Pablo Iglesias, la casualidad, sus hijos y las redes sociales

Carmen P. Flores

 

El exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, en una foto de archivo
El exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, en una foto de archivo

 

Los tiempos cambian, la introducción de nuevas tecnologías, nuevos espacios de comunicación -¿exhibición? Nuevas experiencias? - ¿Eso es bueno? Depende de la utilización que se haga de ellos. Las redes sociales están de moda, especialmente entre los jóvenes, que las utilizan con pasión, entrega y en muchos casos con irresponsabilidad. Son escaparates donde se expone la vida de los que hacen uso de ellas: publicación de fotografías, comentarios, informaciones familiares, profesionales, gustos, comentar lo que hacen, harán y un largo etc. Es una exposición excesiva donde la privacidad ha desaparecido. ¿Es bueno? Creo que no. José Saramago afirmaba que “estamos llegando al fin de una civilización, sin tiempo para reflexionar, en la que se ha impuesto una especie de impudor que nos ha llegado a convencer de que la privacidad no existe”. No andaba desencaminado el escritor portugués con esta reflexión.

 

Los medios de comunicación cada día más – porque hay demanda- dedican espacios a las llamadas noticias del corazón. Con ellas se intenta conseguir las primicias de personas conocidas, en todos los campos. En ese terreno hace ya un tiempo han entrado también algunos políticos. Es conocido, hace un par de años, la “persecución" sufrida por la pareja Pablo Iglesias, e Irene Montero desde que se compraron el “casoplón”, y cuando nacieron sus hijos. Buenas broncas con los periodistas, sobre todo con los gráficos. Defendían su intimidad y su derecho a no ser molestados. Hablaban de menores… Hasta ahí, me parece correcto, los menores y los no tan menores tienen derecho, aunque sean hijos de personas populares o cargos políticos, a no ser molestados. Creo que están en su derecho en protegerlos, a los hijos no se les puede utilizar  por parte de nadie

 

Esta premisa de que los hijos pasen desapercibidos también es válida para sus progenitores. Los hijos no deben ser utilizados, expuestos por sus padres ¿Con qué fin? Ellos sabrán. Estos días saltaba una noticia “curiosa” que tenía como protagonistas a Pablo Iglesias  y su hija pequeña En medio de una de sus intervenciones radiofónicas realizadas por streamer, se coló su hija e intervino en directo pidiéndole que le diera un beso mientras su  paternal padre le explicaba que estaba en la radio. Una escena de lo más tierna. Su hija se le había “colado”. ¿No tenía la cuidadora? ¿O a la abuela que vigilara a la pequeña y sus otros dos hermanos? Seguro que sí. Cuando alguien interviene -  Iglesias es habitual en tertulias radiofónicas - toma las medidas para no ser molestado. Eso seguro que es así. Por lo que sea le interesaba mostrar la faceta de padre amantísimo, como hizo después colgando en las redes  este episodio, con foto incluida. ¿Con qué motivo? La imaginación es libre.
 

Pero no solo Pablo Iglesias utiliza las redes sociales para exponer a sus hijos, es fácil ver como Irene Montero exhibe fotos de  sus hijos de espaldas.

 

Son muchas las instantáneas con texto que suben a las redes: camino de la playa, jugando con sus juguetes en un amplio espacio, paseando con sus padres… La exposición de los hijos de la pareja Iglesias-Montero es excesiva y no nueva. Nos viene a la memoria cuando la ministra y flamante mamá llevaba a su bebe a su puesto de trabajo, o a cualquier reunión institucional, con fotografías incluidas. En la sede del ministerio de la que es titular Montero, la pequeña era cuidada por alguna de los cargos de confianza que habían designado a dedo. Gozaba y abusaba de los privilegios del cargo, cuando cualquier mujer trabajadora también con hijos/as no ha podido y sigue sin poder hacer lo mismo que ella. Es decir,llevar a los hijos a sus puestos de trabajo ¿Mujer feminista? ¿Solidaria y ejemplar? Está visto que no. Ella ha podido hacerlo, sin importarle el mal ejemplo que ha estado dando hasta que alguien le dijo que parara de hacerlo. Montero e Iglesias aplican esa frase tan popular que dice “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago". Lo han venido demostrando desde que tocan y disfrutan el poder. Como decía Ortega y Gasset “el mando debe ser un anexo de la ejemplaridad”, pero esta no está hecha para el dúo que manda y controla Unidas Podemos.

 

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