Pedro Alonso: “Es necesario un referéndum sobre el eucalipto”
Habrá en Galicia quien sepa más de naturaleza, pero pocos hay que patearan más monte que Pedro Alonso. El biólogo detalla décadas en la sierra atrás del lobo y en luchas ecologistas en “A fraga esborrallada. Crónicas naturalistas dacabalo de dous séculos”, crónica de cómo agoniza a Galicia rural pero también de las victorias del movimiento ecologista gallego, que también las hubo. En esta entrevista con Galiciapress, el naturalista aborda temas como Altri, Ence, las eólicas y los incedios. Su apuesta pasa por dejar de considerar el monte solo como una fuente de riqueza y también por una consulta popular sobre las coníferas y los eucaliptos.
"A fraga esborrallada" es el retrato de una generación que fundó el ecologismo gallego en los 70 y 80. Medio siglo después, con Galicia enfrentando una crisis medioambiental sin precedentes por los incendios y la eucaliptización, ¿qué lecciones de aquella generación siguen válidas? Como miembro de aquel grupo, y visto el calibre del destrozo ambiental actual, ¿se siente derrotado? El libro es una crónica de esa derrota.
Globalmente, si colocamos en una balanza los logros y los fracasos, es inevitable reconocer que pesan bastante más los últimos. El panorama ambiental, al igual que el político que lo ampara, es lo que es. Sólo con el entusiasmo y el compromiso se puede parar el destrozo. Aunque no se puede cantar victoria, en la actualidad somos testigos de la decadencia de un proyecto estratégico como el de Altri y Greenalia, concebido como un paseo administrativo, social e institucional. Y, por el contrario, la organización de la respuesta, en la que participaron no pocos referentes de esa época, fue capaz de darle la vuelta a una locura como muchas otras de las que salen de la Xunta del PP. Perseverar, propagar y organizar son hoy actitudes que se aprendieron a lo largo de eses años que recorren las páginas de este libro. Así que, más que derrotismo, lo que se pretende es dar ánimos para la resistencia.
Aquí hay condiciones para el desarrollo rural, pero interesa dejar espacios vacíos para el extractivismo como el de Altri
En el libro documenta la "decadencia radical" de la Galicia rural . Hoy se habla mucho de una "España vaciada", de una "Galicia en extinción". En su opinión, ¿este abandono es una consecuencia inevitable de la modernidad, o fue un proyecto político y económico más o menos deliberado? Mencionaba el plan de la celulosa de Palas, ¿es Altri el ejemplo más reciente de ese proyecto?
La modernidad entró galopando por múltiples comarcas donde apenas una docena de años atrás vivía de la economía de subsistencia y las remesas de la emigración. La metamorfosis que vivimos en esos años es el resultado de un proceso imparable, por un lado, y de una renuncia, por otro. La condición subalterna de nuestro país, incapaz de blindar sus sectores productivos estratégicos, es la explicación lógica de que ese proceso, que en otras esferas tuvo una repercusión limitada, en el contexto gallego fuera una verdadera hecatombe. No se trata de equiparar lo acontecido en nuestra tierra con el que pudo haber pasado más allá del Padornelo hasta el Duero, donde las consecuencias han sido, si cuadra, peores. Aqui existían, y existen, condiciones reales para el desarrollo rural. Pero lo que interesaba era curtocircuitar el sistema medio rural-población, para generar grandes espacios vacíos donde impulsar el extractivismo convencional. Lo de Altri-Greenalia es de manual.
Usted vincula el abandono del rural y la erosión de la vida tradicional con los grandes incendios. Más allá del tópico del "terrorismo incendiario", ¿dónde sitúa usted la principal responsabilidad de las oleadas de incendios que asolan Galicia; en la política forestal basada en el eucalipto o en la sociedad que abandonó el monte?
