Naiterra impulsa la vuelta de los caballos salvajes al monte de Froxán para prevenir incendios
El monte de Froxán, en Lousame, reconocido en 2017 por la ONU como Área Conservada por Pueblos Indígenas y Comunidades Locales (ICCA), será escenario en los próximos días de un pionero proyecto ambiental que busca devolver a este territorio la presencia de los caballos salvajes. La iniciativa, bautizada como “A volta das bestas”, cuenta con el impulso inicial de la Fundación Naiterra y tiene como objetivo recuperar un elemento clave en la gestión natural del monte y la prevención de incendios.
Las bestas, como se conoce tradicionalmente a los caballos salvajes gallegos, cumplen un papel esencial en el equilibrio ecológico. Con su pastoreo, reducen la biomasa inflamable, evitando la acumulación de matorral que podría alimentar fuegos forestales. Además, previenen la erosión del suelo, retienen carbono y mantienen hábitats prioritarios como las turberas y los queirogales húmedos atlánticos, ecosistemas en retroceso pero fundamentales para la biodiversidad.
A mediados de agosto se prevé la introducción de las primeras yeguas, que se sumarán al garañón adquirido por la asociación Montescola. Con ellos se formará la primera grea —grupo social estable de caballos salvajes— que será liberada en el monte para su vida en libertad controlada.
Un proyecto con respaldo social y fiscal
Paralelamente al inicio del proyecto, se ha activado una campaña de micromecenazgo que permite a cualquier persona “amadriñar” una besta mediante una aportación simbólica de un euro al mes, a través de la plataforma Teaming. Las aportaciones cuentan con una deducción del 80% en el IRPF, lo que supone un incentivo notable para implicar a la ciudadanía.
La recaudación se destinará no solo a ampliar la grea hasta alcanzar los 10 caballos en los próximos meses, sino también a crear infraestructuras básicas que permitan el manejo seguro de los animales y su protección ante posibles amenazas como ataques, accidentes o enfermedades.
El trasfondo de esta iniciativa responde a la dramática reducción de la población de caballos salvajes en Galicia. En la década de 1970 se estimaban en torno a 20.000 ejemplares, mientras que hoy no se llega ni a la mitad. En la Serra do Barbanza apenas sobreviven unos pocos centenares.
Grandes herbívoros, aliados contra los incendios
El proyecto tiene también una motivación clara: recuperar el papel regulador de los grandes herbívoros en el paisaje. En la Serra do Barbanza, los queirogales —matorrales de brezo de gran valor ambiental— están desapareciendo y degradándose ante la expansión de especies invasoras como el eucalipto o la acacia y por la pérdida de usos tradicionales ligados a la ganadería extensiva.
La reducción drástica de caballos salvajes y la desaparición de otras actividades agrícolas y forestales ha acelerado la matorralización del monte, un fenómeno que genera masas vegetales continuas y muy inflamables. Esto incrementa el riesgo de incendios recurrentes, muchos de ellos de elevada intensidad y con gran impacto ecológico, económico y social.
Este proceso no solo amenaza la biodiversidad, sino que también afecta directamente a servicios ecosistémicos básicos. Entre ellos destaca la capacidad del territorio para almacenar y filtrar agua, un recurso vital para las poblaciones cercanas.
Desde la década de 1990, los caballos salvajes han sufrido un declive generalizado. Uno de los factores que aceleró la caída de las poblaciones fue la introducción en 2008 de la obligatoriedad de registrar e implantar un microchip en todos los caballos, medida que los equiparó legalmente a animales domésticos y complicó la continuidad de las manadas en libertad. A esto se sumaron conflictos de uso del territorio y presiones derivadas de la actividad humana.
La desaparición de las greas trajo consigo consecuencias inesperadas en la fauna silvestre. Al desaparecer uno de los presas potenciales o competidores naturales del lobo ibérico en la Serra do Barbanza, se alteró el equilibrio poblacional y aumentaron los conflictos entre esta especie y las actividades ganaderas.
“A volta das bestas” pretende restaurar hábitats prioritarios como los queirogales y las turberas a través de la reintroducción del pastoreo natural. Este modelo de manejo del monte fomenta una paisaje mosaico, con claros y zonas de matorral intercaladas, lo que sirve como cortafuegos natural frente a los incendios.
Este enfoque se integrará y complementará con las acciones que la Comunidad de Montes de Froxán ha puesto en marcha durante la última década. Entre ellas destacan la plantación de más de 20.000 árboles de especies autóctonas y la consolidación de un cortalumes verde de casi 50 hectáreas, una franja arbolada destinada a frenar la propagación de las llamas. Ahora, los caballos salvajes contribuirán a su mantenimiento mediante el control de la vegetación arbustiva.
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