Un Domínguez en la picota

No hay que confundir en el mundo de la moda Adolfo con Jesús. Ambos son Domínguez, pero sus trayectorias empresariales desde que se separaron, caminan por caminos distintos. Al mas famoso, Adolfo, su desorbitada expansión le ha pasado factura, en unos tiempos, en los que la crisis abandona a los mas creativos y saluda con entusiasmo a aquellos empresarios para los que el precio es lo mas importante.

La gente, cada vez menos, paga seguramente con entusiasmo, los productos con mayor glamour, pero consume mayoritariamente aquellos otros que se ajustan mas a su mas que menguada capacidad adquisitiva y además son agradables a la vista. Nunca las tres BBB de mi difunto tóo Manolo en Monforte- Bueno, bonito y barato- han tenido mas vigencia ni mejor escenario.

Es evidente que a Don Adolfo eso se le ha olvidado, quizás demasiado crecido por tanta aparición en el papel couché y sobre todo, por una gestión financiera mas que deficiente. Si no fuera porque ahora va a despedir a 144 trabajadores de Sant Cibrao, a mi me tendrían sin cuidado sus andanzas profesionales, pero. ahora que Vds. tienen a su disposición este diario que edito, seguramente tengo la obligación de escribir para que Vds. lo puedan leer si así lo desean, lo que pienso y opino de algunas cosas de la tierra donde naci, aunque eso me llene de disgustos por tener ue pelearme con los que fueron en mi niñez mis compañeros de estudios.

Ojalá que el panorama cambie y que la marca Adolfo Domínguez resurja de sus cenizas. A veces, tocar fondo, no es el preludio de la catástrofe, sino el acicate para la refundación en un tiempo nuevo. Aunque, de momento, para ese centenar y medio de trabajadores despedidos no sea ningún consuelo. Para ellos mi afecto y solidaridad y para su empresario un frase :”Ya te vale, Adolfo, ya te vale……….”