Todo va de la mano. La imposibilidad de encontrar condiciones de vida dignas favorece el abandono. La destrucción del tejido productivo rural y la inexistencia de oportunidades de empleo, disparan el abandono. Esa metamorfosis del paso de una sociedad anclada en la subsistencia, a medio gas, a una sociedad consumista, hace imposible la permanencia. Por ejemplo, la aparición de Alúmina-Aluminio desencadenó un masivo abandono de las aldeas de A Mariña. Ese vacío fue ocupado por el eucalipto, mediando pequeños productores que marcharon para las villas y grandes especuladores que encontraron una oportunidad de negocio. No es facil eso de ser “silvicultor profesional” cuando se tienen 3 o 4 hectáreas. Buena parte de esos predios carecen de atención. En otras áreas, principalmente de la Dorsal Gallega hacia el mar, donde las coníferas fueron inicialmente la referencia, o en los montes públicos de la provincia de Ourense, el impulso de la silvicultura intensiva cobró el peajedel abandono de la ganadería extensiva menor, de ovejas y cabras, y el crecimiento de una ingente masa de arborizado altamente combustíbel e inflamable. Sólo hay que recordar el documento técnico del Plan Forestal de 1991 para comprender que la obsesión produtivista es responsable de la actual vulnerabilidad.
Siempre se habla de "más medios de extinción". Basa en su experiencia de décadas pateando el monte, si fuera presidente de la Xunta por un día, ¿cuáles serían las dos primeras medidas que tomaría para empezar a solucionar ya el problema de los incendios en Galicia?
Si el tu leitmotiv es la productividad en base a la silvicultura intensiva, la política preventiva es un obstáculo y todo se fía a los medios de extinción, especialmente a los aéreos, más eficaces, más costosos y, sobre todo, con mayores posibilidades de ¡negocio'. Sería interesante abordar la elaboración de una ley estratégica que transversalizase toda la política de medio rural y captara fondos para movilizar recursos, humanos y económicos, para darle la vuelta a la actual situación de abandono. Y, a continuación, convocar un referendum que amparara la reducción significativa de la superficie ocupada por coníferas y eucaliptos, sin descartar la eliminación de esta última especie.
La polaridad dominante sobre el lobo es una muestra clara de la ceguera con la que se interpreta la realidad
Dedica un capítulo muy personal, "A ouvear con los lobos". El lobo es centro de una enorme polémica política y social sobre la que usted se pronunció en reiteradas ocasiones pero, más allá de la polémica, ¿qué fue lo que aprendió de ellos todos estos años en el monte ?
Una vez, acompañando Francisco Álvares, investigador del lobo en Portugal, estábamos en un lugar alejado conocido como O Nariz do Mundo. En una pequeña aldea, una vieja de ojos gacios y arrugas como regos de arado ns mostró una gola de lobo, un fragmento de la tráquea de un lobo, conservada para curar la dolencia de los cerdos conocida cómo la “lobagueira”. Pasaban el agua por la “gola do lobo” y se la daban a los cerdos para curar. Todo lo que se vive en la actualidad ignora la dualidad del lobo como fuente de perjuicios, pero también como elemento natural con pleno derecho propio. La polaridad dominante es una muestra clara de la ceguera con la que se interpreta la realidad. Pero esto de la problemática del lobo es complicado explicarlo en unas pocas frases.
ENCE y las eólicas parten de la misma base de espoliación con carácter colonial en alianza con una casta política que procura su lucro
Su libro denuncia la "invasión eólica". Este es, quizás, el conflicto ambiental más popular en Galicia canda Altri. ¿La lucha actual contra los parques eólicos es el equivalente a la lucha de su generación contra las celulosas o los embalses? ¿Qué cambió?
