La Xunta se alinea con la USC e insiste en una única facultad de Medicina aunque con profesores repartidos
El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha reafirmado la postura del Ejecutivo gallego respecto al debate abierto en torno a la posibilidad de que no solo la Universidade de Santiago (USC) imparta la titulación de Medicina. Así, ha apelado a un consenso en el grupo de trabajo designado para alcanzar una reedición del pacto alcanzado en 2015.
El debate sobre el futuro de los estudios de Medicina en Galicia sigue encallado. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha terciado hoy en la disputa reafirmando la postura del Ejecutivo gallego: una única facultad con docencia repartida. Un punto de vista que se parece mucho al defendido por la Universidad de Santiago
Rueda insiste en la necesidad de un pacto global entre las tres universidades gallegas, una solución que, por ahora, parece lejana ante las posturas enfrentadas de Santiago, Vigo y A Coruña.
El máximo mandatario autonómico, Alfonso Rueda, ha reiterado este jueves desde A Coruña la posición oficial del Gobierno gallego en el tenso debate sobre la titulación de Medicina. El presidente insistió en que la mejor fórmula para Galicia sería mantener una facultad centralizada pero con una docencia descentralizada, aprovechando los recursos de las tres instituciones académicas. Rueda apeló directamente al grupo de trabajo creado para este fin, urgiéndoles a reeditar el pacto de colaboración que ya se alcanzó en 2015.
Las declaraciones del presidente se producen en un momento de máxima tensión, justo después de que la Universidade de Santiago (USC) rechazara frontalmente la propuesta presentada por la Universidade de Vigo (UVigo) y la Universidade da Coruña (UDC) para impartir en conjunto la especialidad. Esta negativa de Santiago ha supuesto un portazo a las aspiraciones de las dos ciudades atlánticas, que buscan una mayor implicación en la formación de los futuros médicos de la comunidad. El punto de fricción principal es quien nombra a los profesores. La USC no parece lista a ceder una parte mayoritaria de estos nombramientos a sus competidoras.
La Xunta se encuentra así en medio de una pugna territorial y académica. Por un lado, la Universidade da Coruña, con su rector Ricardo Cao al frente, ha defendido activamente su capacidad para acoger la titulación, esgrimiendo el potencial del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) y del Instituto de Investigación Biomédica (INIBIC). Por otro, desde Vigo, con el respaldo habitual del alcalde Abel Caballero, se reclama también una facultad propia para el sur de Galicia.
Frente a estas demandas, la Universidade de Santiago, dirigida por Antonio López, defiende su exclusividad histórica. El rector compostelano ha calificado de "no razonable" la creación de nuevos centros, argumentando que el modelo a seguir es el de una única facultad que aproveche los recursos hospitalarios de toda la comunidad para las prácticas clínicas, pero sin duplicar estructuras ni profesorado, lo que a su juicio mermaría la calidad.
Aquí es donde entra en juego el mencionado pacto de 2015. Ese acuerdo, firmado en la era de Alberto Núñez Feijóo, buscaba precisamente eso: mantener Medicina en la USC pero permitiendo la colaboración docente de profesores de Vigo y A Coruña en los cursos clínicos. Sin embargo, tanto Rueda como los rectores críticos han admitido en diversas ocasiones que aquel acuerdo "no se desarrolló en su totalidad" y quedó en gran medida en papel mojado.
Para intentar desatascar la situación, el pasado verano se constituyó un grupo de trabajo interuniversitario, que incluye a los tres rectores y a los conselleiros de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño, y Educación. El objetivo de esta mesa es, precisamente, actualizar y potenciar ese acuerdo de 2015. Sin embargo, las posturas parecen irreconciliables, con la UDC y la UVigo exigiendo más que una simple colaboración en las prácticas.
El ambiente en ese grupo de trabajo se enrareció notablemente el pasado agosto. La UVigo y la UDC denunciaron lo que consideraron una "deslealtad sin precedentes" por parte de la Xunta y la USC: la firma de un convenio entre el Sergas y la universidade compostelana para adscribir todos los centros sanitarios de Galicia, incluidos los de Vigo y A Coruña, a la facultad de Medicina de Santiago.
Este movimiento fue interpretado en las ciudades atlánticas como un intento de "blindar" el monopolio de la USC y bloquear legalmente sus aspiraciones. En su momento, el presidente Rueda tuvo que salir al paso para minimizar el alcance del convenio, asegurando que "no significa exclusividad" y que las otras universidades podrían firmar conciertos similares para sus propias titulaciones sanitarias, como Enfermería o Fisioterapia.
Mientras tanto, la Xunta de Galicia justifica su rechazo a crear nuevas facultades apelando a la necesidad de facultativos. Un reciente estudio de la Consellería de Sanidade concluyó que las 403 plazas que actualmente ofrece la USC son suficientes para nutrir la red pública durante la próxima década. El Sergas argumenta que muchos médicos optan por prorrogar su jubilación más allá de los 70 años, lo que alivia la tasa de reposición.
Este argumento, sin embargo, choca con la percepción social y la realidad de la Atención Primaria, donde la falta de médicos es un problema endémico que la Xunta no ha logrado solucionar. Los defensores de las nuevas facultades sostienen que formar médicos en A Coruña y Vigo ayudaría a fijar talento en estas áreas sanitarias, en lugar de centralizar toda la formación en la capital.
Mañana está prevista una nueva reunión a cuatro bandas.
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