Docenas de muertos en accidente de funicular en Lisboa
Al menos quince personas han muerto y dieciocho han resultado heridas, cinco de ellas graves, en el dramático descarrilamiento del funicular de Gloria en Lisboa, uno de los iconos turísticos más reconocidos de la capital portuguesa.
El trágico accidente, que sucedió a las 18:00 horas locales, ha sacudido a toda la ciudad y ha generado una profunda conmoción tanto entre residentes como visitantes. El Gobierno portugués ha declarado luto nacional y las investigaciones han comenzado para esclarecer las causas del siniestro, que se apunta a un fallo en el sistema de tracción.
El funicular de Gloria conecta la plaza de los Restauradores con el Bairro Alto y el mirador de São Pedro de Alcântara, siendo una atracción imprescindible para los miles de turistas que visitan Lisboa cada año. El accidente se produjo por un cable suelto en el sistema de tracción, provocando que el vehículo descendiera descontrolado por la empinada cuesta, hasta chocar violentamente contra un edificio y quedar completamente destruido. El impacto fue de tal magnitud que el techo del funicular quedó aplastado y el vagón volcó, generando escenas de pánico y caos entre los pasajeros, la mayoría de ellos turistas, según el Instituto Nacional de Emergencia Médica.
Entre los heridos graves hay una niña de tres años, una mujer de nacionalidad surcoreana y trece personas con lesiones de menor consideración. Cinco pasajeros se encuentran en estado crítico y han sido trasladados de urgencia a centros hospitalarios de Lisboa. En la inmediata respuesta al desastre participaron más de veinte ambulancias, 62 bomberos y numerosos efectivos policiales, quienes acordonaron la zona y continúan las labores de rescate. Cientos de curiosos y turistas se acercaron al lugar, muchos grabando las escenas con sus dispositivos, reflejando el clima de angustia en la capital lusa.
El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, expresó públicamente su dolor y solidaridad con las víctimas. En un comunicado oficial, trasladó sus condolencias a las familias afectadas y pidió una investigación rápida y exhaustiva para aclarar lo sucedido. Por su parte, el Gobierno priorizó desde el primer momento el socorro a los afectados y confirmó el despliegue de todos los recursos disponibles en coordinación con el Ayuntamiento de Lisboa.
El alcalde de la ciudad, Carlos Moedas, dio la cara ante los medios minutos después de la tragedia, confirmando el número de víctimas mortales y destacando la diligente intervención de los Bomberos Sapadores, que llegaron a la zona apenas tres minutos después de recibir la alerta. Moedas describió el día del accidente como “uno de los más duros en la historia reciente de Lisboa”, subrayando el profundo luto que embarga a la ciudad.
El Ascensor de Gloria, declarado monumento nacional en 2002, fue inaugurado en 1885 y es gestionado por la empresa municipal Carris. La infraestructura forma parte de los tres funiculares históricos que convierten el casco antiguo de Lisboa en una postal única. Su sistema de tracción, a base de cable y motores eléctricos en ambos extremos, ya había sufrido un accidente en 2018 producto de un fallo de mantenimiento, aunque en aquella ocasión no hubo víctimas.
La tragedia de este miércoles resucita el debate sobre la seguridad de los transportes históricos y el mantenimiento adecuado de infraestructuras centenarias que mezclan innovación tecnológica y tradición. El Gabinete de Prevención e Investigación de Accidentes con Aeronaves y Ferroviarios (GPIAAF) ha anunciado la apertura de una investigación para determinar las causas exactas del descarrilamiento, aunque la recogida de evidencias no arrancará hasta la mañana coincidiendo con la llegada de personal especializado.
La mayoría de los afectados en el siniestro son turistas, lo que ha despertado la alarma entre los operadores turísticos y ha puesto en el punto de mira la responsabilidad de las autoridades en la revisión de la seguridad de los transportes emblemáticos. Lisboa, que basa buena parte de su economía en el turismo y la hostelería, se enfrenta ahora a una crisis de confianza en la fiabilidad de sus infraestructuras más conocidas.
Vecinos y comerciantes del Bairro Alto y Restauradores narran el temor y la conmoción vividos, recordando que el funicular es parte esencial de la identidad urbana y la vida cotidiana de la ciudad. El accidente ha generado un debate sobre la necesidad de reforzar los controles técnicos y establecer protocolos actualizados para la gestión de este tipo de líneas históricas, que ven crecer exponencialmente el flujo de pasajeros especialmente en temporadas altas.
En las próximas jornadas, el GPIAAF comenzará con la recogida de pruebas y entrevistas a los testigos, mientras que la zona permanece acordonada y el funicular suspende su actividad hasta nuevo aviso. En paralelo, las autoridades revisarán los protocolos de inspección y mantenimiento de Carris, en busca de posibles negligencias o fallos en la supervisión regular del sistema de tracción.
La ciudad afronta ahora el reto de reconstruir la confianza y de rendir tributo a las víctimas de una tragedia completamente inesperada, mientras los equipos técnicos y los responsables políticos trabajan para esclarecer los hechos y establecer medidas de prevención. La herida causada por el accidente del funicular de Gloria quedará marcada en la memoria colectiva de Lisboa y de todos aquellos que han pasado por sus empinadas calles.
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