O seguramente no, pero a mis ojos es hermosísima, porque es una abuela de pura raza gallega: cariñosa, amable, con una risa -que no sonrisa, mi abuela no sonríe ni se deja sacar fotos, te ríe a carcajadas- que te alegra el alma, y siempre dispuesta a darlo todo por los suyos y exigir una satisfacción a todo aquel que niegue que su nieto es el más guapo.