Cuando Maria Branyas nació en San Francisco en 1907 la bandera de los Estados Unidos tenía muchas menos estrellas de las 50 que luce ahora. Faltaban 52 años para que Alaska o Hawaii fuesen estadounidenses. Faltaban casi tres décadas para la Guerra Civil española, 85 años para los Juegos Olímpicos de Barcelona y más de cien para el Mundial de Sudáfrica.
Ya se sabe que la relación entre el ADN y la longevidad se basa en la influencia genética en la predisposición a enfermedades, la capacidad de reparación del ADN y la regulación de procesos biológicos clave. Ahora, estudiando el ADN de María Branyas, una catalana de 116, se busca entender mejor a que se debe la longevidad.