Observatorio Feminista replica a Sumar: “nuestros derechos no deben ser mermados a costa de reivindicaciones ajenas”

La publicación del reciente  informe “Trastorno de la identidad sexual’ en Galicia, una pandemia invisibilizada: Niñas que no quieren ser mujeres” avivó las llamas de una polémica que lleva lustros dividiendo al feminismo global y también al gallego. 


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Concentraciu00f3n de Vigo el 21 de junio contra la Ley Trans en una imagen de Assilveiras
Concentracíón de Vigo el 21 de junio contra la Ley Trans en una imagen de As Silveiras


 

El Observatorio Feminista Galego, autor del documento, advirtió en su presentación, ante el alza de cirugías de cambio de sexo, que “estos incrementos en el número de casos es característico de epidemias”, se quejó de que “a nadie parece alertarle que en cada clase se declaren varios casos de menores trans y no binarios” . En su opinión, “estas políticas y protocolos no surgen de una necesidad real basada en la evidencia científica, sino de la presión de una serie de lobbies con importantes intereses económicos que, en una maniobra de ingeniería social, han logrado implantar una ideología para desarticular los derechos que protegen a las mujeres y la infancia”.
 

Un punto de vista que no comparte Sumar Galicia. El partido político, con dos diputados en el Congreso, remitió una nota en la denuncia que “este informe emprega unha linguaxe transfóbica e patoloxizante, sen base científica nin ética, que contribúe á estigmatización das persoas trans” y  que “o suposto incremento de ‘casos’ non pode interpretarse como unha ameaza, senón como resultado dun maior acesso ao servizos e recursos que permiten á mocidade vivir con liberdade”. Además, acusa a los medios de contribuir a los “discursos de odio”.  

 

Galiciapress se ha puesto en contacto con el Observatorio para trasladar su réplica a las acusaciones lanzadas por el partido de Yolanda Díaz. 

 

Lo primero en lo que pone el foco la asociación es en los datos. “La evidencia que se desprende de los datos es que en 8 años las hospitalizaciones con este diagnóstico han aumentado en un 1082%, y segregado por sexo el aumento es de un 600% en hombres y de un 2000% en mujeres”, argumentan tras asegurar que no existe polémica. 

 

Evolución anual de las hospitalizaciones por disforia
Evolución anual de las hospitalizaciones por disforia en un gráfico del informe  “Trastorno de la identidad sexual’ en Galicia, una pandemia invisibilizada: Niñas que no quieren ser mujeres”  elaborado por el Observatorio con datos facilitados por la Xunta

 

Sumar Galicia critica el uso del término “trastorno de la identidad sexual”,  que ve obsoleto y patologizante. Desde la asociación se replica que “aunque en la versión vigente, el CIE-11, ha sido trasladado a otra categoría y renombrado como 'incongruencia de género', sigue formando parte de un manual de enfermedades”.


 

 

El CIE-11  hace referencia a la Clasificación Internacional de Enfermedades. Reemplaza, estándar mundial para el registro de la información de salud, actualizado anualmente por la Organización Mundial de la Salud. El Observatorio añade que “nos hemos ceñido a la información brindada” por lo que “en caso de disconformidad con ella, deberán remitir su queja a la fuente original”, en referencia al SERGAS, de quien obtuvieron los datos gracias a la Ley de Transparencia.

 

Más allá de disputas sobre terminología, estos debates muestran al feminismo como un movimiento lastrado por la división. Ruptura que se produce entorno a un debate, el de si una persona trans puede ser calificada de hombre o mujer, que afectan, al menos directamente, a un número pequeño de personas. 

 

“El feminismo no está dividido, están intentando utilizarlo la ultraderecha y el movimiento queer"

 

El Observatorio Feminista Galego cree que esta argumentación es errónea pues “el feminismo no está dividido, están intentando utilizarlo desde otros movimientos, como la ultraderecha cada vez que intenta apropiarse de sus luchas, o el movimiento queer que borra el concepto de mujer”.

 

Su punto de vista es que “la mujer es la hembra adulta de la especie humana” y que “nuestros derechos no deben ser mermados a costa de reivindicaciones ajenas”.

 

Es más, tampoco se muestran de acuerdo en que es un debate minoritario, pues, dicen, afecta a toda la población y especialmente a las mujeres. Como ejemplo, indican que “cualquiera por la mera expresión de su voluntad puede acudir al registro civil y ejercer el derecho a la ficción jurídica de modificar su sexo de nacimiento, sin requisitos y tantas veces como quiera cada 6 meses”.

 

Al hilo del debate suscitado, el Observatorio invita a otras entidades a compartir datos y

enfoques alternativos pero también indica que “tratándose de datos oficiales no hay fuentes alternativas posibles” y que “hasta hoy no hemos recibido ninguna propuesta de colaboración o fuentes alternativas”. 

 

 

El feminismo mundial, dividido ante la pregunta: ¿es mujer quien dice serlo?

