Anna Ferrer, presidenta de la Fundación Vicente Ferrer: "La solidaridad entre países puede ayudar a salir de la pobreza"

La presidenta de la Fundación Vicente Ferrer, Anna Ferrer, defiende que la "solidaridad entre países puede ayudar a erradicar la pobreza", como demuestran los "resultados" de la organización que en 2019 cumplirá 50 años de trabajo en el sur de la India y que cuenta con el apoyo de más de 130.000 colaboradores, cerca de 4.000 en Galicia.

En Santiago de Compostela, a donde ha acudido este jueves en el marco de un viaje por distintas ciudades de España para mantener encuentros con colaboradores, Anna Ferrer ha aplaudido el esfuerzo de personas particulares, entidades o asociaciones que han contribuido a mejorar las condiciones de vida y fomentar la educación en más de dos millones y medio de personas a lo largo de la historia de la Fundación.

En Galicia, la ONG cuenta con un total de 3.665 colaboradores, entre los que se encuentran 3.637 particulares, 18 empresas, 4 entidades públicas y 6 asociaciones. En lo que respecta a las colaboraciones, hay 3.381 niños apadrinados desde Galicia, 403 personas ayudan en el programa Mujer a Mujer y 366 colaboradores puntuales, además de 15 proyectos subvencionados por instituciones públicas.

Tras cincuenta años de trabajo en la zona de Anantapur, en un "país con muchos contrastes" entre el rural en el que se encuentra la Fundación y el ámbito urbano, la organización presta sus servicios en cerca de 3.500 pueblos y reorienta sus objetivos no solo a erradicar el hambre, sino también a educar y a promover la igualdad de las mujeres.

En la primera época de la entidad, Anna Ferrer admite que el objetivo de fomentar la educación para favorecer el desarrollo quedó en segundo plano, porque los hindúes "no creían en la educación, eran realmente pobres, no comían quizás ni un plato al día y la educación no servía para comer".

Tras trabajar en lograr que las pocas tierras que poseían fuesen utilizables y fomentar el acceso a la educación, ha relatado que se logró que comenzasen a valorar la educación primaria como parte de sus derechos. Ahora, en la actualidad, la ONG trabaja en lograr que finalicen una educación secundaria y en algunos casos universitaria, en especial en el caso las niñas.

El objetivo más inmediato pasa así por "la lucha contra la violencia de género", ante una "sociedad patriarcal", en un país con una gran discriminación y en el que las "buenas medidas" aprobadas en los últimos años no llegan a la ciudadanía.

"Las mujeres no participaban, no decidían, no tenían propiedades, ahora trabajamos para que ganen confianza, tengan ingresos y tengan estudios", ha explicado, como una de las bases para impulsar el desarrollo social.

Para ello, ha relatado que la Fundación ha comenzado a crear actividades de concienciación en los que se trabaja tanto con hombres como con mujeres para impulsar "un cambio de valores". En esta línea, la entidad ha adoptado como medida que todas las casas que son construidas y cedidas, "ya más de 70.000", sean puestas en nombre de las mujeres.

El Gobierno, ha subrayado, también se ha implicado con medidas como la obligación de que los funcionarios, cuando tramitan un terreno para construir una casa para algún ciudadano, lo cedan a nombre de una mujer, aunque se trata de un principio que no siempre se cumple.

En este contexto, además del programa de apadrinamiento, ha destacado que la Fundación ha puesto en marcha el programa de Mujer a mujer, a través del que las mujeres colaboradoras aportan directamente a proyectos femeninos. La cantidad económica se deposita durante siete años en una cuenta bancaria y tras este tiempo, el capital y sus intereses se utiliza para que la mujer ponga en marcha un negocio.

Tras 50 años en Anantapur, de momento, la Fundación no se ha planteado en firme dirigir sus actuaciones a otros países, pero ha ampliado su ámbito de actuación hasta las 3.500 aldeas del sur de la India.

Con unos recursos en la anualidad de abril de 2017 a marzo de 2018 de 36 millones de euros, en un 95% procedentes del ámbito privado, la organización aporta el 85% de los recursos del Programa de desarrollo en la India.

Un 23% del total se destina a sanidad, al igual que a hábitat; a educación un 17% y a mujeres un 4%, entre otros parámetros como discapacidad o ecología.

En el ámbito sanitario, según han puesto de relieve el director general Jordi Folgado Ferrer, la ONG atiene a una media de entre 2.400 y 2.600 personas diarias en hospitales y hasta a 8.000 personas a la semana que padecen sida.

Precisamente, la Fundación ha destacado que la lucha contra las consecuencias sobre la salud del VIH centra gran parte de sus esfuerzos. En los últimos años, con la ayuda del Gobierno hindú que entrega gratuitamente los retrovirales de segunda línea.

Un trabajo que ha permitido que el índice de fallecimientos por sida en el área materno-infantil se haya situado en el 2,4%, a niveles del "hospistal clínico de Barcelona", según ha destacado Jordi Folgado Ferrer.

Como compromiso para 2025, la entidad sitúa la erradicación de la tuberculosis, puesto que uno de cada cuatro pacientes de esta enfermedad se encuentra en la India.

AVANCES EN LA INDIA
En todo caso, en las últimas décadas Anna Ferrer reconoce los avances económicos que se han producido en la India, en donde se ha comenzado a fomentar la colaboración contra la pobreza de forma interna.

Entre otras medidas, ha puesto en valor la obligación de las grandes empresas de destinar un 2% de sus ingresos a proyectos sociales, una contribución que ha permitido a la entidad afrontar la renovación de sus hospitales y la adquisición de 15 ambulancias.

También se fomenta la donación ciudadana. Poniendo en valor que los colaboradores de España "tampoco son ricos", se motiva a que los hindúes ayuden a su propio pueblo. Como ejemplo, Anna Ferrer ha explicado que la ONG repartió 150.000 mil huchas entre familias.

El día del aniversario del nacimiento de Vicente Ferrer, se rompieron todas las huchas y se sumaron 600.000 euros que fueron "destinados a ayudar a más de 1.500 chicos y chicas huérfanos".

Las donaciones que recibe la entidad son, en todo caso, pequeños "granos de arena" --apadrinar a un niño supone unos 20 euros al mes--, pero "cuando pones juntos todos esos granos de arena, puedes ayudar a las personas, a tener una vida digna, a erradicar la pobreza".

"He visto a miles de personas que antes vivían sin esperanza, en un mundo sin luz", sometidos por el sistema de castas, y que hoy "son independientes", ha concluido.