Animales carbonizados, otros sin refugio; expertos piden moratorias a la caza tras incendios en Galicia

Las imágenes son de una dureza considerable, no aptas para todos los estómagos. Son también prueba gráfica de la virulencia de los incendios forestales de este año en Galicia.

Un lobo en pleno intentó de huida se mantiene en un equilibrio impropio para un cadáver. No muy lejos un ciervo yace tumbado, todavía con su orgullosa cornamenta completa. 

Cuerpos carbonizados que recuerdan a las famosas imágenes de Pompeya. 

Allí, la velocidad de las cenizas volcánicas del Vesubio no dejó margen de escapatoria a toda una ciudad. En la Serra de Queixa fue la furia de las llamas quien atrapó a una parte de la fauna salvaje. 

A una parte porque otra, se supone, logró escapar. 

¿Escapar a dónde? Solo en el incendio de Chandrexa de Queixa ardieron 16.000 hectáreas. 

Con todo, la experiencia de otras olas de incendios y las imágenes tomadas dede el aire, por ejemplo las de Greenpeace, muestra que dentro de ese desierto negro sobrevieron pequeños oasis de verdes. Vaguadas y valles profundos que, por los caprichos del viento, la orografía o el esfuerzo de los brigadistas se salvaron de las llamas. 

Allí y en las zonas limítrofes se supone que refugió parte de la fauna salvaje, dispuesta a reconquistar sus hábitats a medida que la vegetación renazca.

El riesgo evidente. Muchos de los supervivientes podrían morir en los próximos meses. Casi toda tierra que les servía de alimento y refugio está calcinada. 

Así las cosas, varios colectivos ambientalistas están reclamando a la Xunta medidas urgentes. Por ejemplo, el Fondo para a Protección do Lobo Ibérico renovó su petición a Galicia la Xunta para que no tramite solicitudes de batidas, asunto en disputa judicial.

La problemática desborda la polémica sobre el lobo.  En teoría, no se puede cazar en terrenos pasto de las llamas. Ni lobos ni nada. La ley lo prohíbe durante dos años en los cotos de caza afectados. 

Ahora bien, nada se regula para las zonas limítrofes o esas islas de vegetación que se salvaron, donde es probable que se acumulen más cabezas de lo habitual. Los ambientalistas entienden que las restricciones vigentes no llegan, porque estaban pensados para incendios de un calibre mucho menor de los actuales, que han arrasado comarcas enteras.

Por eso algunos colectivos piden una moratoria más amplia. Por ejemplo INTERCIDS, una entidad sin ánimo de lucro que aúna a técnicos jurídicos expertos en derecho animal y natural, ha reclamado “prohibir la caza en las comunidades asoladas por los incendios”. 

En concreto, esta ONG plantea que la caza quede suspendida en las zonas afectadas por los incendios de forma amplia. Una moratoria no solo en los terrenos directamente arrasados por el fuego, sino también en las áreas colindantes a las que se han desplazado los animales. En INTERCIDS argumentan que si se permite la caza en los alrededores de los terrenos incendiados, la repoblación quedaría comprometida, ya que la fauna tendría menos opciones de regresar al haber sido eliminada en esas zonas limítrofes.

La respuesta de la Xunta al problema de la afectación de los incendios sobre la fauna salvaje se ha centrado, por ahora, no en prohibiciones a mayores de la caza, sino  en ayudas a los cazadores. Subvenciones que fueron rapidísimas, aunque muy modestas.

Ayudas de la Xunta para que los cazadores planten cereales y distribución de paja y grano

El 29 de agosto, cuando la gran ola de incendios todavía no había terminado, la conselleira de Medio Ambiente firmó una orden de ayudas que ofrece a cada titular de terrenos cinegéticos ordenados (tecores) 30.000 euros para plantar cereales y 12.000 euros para reparar infraestructuras. 
 

El 13 de agosto, la Conselleira Ángeles Vázquez, se reunió con los representantes de unos 70 tecores en una de las zonas más golpeadas, Viana do Bolo. La política prometió más subvenciones.

Adega: "preténdese tapar a inoperancia e o abandono da Xunta regando con cartos públicos a colectivos 'amigos', habitual despensa de votos, desta volta os cazadores"

Algo que le ha valido las críticas de algunos colectivos ecologistas. “En troques de asumir responsabilidades e tomar medidas para evitar no posíbel esta recorrente desfeita e mitigar as súas consecuencias, preténdese tapar a inoperancia e o abandono da Xunta regando con cartos públicos a colectivos 'amigos', habitual despensa de votos, desta volta os cazadores”, criticaron desde Adega, que también pidió “dispoñer barreiras anti-escorrentías e faixas de estrume; sementar herbáceas de crecemento rápido para fixar o chan; dispoñer refuxios e alimento para a fauna salvaxe e o gando”. 

Tras el fuego, hubo grupos de voluntarios que se organizaron. Por ejemplo, en Carballeda de Avia vecinos recogieron alimentos que dejaron en el monte. Bolsas de plátanos, cereales, patatas …. Una loable muestra de la solidaridad a pie de calle e inmediata. Con todo, evidentemente, un voluntarismo no llega para afrontar un problema de tal magnitud.

El 19 de septiembre Medioambiente informó que “a Xunta continúa co reparto de palla e cereais para alimentar a fauna silvestre que se viu afectada polos incendios forestais do verán”.  Los esfuerzos se centraron en los Ayuntamientos de Maceda, Oímbra, Monterrei, Cualedro y Laza. 

La cantidad distribuida por la Xunta entonces de 5 toneladas de paja y 300 de cereales. En total el gobierno prevé dejar en el monte  31.000 kilogramos de paja y 3.000 de grano ¿Suficiente para salvar a los que escaparon del fuego?