El debate sobre si una persona trans puede ser considerada hombre o mujer ha generado una de las fracturas más notorias en el feminismo contemporáneo. La discusión, lejos de limitarse a los círculos académicos, se ha trasladado a la esfera pública y digital, donde se enfrentan dos grandes posturas: la denominada “mujer-centrada” y la “trans-incluyente”. Este enfrentamiento ha provocado incluso episodios de agresión digital y ha puesto en jaque la posibilidad de un diálogo constructivo dentro del propio movimiento.

 

En el centro de la controversia se encuentra la definición de mujer. Para el feminismo mujer-centrado, ser mujer implica una experiencia vital y política ligada al sexo biológico, a menudo asociada a la opresión histórica por razones reproductivas y sociales. Este sector sostiene que abrir la categoría de mujer a personas transgénero puede diluir la lucha feminista y desdibujar los límites que han permitido visibilizar la discriminación específica sufrida por mujeres nacidas biológicamente como tales.

 

Por otro lado, el feminismo trans-incluyente defiende que la identidad de género debe primar sobre el sexo asignado al nacer. Para este grupo, negar la condición de mujer a las mujeres trans perpetúa la exclusión y la discriminación, y consideran fundamental que el feminismo integre a todas las personas que se identifican como mujeres, independientemente de su biología.

 

Famosas en el centro del huracán

La polémica ha alcanzado gran visibilidad internacional gracias a figuras como J.K. Rowling. La autora británica se ha posicionado claramente en el sector mujer-centrado, argumentando que la protección de los espacios exclusivos para mujeres y la preservación del concepto biológico de mujer son esenciales para la seguridad y los derechos de las mujeres. Rowling ha expresado su preocupación de que la inclusión de mujeres trans en estos espacios pueda suponer un riesgo y un retroceso en las conquistas feministas, aunque también ha reconocido la vulnerabilidad de las personas trans y su derecho a la protección.

 

En contraposición, activistas y celebridades del ámbito trans-incluyente defienden que restringir el acceso de las mujeres trans a espacios femeninos es una forma de discriminación que perpetúa la violencia y la exclusión social. Para este sector, el reconocimiento legal y social de la identidad de género es un paso imprescindible hacia la igualdad y el respeto a la diversidad.

 

La ley y la sociedad, en el epicentro del debate

En España, la aprobación de la ley trans ha intensificado el debate, al permitir el cambio legal de género sin necesidad de intervenciones médicas. Esta legislación ha sido celebrada por colectivos trans y feministas inclusivos, pero también ha sido criticada por sectores que consideran que puede poner en peligro los derechos de las mujeres y reforzar estereotipos de género en lugar de superarlos. Por ejemplo, el  21 de junio hubo una manifestación por la derogación de la Ley Trans.

 

La Ley Trans en España: Derechos, Sanciones y el debate que divide al feminismo

 

¿Qué Derechos Garantiza?

La ley, oficialmente llamada Ley para la Igualdad Real de las Personas Trans y Derechos LGTBI, establece:

  • Autodeterminación de género: Cualquier persona mayor de 16 años puede cambiar su nombre y sexo en el Registro Civil con un simple trámite administrativo.
  • Protección a menores: Adolescentes de 12 a 16 años pueden hacerlo con aval judicial; entre 14 y 16, con consentimiento parental.
  • Salud pública: Garantiza tratamientos hormonales y quirúrgicos en la sanidad pública, y prohíbe las "terapias de conversión".
  • Lucha contra la discriminación: Introduce protocolos en escuelas y sanciones para delitos de odio.

 

El Sistema de Sanciones

La ley castiga con multas de hasta 150.000 euros las conductas LGTBIfóbicas:

  • Infracciones leves (200-2.000 €): Comentarios discriminatorios en espacios públicos.
  • Graves (2.001-10.000 €): Uso de material educativo que estigmatice por identidad de género.
  • Muy graves (10.001-150.000 €): Terapias de conversión o incitación sistemática al odio.

 

Tres Polémicas que ponen en duda su robustez

 

1. La grieta feminista
Organizaciones históricas de mujeres acusan a la ley de "borrar el sexo biológico". Temen que hombres condenados por violencia de género cambien su registro para acceder a cárceles femeninas o a cuotas laborales para mujeres. El gobierno insiste en que un artículo específico (Art. 46) lo impide, pero las críticas persisten.

 

2. El dilema de los menores
Colectivos médicos y familias alertan sobre la falta de evaluación psicológica obligatoria para adolescentes. Señalan casos en Europa donde leyes similares han derivado en arrepentimientos ("detransiciones"). La norma exige solo "madurez suficiente" y acompañamiento facultativo, no vinculante.

 

3. La batalla en el Constitucional
El Partido Popular recurrió la ley ante el Tribunal Constitucional (TC), cuestionando artículos clave. En abril de 2025, un ponente progresista propuso avalarla con ajustes, pero la división interna del TC ha retrasado la decisión.

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