Así armó la Xunta la "bomba de relojería" que estalló en la mayor oleada de incendios forestales de la historia

Un cambio en la meteorología, el paso de los días y, sobre todo, el empeño de los trabajadores encargados de las labores de extinción, han sido determinantes para poder hablar, ya sí que sí, del inicio del fin de la ola de incendios que se ha cobrado en Galicia decenas de miles de hectáreas. Una vez superado lo peor de esta crisis, desde la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) denuncian a través de su sección sindical en el Servizo de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais (SPIF) las condiciones "deplorables" en las que tuvieron que trabajar los profesionales encargados de la extinción de incendios poniendo en riesgo "su seguridad y salud".

"UNA BOMBA DE RELOJERÍA"

Primeramente, desde la CNT recalcan que los incendios tuvieron lugar "en un contexto de alarmante falta de efectivos y de desorganización del servicio". "Es de sobra conocido que el SPIF no cuenta con personal suficiente para cubrir todos los operativos porque existen muchas plazas desiertas en los distritos de la provincia de Ourense. A esto hay que sumar que se decidió reducir el número de efectivos en cada una de las brigadas", relatan desde el sindicato. 

Falta de efectivos, una inexistente cobertura de bajas o la ausencia de conductores que dejaron muchas motobombas totalmente inoperativas fueron algunas de las circunstancias con las que se encontraron los profesionales en primera línea de fuego. No era algo nuevo, pues ya un mes antes la CNT advertía que el coctel resultante de todas esas carencias era "una bomba de relojería" al enfrentar los incendios simultáneos "con la mitad de medios y con el doble de riesgo".
 

"EL FUEGO SE APAGA EN INVIERNO"

"No era difícil saber que la bomba explotaría", lamenta el sindicato, que entiende que existe una "falta crónica de efectivos" en las labores de prevención que deberían desarrollarse a lo largo del año. "Solemos decir que el fuego se apaga en invierno y no en verano, y no puede ser más cierto", certifican desde el sindicato, que demanda un aumento en las plazas y un cambio en el modelo, toda vez que el personal fijo-discontinuo trabaja tan solo siete meses "entre mayo y noviembre, prácticamente siempre en temporada de riesgo alto de incendios". 

"Es necesaria la ampliación estructural del servicio con personal fijo contratado a tiempo completo", subraya, mientras acusa a la Xunta de "vender humo mientras nos ahogamos en él". A todo esto hay que sumar los medios "deficientes" para la extinción de los incendios. "Los EPI que entregan no son válidos para la extinción de incendios de este tipo", reprende el sindicato, relacionando el empleo de este material con "quemaduras y otros percances" que sufrieron los bomberos. 
 

Jornadas maratonianas, por encima de las doce horas al día, "lo que implica trabajar en contextos de cansancio extremo y que supone un peligro incrementado de sufrir accidentes o resultar lesionados", largos viajes por carretera para el personal desplazado desde distintos puntos de la comunidad o el "trato inhumano que recibe el personal por parte de la Xunta", citando la mala almientación que recibieron durante las labores de extinción o el estrés constante al que fueron sometidos como parte de ese maltrato de un colectivo que se siente bilipendiado ante la UME, pues reprochan que se "privilegie a la UME" en las imágenes tras sofocar los incendios, empleando el lema 'Quen apaga o lume? Nós, non a UME'.