La disponibilidad no puede ser obligación, sino un acuerdo voluntario y compensado; la implicación no puede sustituir a la retribución justa ni a la estabilidad laboral; y el respeto al tiempo personal es una condición de salud y dignidad, no un privilegio. Los empresarios que realmente creen en el talento deberían entender que el compromiso nace del respeto, no del miedo.