteados.

Más allá de los números y los despidos, el comité de empresa ha puesto sobre la mesa una preocupación : el estado físico de las instalaciones. Los sindicatos denuncian una creciente inseguridad para la plantilla derivada de graves carencias en mantenimiento e inversión, así como recortes en servicios esenciales. Alertan de que la gestión de la dirección está provocando un deterioro de las condiciones laborales que va más allá de lo salarial, afectando a la integridad del entorno de trabajo.

La planta de Asturias también se dirige hacia un ERE

El temor de los trabajadores gallegos se ve amplificado por lo que está ocurriendo en la planta de Navia, en Asturias. Allí, el diálogo social ha saltado por los aires este jueves, con una ruptura de las negociaciones.

En el caso asturiano, todavía no hay un ERE presentado formalmente. Hasta ahora se negociaba un acuerdo voluntario. Con todo, la imposibilidad de pactar la salida voluntaria de 29 empleados mediante prejubilaciones ha llevado a la empresa a amenazar con el expediente forzoso. ENCE quiere librarse de 97 trabajadores en total en una fábrica que emplea, aproximadamente, a 400 personas.

Llamada de auxilio a la Xunta

Ante este panorama, la estrategia sindical pasa por involucrar directamente al Gobierno gallego en la resolución del conflicto. Las movilizaciones previstas en Santiago, especialmente la concentración del martes frente al edificio administrativo de San Caetano, tienen como objetivo exigir una intervención del Gobierno gallego.

Los trabajadores reclaman una audiencia inmediata tanto con la Presidencia de la Xunta como con la Consellería de Industria, lamentando que hasta la fecha sus peticiones han caído en saco roto. Por ahora, lo único que han conseguido es reunirse con el delegado de la Xunta de Pontevedra. Rueda, por su parte, se ha limitado a criticar los que, como el alcalde de Pontevedra, cuestionan la continuidad de la pastera en la Ría.