La Vuelta es segura y los boicot contra Israel loables, dice Marlaska

El titular de Interior realizó estas declaraciones tras comparecer en el Congreso de los Diputados para dar cuenta de la gestión del Gobierno durante los incendios forestales de este verano. Allí se refirió a los altercados que marcaron la carrera ciclista en Euskadi, donde un grupo de manifestantes, protestando contra la participación del equipo Israel-Premier Tech, bloqueó parte del recorrido y obligó a la organización a tomar la decisión de acortar la etapa. El episodio concluyó sin vencedor oficial y dejó un saldo de tres personas detenidas, cinco identificadas y cuatro ertzainas heridos durante los enfrentamientos.  

Marlaska trasladó asimismo su confianza en la capacidad y profesionalidad de los cuerpos policiales implicados en el dispositivo especial de seguridad desplegado durante La Vuelta. Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza trabajan de forma coordinada para prevenir episodios similares en las próximas etapas y garantizar que el desarrollo deportivo no se vea entorpecido. El ministro insistió en que todas las manifestaciones forman parte del derecho a la participación política en un sistema democrático, aunque destacó que ese derecho debe ejercerse sin comprometer el normal desarrollo de un evento de la magnitud de La Vuelta, que implica el desplazamiento de miles de asistentes y la proyección internacional de España como destino deportivo y turístico.  

Las consecuencias de los incidentes en Bilbao también han generado una notable reacción política en las instituciones vascas. El lehendakari, Imanol Pradales, consideró que lo ocurrido ofreció un espectáculo poco edificante para la ciudadanía. A su juicio, la protesta dejó de ser un acto reivindicativo pacífico para convertirse en un episodio de incivismo que afectó negativamente tanto a la imagen del País Vasco como al normal desarrollo de un acontecimiento deportivo seguido en todo el mundo.  

Pradales fue especialmente duro con la postura de EH Bildu, a quien reprochó su respaldo a la protesta. Según el lehendakari, la reacción de la formación abertzale, aplaudiendo lo sucedido, resulta inaceptable y supone legitimar una conducta que excede los cauces de la reivindicación pacífica. De este modo, el debate político se ha vuelto a situar en torno a los límites de la protesta y la necesidad de compatibilizar la libertad de expresión con la seguridad y el orden público.  

En paralelo, la organización de La Vuelta ha mostrado preocupación por lo acontecido, consciente de la repercusión internacional y de la compleja logística que rodea cada etapa. El evento reúne a equipos de élite y concentra un alto dispositivo técnico y humano. Cualquier alteración supone no solo un problema deportivo, sino también una pérdida en términos de imagen.

 La etapa en Bilbao, que en principio debía culminar con la llegada habitual, finalizó sin ganador reconocido, situación inédita en la historia reciente de la competición.  

Las autoridades han insistido en reforzar la colaboración entre las tres fuerzas de seguridad para prevenir incidentes similares en las próximas jornadas de carrera, en especial en aquellas que atraviesan núcleos urbanos con posibilidad de mayor movilización ciudadana. La atención se centra ahora en las siguientes etapas, donde se espera presencia masiva de público y donde los cuerpos policiales mantendrán la vigilancia reforzada.  

El debate suscitado tras los sucesos de Bilbao refleja la tensión entre la defensa de los derechos fundamentales y la preservación del orden público. Mientras Marlaska defendió el papel de la protesta en democracia, siempre que se ejerza sin comprometer la seguridad colectiva, Pradales lamentó el daño ocasionado a la imagen pública y cuestionó la legitimidad de unos actos que derivaron en incidentes violentos. La fractura política sobre la posición frente a este tipo de manifestaciones añade así un nuevo componente a la gestión de la seguridad de La Vuelta, un evento que continúa siendo escaparate internacional para el deporte español.