El riesgo de cometer un delito contra la propiedad intelectual ha extendido el uso de imágenes de archivo proporcionadas por webs especializadas, especialmente para las redes sociales, convirtiéndose en una práctica cada vez más común entre las empresas.
La edificación, paralizada por orden judicial, se ha convertido en un improvisado mirador fotográfico donde los jóvenes llevan incluso el botellón.