Ucrania refuerza su presencia en Galicia nombrando cónsul al exconcejal Antonio Corredoira
El abogado fue concejal por el Partido Popular de Oleiros hasta 2024 y lleva años trabajando en favor de la comunidad ucraniana en Galicia, que forman más de
La guerra en el este de Europa, que parece crónica tras casi tres años de invasión a gran escala, ha estrechado como nunca los lazos entre la sociedad gallega y el pueblo ucraniano. En un movimiento estratégico para institucionalizar esta solidaridad y fomentar las relaciones bilaterales, el Gobierno de Volodímir Zelenski ha designado a Antonio Corredoira Alfonso como nuevo Cónsul Honorario de Ucrania en Galicia. Este nombramiento supone un paso adelante en la representación diplomática de Kyiv en la comunidad autónoma, centralizando la interlocución en una figura que conoce de primera mano tanto la realidad legal gallega como el drama humanitario sobre el terreno.
La designación recae sobre un perfil con una trayectoria conocida en el ámbito jurídico y, más recientemente, en la esfera política local. Antonio Corredoira, residente en el municipio de Oleiros, ha ejercido la abogacía en plazas clave como Ourense y A Coruña. Sin embargo, su faceta pública cobró relevancia por su paso por la corporación municipal oleirense, donde ocupó un acta de concejal bajo las siglas del Partido Popular. No obstante, en mayo de 2024 presentó su renuncia al cargo alegando motivos personale.
Su conexión con el país eslavo trasciende lo meramente profesional y se enraíza en lo personal y familiar. Casado con la ciudadana ucraniana Natalia Afonina, Corredoira se ha volcado desde el inicio de la agresión rusa en febrero de 2022 en la organización de la respuesta solidaria desde Galicia. Como socio fundador de la Asociación Galega de Axuda a Ucraína (Aga Ucraína) y actual presidente de la Fundación Europeos con Ucrania, ha liderado diversas misiones humanitarias para llevar socorro a las zonas más castigadas por el conflicto, una experiencia que le otorga una legitimidad moral añadida para el desempeño de sus nuevas funciones.
La nueva oficina consular establecerá su base operativa en el centro neurálgico de A Coruña, concretamente en el número 35 de la calle Juana de Vega. La ubicación no supondrá un coste para las arcas del Estado ucraniano, inmerso en una economía de guerra, ya que las instalaciones han sido cedidas de forma gratuita por el Bufete Diéguez. Desde este despacho se coordinarán las labores de representación, aunque es importante matizar que la oficina no funcionará como una ventanilla administrativa al uso; los trámites burocráticos oficiales seguirán centralizados en el Consulado General de Madrid.
El cargo, que carece de remuneración económica, tiene entre sus objetivos prioritarios la asistencia a la comunidad ucraniana residente en Galicia, cifrada actualmente en unas 3.500 personas. Además de la protección consular en casos de emergencia, la hoja de ruta del nuevo cónsul incluye la promoción de intercambios culturales, educativos y turísticos. Sin embargo, uno de los puntos más relevantes será el fomento de las relaciones económicas y comerciales, buscando que el tejido productivo gallego juegue un papel relevante en el futuro del país.
En sus primeras valoraciones tras hacerse público el nombramiento, Corredoira ha expresado su gratitud por la confianza depositada en él por las autoridades de Kyiv. El abogado ha manifestado que asume el reto con honor y con la firme voluntad de servir tanto a Ucrania como a sus conciudadanos afincados en la comunidad gallega. Su discurso pone el acento en la necesidad de no olvidar a las víctimas y en la urgencia de mantener viva la llama de la solidaridad frente a una invasión injustificada que sigue cobrándose vidas civiles y destruyendo infraestructuras críticas.
Llamamiento a la cooperación institucional y empresarial
El nuevo cónsul honorario no ha querido dejar pasar la oportunidad para solicitar un compromiso renovado a las administraciones públicas gallegas. Corredoira ha instado explícitamente a la Xunta de Galicia, a las diputaciones provinciales y a los ayuntamientos a que continúen financiando proyectos humanitarios. Su petición se extiende al sector privado, animando a las empresas a canalizar su Responsabilidad Social Corporativa a través de ONGDs con experiencia en la zona, como Accem, la Fundación Tierra de Hombres o la propia Aga Ucraína, para paliar los efectos de los continuos bombardeos sobre la población.
Mirando hacia el futuro, el representante diplomático ha subrayado que Ucrania necesita alcanzar una paz que sea justa y duradera para poder iniciar la reconstrucción nacional. En este escenario postbélico, Corredoira vislumbra una oportunidad única para las compañías gallegas. Su intención es actuar como facilitador, allanando el camino y los trámites necesarios para que las empresas de la comunidad puedan acceder a los proyectos de reconstrucción que serán vitales para levantar el país de los escombros cuando callen las armas.
Finalmente, el cónsul ha querido reconocer la inmensa generosidad demostrada por el pueblo gallego durante estos años de conflicto. Ha agradecido especialmente la acogida brindada a los aproximadamente 2.500 desplazados por la guerra que han encontrado refugio en Galicia, así como el flujo constante de ayuda humanitaria enviada desde esta esquina de la península. Según sus palabras, Ucrania no olvidará esta calurosa atención, recordando que el conflicto, iniciado con la anexión de Crimea en 2014 y recrudecido por la Federación Rusa en 2022, sigue requiriendo de la empatía internacional.
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