Uvigo prueba que la obesidad pesa más que el ejercicio: no compensa todo el riesgo de cáncer por estar gordo
Mantenerse activo físicamente ayuda a reducir el riesgo de cáncer, pero no basta si se mantiene un exceso de peso. Así lo concluye una investigación internacional liderada por la Universidade de Vigo y la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte, basada en el análisis de datos de más de 70.000 personas del Biobanco del Reino Unido.
El estudio, publicado en la revista Journal of Sport and Health Science, demuestra que las personas con sobrepeso u obesidad que realizan actividad física moderada o intensa tienen menos probabilidades de desarrollar cáncer que aquellas igual de pesadas pero sedentarias. Sin embargo, el riesgo sigue siendo más alto que en quienes tienen un peso saludable, incluso aunque estos últimos no hagan ejercicio.
Según los datos recogidos durante seis años de seguimiento, 2.625 participantes desarrollaron algún tipo de cáncer. El análisis reveló que la actividad física, aunque beneficiosa, no logra eliminar completamente el riesgo añadido que conlleva el exceso de peso corporal.
Evitar el sobrepeso, clave
El trabajo señala que la obesidad está relacionada con un mayor riesgo de al menos 13 tipos de cáncer. La actividad física, por su parte, se asocia con una menor incidencia de varios de estos. Pero los investigadores subrayan que los efectos positivos del ejercicio parecen tener un límite cuando se trata de contrarrestar las consecuencias del sobrepeso.
En los casos analizados, las personas con sobrepeso que hacían ejercicio moderado o vigoroso presentaban entre un 15 % y un 20 % menos de riesgo de cáncer que otras igualmente pesadas pero sedentarias. Aun así, seguían mostrando entre un 6 % y un 36 % más de probabilidad de desarrollar la enfermedad que quienes tenían un peso adecuado y eran activos.
También se observaron diferencias en tipos concretos de cáncer como el de mama, colon o estómago. Entre quienes no tenían sobrepeso, los que hacían poco ejercicio tenían un riesgo significativamente mayor que los físicamente activos.
Importancia de mantenerse en movimiento
Los autores insisten en que mantenerse físicamente activo sigue siendo una herramienta útil para la prevención del cáncer. Incluso niveles moderados de actividad, como caminar rápido o subir escaleras, ya ofrecen beneficios, aunque el objetivo debería ser cumplir con las recomendaciones de la OMS: al menos 150 minutos semanales de actividad moderada o vigorosa.
El estudio incluyó todo tipo de actividad física, no solo ejercicio estructurado. Los investigadores destacan que las rutinas adaptadas a cada persona o grupo pueden tener efectos aún más positivos para la salud.
Este trabajo forma parte de una línea de colaboración del investigador Adriano Sánchez Lastra, de la Universidade de Vigo, con instituciones internacionales como la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte, el Instituto Noruego de Salud Pública, y las universidades de Edimburgo, Sídney y Europea de Madrid.
Proyección internacional de la investigación gallega
Además, Sánchez Lastra también participó recientemente en una publicación en la prestigiosa revista The Lancet, en la que se reflexiona sobre las prioridades actuales y futuras en el ámbito de la actividad física y la salud pública. Entre otras cuestiones, se señala la necesidad de mejorar el impacto del trabajo científico en la vida real y de atender a poblaciones menos representadas en los estudios.
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