Mi generación sólo tuvo que enfrentar aquella locura de las celulosas de EuroGalicia Forestal y Papelga, los embalses de Lindoso y Cenza y la fiebre de las minicentrales. Ence ya estaba implantada en Lourizán y la mayoría de los embalses producían kilovatios para toda España. Ence y los embalses fueron producto del franquismo. Ahora bien, sobre si son equiparables, diría que no son exactamente, aunque tengan la misma base de espoliación con carácter colonial. La resistencia contra las eólicas es legítima porque lo que se pretende es su masificación en contra de cualquier lógica. Podemos aceptar un determinado contribución de nuestro país a eso que ahora se llama descarbonización. Pero lo que se nos impone no es un abuso, es una vampirización de nuestros recursos, con un elevadísimo coste ambiental. Las celulosas y los embalses aparecen en un momento histórico donde el noroeste ibérico se presenta como espacio ideal para sostener el proyecto autárquico franquista. Hoy, sin dejar de ser algo similar, cuenta más la consideración de Galicia como un predio donde especular y hacer caja, en alianza con una casta política que procura su lucro y el final de su proyecto de demolición de la nación, para seguir haciendo caja.
La sociedad urbana vive en una esfera de cristal y se siente el centro del mudo. Y sin el campo no existiría.
En su libro describe el bosque como una "cápsula del tiempo" y habla de "contemplar la vida del bosque". ¿La sociedad urbana actual perdió esa capacidad de contemplación? ¿Es esa desconexión a raíz de nuestra incapacidad para defender el territorio?
Lo que más contempla una buena parte de la sociedad urbana es cómo va a llegar el fin de mes. Seducida, abducida y abstraída por el engaño consumista, el individualismo domina todas las esquinas de la vida. No se le puede pedir a alguien que lucha por mantener su familia un pequeño ejercicio de saludable vida contemplativa. Ese es uno de los triunfos de este capitalismo suicida. Pero sí, la sociedad urbana vive en una esfera de cristal y se siente el centro del mudo. Y sin lo campo no existiría. Parece trivial, pero debemos insistir en esto.
El libro es también un "ajuste de cuentas". Ser ecologista y naturalista en Galicia durante estos 40 años, ¿supuso más costes personales o más satisfacciones? ¿Valió la pena?
Como naturalista, los pequeños momentos de gloria quedan en la retina para siempre jamás. No vi naves arder más allá de Orión, pero he entrado a sitios en los que había décadas o siglos donde ninguno ser humano había entrado. Y he visto fenómenos de nuestra naturaleza, sólo o en compañía, que ya nadie va a ver más. Esas pérdidas, algunas más transcendentes que otras, siempre hacen que uno se replantee cosas. Convertir la tristeza en odio y racionalizar y controlar este para resistir, son mecanismos de supervivencia.
La batalla por nuestra naturaleza es indosociable de la lucha por nuestra soberanía, pero no garantiza la conservación de la naturaleza, basta mirar a Portugal, convertido en un predio celulósico
El epílogo se titula "Réquiem por unha outra Galiza rural", pero también es una llamada a la resistencia. Después de todo, ¿mantiene la esperanza o escribe desde el pesimismo de una batalla que, quizás, ya está perdida?
Lo de “requiem” no es en sentido mortuorio. Es una forma de describir la tristeza por algo que pudo ser y que aún puede ser. No sé si la batalla será nuestra, lo que sé es que si no se enfrenta, las consecuencias de una derrota sin resistencia serán aún peores. Por otro lado, la batalla por nuestra naturaleza es indisociable a la lucha por nuestra soberanía como pueblo y como nación. Sin los resortes políticos, no hay lucha ambiental con futuro. Y, por otro lado, con la mera independencia, no existe garantía de conservación de la naturaleza. Basta con mirar Portugal y su norte todo convertido en un predio celulósico. Si tenemos esperanza es porque tenemos convición en nuestra condición de nación y creemos en nuestras posibilidades como pueblo diferenciado.
¿Qué autocrítica debe hacer el ecologismo al respeto?
Siempre hay que ejercerla. Mas no hay que olvidar que el camino es largo. Lo que vemos es sólo la adolescencia. Y esa generación de la que hablamos transitábamos de la adolescencia a la madurez, imbuidos del entusiasmo y el descubrimiento. Eso sí.., a lo mejor pecamos de ingenuidad.
A fraga esborrallada. Crónicas naturalistas dacabalo de dous séculos acaba de ser editado por Toxosoutos y pronto será presentado en varias localidades del país como Vigo, Gondomar, Santiago, Lugo, A Coruña y posiblemente Ourense.
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