Hacer país desde los Concellos

Manoel Barbeitos
Economista

Resulta evidente que, a pesar de los años que llevamos de democracia, de contar con unas instituciones autonómicas (Gobierno, Parlamento, Tribunal Superior de Xustiza, Valedoa do pobo, Consello Consultivo), una carta constitucional (Estatuto de Autonomía), unos medios públicos gallegos (CRTVG), una Real Academia Galega, un Consello da Cultura Galega, un himno y una bandera propios...la articulación institucional, territorial, social y cultural de Galicia como país es aún muy deficiente

 

Entre las razones que explican tales deficiencias están los elevados déficits municipales tanto a nivel individual como colectivo. Unos déficits derivados, por caso, de que los ayuntamientos gallegos no ocupan, en el espacio de las políticas públicas, el lugar que les son propios en una democracia avanzada. No ocupan ese lugar, entre otras razones relevantes, porque los partidos políticos, como podemos comprobar en las sucesivas compañas electorales, no parecen ser quienes de dotarse de unas políticas municipales que combinen la visión particular con la visión de conjunto. No tienen una oferta política que incluya un programa individual para cada ayuntamiento, en base a sus problemas propios y particulares, junto a un programa municipal común para el país. Una oferta política tal que, más allá de la lengua y la cultura abarca, por caso, materias tan relevantes como la fiscalidad, el modelo territorial y urbanístico, la defensa del medio ambiente, la vivienda, la igualdad de género y el bienestar comunitario. Materias que dibujan un país.

 

Una evidencia de esta falta de perspectiva de país la vemos, por caso, en la común defensa de las Diputaciones Provinciales -un vestigio de las Cortes de Cádiz (30 de mayo de 1812)- que va en dirección contraria a lo que sería una política de "hacer país desde los ayuntamientos". Una defensa en la que influye decisivamente el "atroz partidismo" que antepone los intereses partidarios a los intereses municipales o comunitarios. He ahí que, como viene sucediendo desde siempre, todos los partidos políticos sustituyan el debate sobre los problemas que acucian a los ayuntamientos gallegos como, por caso, los citados en un artículo anterior en este mismo medio por una confrontación partidista en la que el gobierno municipal aparece como una palanca para alcanzar el poder autonómico y no como un poder gallego con personalidad de por sí tal como establece, por caso, el Estatuto de Autonomía (Arts. 2.2 y 49).

 

Una estrategia que está demostrando ser un fracaso, he ahí el caso particular del PSdeG-PSOE qué siendo mayoría municipal -el 55% de los gallegos y gallegas están gobernados por un regidor o regidora socialista- no pasa de ser la tercera fuerza en el Parlamento gallego. Una estrategia que también está impidiendo que los ayuntamientos gallegos contribuyan a hacer país. Un país que sea una democracia avanzada.


 

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