Putin detiene a altos cargos por corrupción, ¿de verdad?

Carmen P. Flores

Putin visitando una planta de tanques en una imagen del Kremlin
Putin visitando una planta de tanques en una imagen del Kremlin


 

Hay una expresión con distintas interpretaciones que se puede emplear para definir algunas actitudes. “Donde fueres, haz lo que vieres”, que viene a decir que hay que adaptarse al lugar donde se vaya. Eso debió pensar el ya exjefe del Estado Mayor ruso, el teniente general Vadim Shamarin, que ha sido detenido por las autoridades de su país tras ser acusado de haber recibido sobornos en gran cantidad. La situación no es nueva, en un mes han sido detenidos cuatro militares de alto rango: el ministro de Defensa, el viceministro de Defensa, el responsable de proteger los secretos del Estado y hace unos días la lista se cerraba, de momento, al general que denunció las carencias de materiales del ejército.


Las detenciones se enmarcan en una purga en toda regla, dicen voces autorizadas, aunque se intente camuflar con la corrupción, que, por otra parte, no es nueva en el gobierno que preside con mano de hierro Putin. Empezando por él mismo que, según dice, tiene miles de millones fuera de Rusia. Se ha construido varios palacios dentro del país que emulan más a los factos de los zares que a un líder comunista.

 

La transformación de Putin ha sido espectacular desde que llegó al poder. Debe ser que los placeres que da el dinero le ha cambiado la ideología, pero no la de los demás, que sufren las consecuencias del zar más poderoso de todas las Rusias que emplea la mano dura para mantenerse en el poder como sea.


Si Putin, presuntamente, desvía el dinero a paraísos donde no lo puedan descubrir, el ejemplo sirve a los que están a su alrededor, que no son precisamente los sirvientes, o las cocineras, sino altos cargos que tienen la capacidad de acceder a realizar sus chanchullos. Lo malo del asunto es que  igual se pasan de listos y al final los terminan descubierto.

 

Se habla que en Rusia cada año unos 300 mil millones de dólares de los fondos rusos son robados, sustraídos o malversados por funcionarios que tienen  el acceso a ellos, con la ayuda de antiguos oficiales de la temida KGB, lugar de procedencia también del propio Putin.


Putin ha convertido su mandato en un terror para las personas que no piensan ni actúan como él.  Eso les coloca la etiqueta de enemigos y lo soluciona  haciéndolos desaparecer como por arte de “mágia”: caen por las ventas, son envenenados y los que encarcelan, y no vuelven a pisar la calle nunca más. Así que, con este panorama, la gente que ha hecho “fortuna” y conoce los métodos, intenta salir del país, cosa que no les garantiza que estén a salvo. Hasta los empresarios que ha crecido alrededor del régimen no están seguros. Si se mira la hemeroteca, unos cuantos de ellos, amigos del dictador, han desaparecido. La mano de Putin es muy larga y sus métodos infalibles.


En la actualidad,  la invasión de Ucrania tiene la excusa perfecta para dos cosas: desviar más dinero a esos paraísos fiscales y dos, cargarse a todos los altos cargos que lo “único” que ha hecho es cumplir el ejemplo de su jefe  con la mala suerte de que los han cogido.

 

“Donde fueres, haz lo que vieres”, claro que una cosa es decirlo y otra ponerlo en práctica.Ya lo decía Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”.

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