#Claves de la semana

La viuda de Cela señala a sus contables en el juicio por malvesacion

Marina Castaño dice que fueron los contables los que fijaron una indemnizacion de 150.000 euros a Tomás Cavanna, por entonces director gerente de la Fundación del premio nobel.


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Marina Castaño dice que fueron los contables los que fijaron una indemnizacion de 150.000 euros a Tomás Cavanna, por entonces director gerente de la Fundación del premio nobel.


El juicio contra Marina Castaño se hará sin Abogacía del Estado


La viuda de Camilo José Cela, Marina Castaño, ha alegado que el despido de Tomás Cavanna, que era director gerente de la Fundación que lleva el nombre del nobel, fue una decisión de ella enmarcada en su "intención" de entregar a la Xunta con "un saneamiento importante" y ante la merma de ingresos y dificultades económicas por las que estaba pasando la entidad.

Así lo defendió durante el interrogatorio al que se enfrentó en la primera sesión del juicio por malversación que se celebra en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña contra ella, el que era el gerente, el exconselleiro de Manuel Fraga Dositeo Rodríguez y su hija, Covadonga Rodríguez. En el juicio se dirimirá si la indemnización de 150.000 euros, a Tomás Cavanna por su salida de la fundación fue pactada y simuló un despido en 2010.

Marina Castaño señaló a los "contables", cuyos nombres y número no supo precisar alegando que habían pasado diez años, como responsables de fijar la cuantía para la marcha de Tomás Cavanna. En su intervención sí precisó --en respuesta a su abogado-- que la fundación contaba con 459 obras pictóricas --de Picasso, Miró y Zabaleta (entre otros, pero el tribunal no le dejó seguir enumerando por considerarlo irrelevante), 54.000 volúmenes y todos los manuscritos de Cela.

La declaración Marina Castaño, la primera investigada en hacerlo, comenzó pasadas las 11,00 horas de este lunes tras dirimirse las cuestiones plenas, en las que el tribunal rechazó anular la principal prueba por la que se ha llegado a este juicio y que fue incautada durante un registro en julio de 2012, como fueron los correos electrónicos intercambiados al respecto del despido de Cavanna.

Marina Castaño aseguró que la "fundación estaba entrando en dificultades económicas" al comenzar la crisis económica en 2007, puesto que las subvenciones privadas "eran cada vez más pequeñas o inexistentes" y sostuvo que ella incluso llegó a "anticipar dinero" para "pagar nóminas" a los empleados.

En respuesta a las preguntas que formuló el Ministerio Fiscal, que expuso Álvaro García Ortiz, la viuda del nobel dijo que en 2009 las conversaciones con la Xunta, para entregarle la fundación, "estaban suficientemente avanzadas", y que ya venían de atrás. Previamente, el fiscal le pidió aclarar, en virtud de unos correos electrónicos incautados, si no era cierto que en noviembre de 2009 Tomás Cavanna había manifestado que se "había acabado su tiempo".

Marina Castaño insistió en la intención de traspasar "lo suficientemente saneada de gastos" la fundación a la Xunta y añadió que uno de ellos era "el sueldo" del director gerente. "Y ese era el motivo de prescindir de él", ha subrayado, antes de incidir en que así, cuando "la Xunta tomase las riendas, pusiese a la persona adecuada y que no fuese tan costoso como el señor Cavanna".

El fiscal también le leyó un email enviado por Castaño a Covadonga Rodríguez --contratada "digamos" --pronunció la investigada-- como auxiliar, pero no tenía las mismas funciones que él--. Según figura en la documentación de la instrucción y cuyo contenido dijo en alto García Ortiz, Castaño apuntaba que se "despedía" a Cavanna bajo su presidencia y que le debían una "ilimitada generosidad".


A esto, Marina Castaño reconoció recordar la palabra "generosidad" y sostuvo que tanto ella como su "difunto marido" le debían un "agradecimiento ilimitado" por su labor en la fundación, que "superó" sus "expectativas".

A CONSIDERACIÓN DEL PATRONATO

La viuda del nobel explicó que el "despido" se sometió a consideración de la junta patronal de la fundación bajo su propuesta y defendió, en cuanto a la cuantía (porque se había hablado inicialmente de unos 90.000 euros), que ella se "ajustó a lo que la contabilidad le decía". "¿Quien era? Habrá que buscar quien era el contable en su momento", contestó al ser preguntada por como se llamaba la persona o personas a las que se refería.

Castaño supuso que el cheque de liquidación lo firmó desde Madrid y que se enviaría por mensajería Galicia, como era el procedimiento habitual con los gastos mensuales. Al ser preguntada por si conocía si había disponibilidad de fondos en la fundación el 2 de junio, tras el acto de conciliación --de lo que se encargó Covadonga Rodríguez--, dijo desconocerlo, así como tampoco aclaró si el cheque, con fecha del 31 de julio, se había firmado previamente.

Añadió que tampoco sabe cuando se cobró el montante y aseguró que no tenía "ni constancia, ni certeza" de que la Xunta ingresara el dinero para pagarlo. El fiscal le citó la fecha en la que figura el ingreso bancario de la Administración gallega en la cuenta de la fundación, el 2 de agosto, y que fue cobrado el 18 de ese mes de 2010.

"¿Avisó de que ya había dinero a Cavanna?", formuló García Ortiz. "No le puedo contestar, porque no quiero faltar a la verdad, no me acuerdo, supongo que no... en el mes de agosto me permito descansar y normalmente no estoy en mi casa ni tengo el teléfono conectado", respondió la periodista de profesión --en la televisión pública gallega--, como ella misma recordó en otro momento del interrogatorio.

"NO QUERÍA VENDER SU LEGADO"

Marina Castaño llegó a la fundación en 1986, cuando todavía no estaba casada con el nobel --en proceso de divorcio-- y accedió a la vicepresidencia de la entidad en 1991. En 2002, tras el fallecimiento de Cela, asumió la presidencia por "unanimidad" del patronato, que dejó antes de que la Xunta asumiese las riendas.

La investigada apuntó, en respuesta a su abogado, que "nunca" había percibido ninguna retribución de la fundación, "más bien todo lo contrario". "Yo ponía dinero y daba patrimonio. Su despacho de Madrid, con todos sus papeles y cartas, colecciones de plumas y bastones... Yo seguí incrementando el legado de mi marido y no solo eso, sino que en muchas ocasiones anticipé dinero para pagar nóminas", defendió.

Marina Castaño señaló que se llegó a contactar con Caixanova, por sus "intereses culturales", para que pasase a su patrimonio el legado de la fundación, pero "no llegó a cuajar".

Además, indicó que era deseo expreso de su marido que la entidad se quedase en Galicia y "no quería vender su legado para que se convirtiera en dinero para gastos de la fundación". "Hoy creo que ya no es así, pero mi marido no quería en absoluto que se alterara el orden que había dejado él. Que nosotros habíamos dejado", ha sentenciado. 

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