Desaparece la Fundación Pública Instituto Galego de Oftalmoloxía a partir de 2026

La Xunta entiende que los servicios prestados por Ingo ya los cubren las siete áreas sanitarias gallegas

El Diario Oficial de Galicia (DOG) ha informado este miércoles de la desaparición de la Fundación Pública Instituto Galego de Oftalmoloxía (INGO) a partir de este jueves tras su fundación en el año 1994.

La Xunta ha determinado que el "conjunto de servicios prestados por Ingo de manera especializada" ya los cubren las siete áreas sanitarias gallegas gracias a las innovaciones tecnológicas y al desarrollo de las prestaciones. La extinción, entonces, cumple con la línea de "eficacia y eficiencia" emprendida por el Ejecutivo autonómico.

Según el DOG, la zona de influencia del INGO en la comunidad gallega, a excepción de las labores docentes e investigadoras realizadas, se limitaba a un espacio concreto, situándose su sede en el Hospital Provincial de Conxo, en Santiago de Compostela.

El personal público de la fundación se incorporará al cuadro de personal del área sanitaria de Santiago y Barbanza, tal y como ha indicado la Xunta. Las actividades docentes e investigadores, por su parte, se integrarán al complejo hospitalario universitario capitalino con el objetivo de "aprovechar" los recursos materiales, personales y de conocimiento.

La orden, aprobada el pasado 9 de diciembre, ha incluido las condiciones que deberá cumplir la comisión liquidadora seleccionada: integrada por tres peritos profesionales que no hayan estado vinculados a la fundación durante, al menos, los cinco años anteriores.

Los seleccionados, además, serán los encargados de formalizar un plan para la desaparición de la entidad y contarán con un plazo máximo de un mes para realizar todas las operaciones de liquidación tal y como ha establecido el DOG.

El Ejecutivo autonómico, a su vez, ha reconocido y valorado el trabajo e "impulso a la oftalmología" autonómica y nacional que, a su entender, Ingo ha generado a lo largo de sus 31 años de historia, encabezados por el profesor Manuel Sánchez Salorio.