Libertad sí, libertinaje no

Carmen P. Flores

Romper todo lo que se encuentran por delante; lanzar cualquier objeto que saben que puede causar daño; romper escaparates; quemar contenedores, y hasta desvalijar comercios es el nuevo sentido que algunos desaprensivos y jetas dan a la libertad de expresión, la suya. Han decidido que las calles son suyas y por eso hacen de las mismas su campo de batalla. Mientras, algunos gobernantes y partidos políticos siguen callados ¿El que calla otorga?, s

Esta situación de desgobierno, y campo de batalla diaria nos recuerda a aquella famosa frase que se le atribuye a Manuel Fraga, ministro de la gobernación. Por aquellos tiempos, en 1976, llamó al entonces dirigente comunista y amigo suyo, Ramón Tamames, para preguntarle si era verdad que habían convocado una manifestación-el PCE no estaba aún legalizado-, A lo que Tamames le confirmó que era así .El gallego le invitó indignado a que la desconvocara.


¡Hombre, Manolo! Eso no depende sólo de mí. Y aunque dependiese, no lo haría, le respondió. Ante esa afirmación, el ministro le dijo: ¡Te advierto Ramón, que la calle es mía!. Esa afirmación -- que quería decir que era el responsable de la seguridad de las calles -- se hizo histórica y siempre que ocurre algo parecido sacamos a colación la ya mítica frase de Fraga.


Manuel Fraga




Claro que desde el 76, inicio de la transición al 2021 ha llovido mucho. Los tiempos han cambiado y España es una democracia- mejorable como todo-, aunque algunos piensen lo contrario.


La libertad de expresión es un derecho fundamental señalado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. La libertad es un derecho y un valor que debe de ser acompañado de respeto y responsabilidad. Todos tienen la libertad de actuar, pensar y decir lo que se quiere, siempre y cuando no afecte a los otros porque sería imposible distinguir dónde termina y empieza la libertad de los demás. Y no se puede incitar a la violencia, la discriminación, o el asesinato. Si se hace eso, en la mayoría de los países se está cometiendo un delito. Por lo tanto, puede suceder que un juez condene a alguien alegando que él o ella incita a la discriminación o a la violencia


La libertad no debe confundirse con el libertinaje. La primera es la capacidad para actuar según la propia voluntad, el libertinaje es la acción irrespetuosa ante la ley, la ética y los principios por parte de quien abusa de su propia libertad con descrédito a la de los otros.


El encarcelamiento del rapero Pablo Hásel., que no es precisamente una hermanita de la caridad, si tienen la curiosidad de escuchar algunas de sus letras con estrofas como estas: “¡merece que explote el coche de Patxi López” "Pienso en balas que nucas de jueces nazis alcancen". "Siempre hay algún indigente despierto con quien comentar que se debe matar a Aznar". Sin entrar en esas otras que dedica al Rey Emérito y su familia. No lo han llevado a prisión por meterse con el monarca, como se puede comprobar, sino que este angelito tiene en sus espaladas media docena de condenas. Entre otras, la de agredir a un periodista de TV3, amenazas a un testigo, y otras “pequeñeces” más. Se ha demostrada en su trayectoria que es una persona agresiva que no acepta la frustración, y mucho menos las normas ¿Un inadaptado?


Su detención y encarcelamiento ha propiciado manifestaciones nada pacíficas, que han puesto una vez más a Barcelona y otras ciudades catalanas en la diana informativa con repercusiones internacionales que dejan en mal lugar a las mismas. Como consecuencias de los destrozos que se vienen produciendo a diario, con ausencia casi total de las autoridades que se encuentran, algunas de ellas, en las negociaciones para formar el nuevo gobierno y no hay que molestar a los antisistema de la CUP para que los apoyen, sin preocuparse de la ciudadanía, y de la imagen de Catalunya.


Manifestarse si, pancartas, también, gritos los que hagan falta para ser escuchadas/dos. Eso es libertad, lo otro, es libertinaje, y hay que tomar medidas urgentes, porque si no es así, muy pronto encontraremos también enfrente de esos violentos, saqueadores y mamarrachos a los del otro extremo y se va a montar una guerra sin cuartel. Evitarlo debe ser la primera prioridad de los políticos que tienen responsabilidades antes de que la sociedad, la economía y la convivencia tan deteriorada salte aún más por los aires. “La violencia es el último recurso del incompetente”, decía Isaac Asimov.


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