La Cumbre del Clima en el país del petróleo y el gas, toda una paradoja

Carmen P. Flores

Son muchos los intereses que hay en juego y cada uno intenta salvar su territorio, especialmente en lo referente a sus negocios, a su economía.

 

Archivo - Sultán Al Jaber, presidente de la COP28
Archivo - Sultán Al Jaber, presidente de la COP28

Hace ya algún tiempo que el clima está cambiando. Los efectos son palpables y cada vez más evidentes con consecuencias catastróficas. No pasa una semana que los efectos del cambio climático no aparezcan: lluvias torrenciales, inundaciones, terremotos, tsunamis. Lo vemos, bastantes lo sufren, especialmente los más pobres.


Nos viene a la memoria la fábula del pastor mentiroso y su ya conocida frase: ¡que viene el lobo! No hace falta describir todo el episodio, es bien conocido por todos. Lo mismo ha ocurrido con el cambio climático. Voces autorizadas hacía años que venían denunciándolo, pocos las escucharon, incluso los tacharon de locos, hasta hace bien poco, cuando lo evidente no se podía tapar más o engañar a la gente.


Los mandatarios mundiales se suelen reunir en conferencias para hablar de la problemática y las propuestas que deben hacer cada país para combatirlo,  porque lo que la sociedad tiene  ya en cima  no es ninguna broma, sino algo muy serio , preocupante .No siempre los resultados de los encuentros  son los esperados. Son muchos los intereses que hay en juego y cada uno intenta salvar su territorio, especialmente en lo referente a sus negocios, a su economía.


Este jueves se iniciaba en los Emiratos Árabes Unidos, concretamente en la ciudad de Dubái la Cumbre del Clima anual de la ONU, la COP 28. La rareza o contradicción de la cumbre es la elección del escenario, Dubái, que preside  además la misma siendo una de las” tierras mundiales” del petróleo y el gas, cuando uno de los objetivos de la cumbe para combatir el cambio climático es eliminar el uso de los combustibles fósiles. El 29 % de los ingresos de Dubai dependen del petróleo y el gas, - ¿sorprendente, no?  Claro que, si se aplica la letrilla del ingenioso escritor del siglo de Oro español, Francisco de Quevedo, se entenderá mejor. “Poderoso caballero es don dinero”, no hace falta explicar nada más. Los petrodólares acallan voces y conciencias. No obstante, siempre hay quijotes dispuestos a luchar contra ellos.


En el acto inaugural, el secretario General de la ONU, António Guterres, incidía en los combustibles fósiles y en la necesidad de desengancharse de ellos si se quieren evitar los devastadores efectos del calentamiento global. Guterres propuso la eliminación gradual de los combustibles ;“No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles”, apostilla el secretario general de la ONU.


La propuesta de España, igual que la europea, tiene tres objetivos: triplicar la capacidad de generación de energías renovables, doblar los objetivos de eficiencia energética esta misma época y poner fin a la producción y consumo combustibles fósiles para energía. España tiene un papel muy importante dado que ostenta la presidencia de la UE.


Los debates de la cumbre no van a ser un camino fácil, los países más dependientes de los combustibles fósiles no van aceptar las propuesta que surjan, les va su economía. Les importa bien poco lo que pueda sucederles a sus ciudadanos y por supuesto al resto del mundo. Entre los países más contaminantes se encuentran China y la India, que además del petróleo, no son los únicos que tienen también una gran dependencia del carbón.


La factura del cambio climático no es igual para todos. Ha llegado primero a las poblaciones más pobres. El 1% más rico del planeta emite la misma cantidad de carbono que el 66% de la población mundial, toda una barbaridad ¿Se podrá introducir en el texto que surja de las deliberaciones alguna promesa de reducir los combustibles fósiles? Si no no se consigue, la cumbre puede terminar en un documento descafeinado. Seguro que alguna buena noticia saldrá del cónclave de los poderosos, como podría ser  la puesta en marcha del fondo de pérdidas y daños para compensar a las zonas más vulnerables por los efectos del cambio climático, de los que no son responsables, y suele ocurrir en las zonas más pobres.  Los fondos serán gestionados por el Banco Mundial. La segunda parte de este  proyecto es la dotación económica que deben aportar todos los países, pero también las multinacionales . Ese será otro de los problemas que tendrán que resolver lo más rápidamente posible. Es la obligación de todos.


Como aún quedan algunas jornadas, con todos los inconvenientes a los que se enfrentan, sería un gran error - van unos cuantos- de la cumbre de los  poderosos, pese a los petrodólares, no llegar a un texto de consenso . No hacerlo sería un fracaso más de la cumbre , van otros más de las anteriores… “Poderoso Caballero es don dinero”, que decía Quevedo.
 

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