El laberinto catalán

El resultado de las elecciones catalanas de este domingo, a pesar de la complejidad del escenario, deja varias lecturas muy claras que, aunque diferentes, todas confluyen en que la política debe pasar al primer plano. Algo lógico ya que cuando existen problemás de calado, si no los atajas, tarde o temprano saldrán a la luz.

En primer lugar, y dado que las llamadas fuerzas independentistas no solo revalidaron sus resultados sino que los mejoraron -pasaron de tener 68 diputados a 74 que hacen una mayoría absoluta más potente-, el gobierno español de turno debe coger el toro por los cuernos y negociar con estas fuerzas. Una negociación en la que evidentemente tendrá que entrar, por caso, la situación de los políticos catalanes que están presos. Una negociación en la que además tendrá que aceptarse la celebración, en un plazo no muy lejano, de algún tipo de referéndum que tenga cabida en la Constitución Española. Mucho más cuando las fuerzas que más se oponían a esta solución (PP, Cs) vienen de recibir un gran revolcón. El gobierno español de turno (PSOE/ UP) tiene que mover ficha, algo que, muy probablemente, le creará nuevas tensiones internas.

Si bien las fuerzas independentistas revalidaron y ampliaron la mayoría hay cambios internos que suponen un importante cambio. JxCat ya no lidera esa mayoría sino que ahora es ERC el partido más votado. Teniendo en cuenta las posturas divergentes que últimamente venían adoptando estos dos partidos, el primero seguía montando en la estrategia de la confrontación y el segundo en la vía de la negociación, he ahí, por caso, su apoyo a los presupuestos, no van a ser sencillas las negociaciones entre estos dos partidos. Mucho más cuando las primeras declaraciones de los lideres de JxCat parecen indicar que aún no aceptaron que ya no son la fuerza mayoritaria en Catalunya. que ahora es ERC quien tiene que liderar el independentismo. Esto sitúa a este partido (ERC) delante de una gran, pero al tiempo envidiable, tesitura: hacer política u optar por seguir la estrategia de la confrontación que a nivel práctico lleva a ninguna parte pero produce mucho dolor y división en el pueblo catalán.

No cabe duda de que la estrategia de Sánchez e Iceta le dio resultados muy positivos. Por primera vez, después de muchos años, el PSC vuelve a ser la fuerza mayoritaria. Harían bien las fuerzas independentistas en no despreciar esta evidencia. No son tiempos de DUI, sino de otras estrategias en las que la negociación política mande. Pero también el PSOE tiene que aceptar que a pesar de ganar las elecciones puede que deba renunciar a la presidencia de la Generalitat porque no va a conseguir los apoyos necesarios. Por caso aceptar, que un gobierno PSC-ERC-Comunes pero con un presidente de ERC sería una buena solución para ellos y seguramente para Catalunya. A pesar de eso, no parece fácil que ERC, en primera instancia, acepte esta solución. El PSOE ya aceptó hace años una solución parecida en el País Vasco en este caso con el PNV.

Todo apunta a que se forme un gobierno independentista con ERC y JxCat y apoyo externo de la CUP. Un gobierno con presidente de ERC ( Pere Aragonés?). Un gobierno que no lo tendrá fácil tanto porque ahora se trata de gobernar, no de mantener una confrontación permanente con el gobierno central -no olvidemos que estamos en la tercera hola de la pandemia que golpea con mucha fuerza a Catalunya como al conjunto de España-, como porque las relaciones entre ERC y JxCat pasan seguramente por uno de sus peores momentos. También es muy probable que la CUP, vistos los resultados, subirá su listón. A pesar de eso, ¿hasta cuándo aceptará el pueblo catalán esta situación de ingobernabilidad?

Los votos colocan el futuro de Cataluña en las manos de ERC y el PSOE. Cuentan a favor de la negociación con el pésimo resultado obtenido tanto por Cs como por el PP, que quedan colocadas a nivel de Catalunya como fuerzas marginales. Será un elemento positivo en esta futura negociación que UP esté en el gobierno español porque, sin dudas, apoyará la línea defendida por Comunes en Catalunya, mucho más favorable a la negociación con los independentistas. Pero también hay importantes elementos en contra y que tienen mucho que ver con la realidad interna tanto del PSOE como de ERC. No cabe dudas de que dentro del PSOE los contrarios a negociar lo que consideración "concesiones" con los independentistas harán escuchar su voz y utilizarán todos sus medios de presión, que no son pocos. Lo mismo sucederá en ERC, donde los miembros más independentistas tirarán para que este partido adopte las posturas más radicales, por caso una nueva DUI. La presencia de VOX en el parlamento catalán dará a las las voces españolas más intransigentes que utilizarán todo su poder mediático y judicial para poner palos en las ruedas de cualquier negociación entre el gobierno español y el gobierno catalán.

Toca hacer política en Cataluña, pero POLÍTICA. así con mayúsculas. Las elecciones catalanas volvieron a poner en evidencia los déficits de la España de las autonomías. Es aconsejable ir superando ese déficit y construyendo el futuro de esta nación de naciones que es España: un futuro que debe ser federal. Los políticos tienen la palabra. No pueden, por caso, dejar el problema en manos de la justicia, porque no se trata de un problema de orden público sino de un problema político. En momentos como este es cuando se ve la auténtica talla de los políticos demócratas.

En clave gallega, harían mal los partidos gallegos en sacar de estas elecciones conclusiones para Galicia. Somos realidades políticas muy diferentes.