​Los jóvenes gallegos responden a Feijóo y las dudas sobre su compromiso: “Queremos vacunarnos ya”

Señalados por parte de las autoridades como responsables de esta quinta ola, varios jóvenes procedentes de distintos puntos de Galicia atienden a Galiciapress para despejar las dudas sobre su implicación en esta batalla contra la pandemia, justo cuando queda tan poco para la derrota definitiva de la enfermedad.

Desde la Xunta invitan a los más jóvenes a acudir a los cribados, acusándolos de “insolidarios”, según el propio Feijóo, si no acuden a realizar las PCR. Pese a esta afirmación, los jóvenes lo tienen claro: “Si fuese positivo me gustaría saberlo. Por mí y por la gente que me rodea”.

Además de los cribados, los gallegos de entre 16 y 35 años cuentan los segundos hasta recibir la citación del SERGAS para vacunarse. La inmunidad es el gran objetivo de una juventud que desea regresar cuanto antes a una “normalidad” que solo se podrá alcanzar con las vacunas.

Los jóvenes reclaman que se acelere la vacunación en su grupo de edad | Foto: EP

Mirados con lupa desde el estallido de la crisis sanitaria, no ha sido hasta esta quinta ola que el sector de la población sobre el que predominan los contagios es el de los más jóvenes, una franja de edad que va desde los adolescentes hasta los 30 años o un poco más. Y no es casualidad: la relajación de las medidas, una mayor vida social, el hecho de que sean la franja con menos vacunados... Los condicionantes son muchos mientras los dedos acusadores de las autoridades los señalan en bastantes ocasiones como los responsables de este nuevo episodio de contagios que deja a Galicia en un nuevo escenario en el que tal vez tenga que echar el freno de mano a la desescalada.

La propia Xunta insiste una y otra vez en que los jóvenes son los responsables de un buen número de brotes. Y no le falta razón si tenemos en cuenta que el macrobrote que saltó de las Islas Baleares a más de una decena de comunidades está estrechamente relacionado con las fiestas de fin de curso de los estudiantes. Por eso desde el Gobierno gallego, además de recordar que la juventud también ingresa en los hospitales y en las UCI, se centran en convocar cribados orientados a descubrir asintomáticos entre la población joven, pero con escaso éxito en la acogida. Y es que los jóvenes, más allá de los cribados, solo tienen un deseo: vacunarse, como ya están haciendo otras personas de su edad fuera de Galicia.

Ante la pregunta de si acudirían a vacunarse ahora si les llamasen con un turno preferente, la respuesta es prácticamente unánime. “Iría ya mismo. Si estamos todos vacunados habrá menos casos y podremos volver antes a la normalidad”, “Lo haría sin dudarlo, es la única forma de llegar a una normalidad”, “La única manera de que mejore es tratando de acelerar los ritmo de vacunación”, “Claro que iría. Queremos vacunarnos ya”, etc. Muchos son los mensajes recabados y todos indicen en lo mismo, con las palabras clave “ya” y “normalidad” como protagonistas.

La normalidad, eso que tanto ansiamos todos, y que en vistas de la situación actual todavía se encuentra muy lejos de alcanzar. En ese sentidos muchos creen que la vacunación puede ser una solución no solo a sus miedos, como son contagiar a sus familiares, amigos o compañeros de trabajo, sino que también será un remedio para sectores económicos castigados como la hostelería. “Muchos de mis conocidos son hosteleros, que es de lo único de lo que viven”, incide una joven.

“Incluso a mí en mi trabajo, como decoradora de bodas, si suben los casos me afecta, porque se reducen los aforos”, ejemplifica. “¿Qué es mejor: joderte tú 15 días o todo el verano o joder a todo el mundo? Se trata de ir hacia adelante, no hacia atrás”, cuestiona una chica.

LA PROMESA DE LA AUTOCITA

El empleo pesa mucho entre los jóvenes, sabedores de que el acceso en estos momentos al mercado laboral es sumamente complicado. Por eso, muchos veían en la autocita, esa que la Xunta anunció a bombo y platillo y que en otras comunidades está permitiendo vacunar a los más jóvenes, una salida rápida a sus problemas.

No obstante, esta autocita está limitada en sus primeros días de vida a los rezagados, mayores de 50, y a los estudiantes de Erasmus. La población joven todavía tiene que esperar, como algunos trabajadores, si bien eran prioritarios, todavía esperan por su primera dosis cuando estamos a mediados de julio.

“Cuando salió lo de la autocita tenía esperanza para que nos apuntasemos los rezagados. Llamas a los teléfonos que te indican pero nadie te coge la llamada”, lamenta un farmacéutico que, pese a ser un trabajador esencial, todavía espera la primera vacuna, como muchos de sus compañeros. “Cumplo más requisitos que alguien de 50 años que no fue en su turno, debería tener más prioridad. Pero visto lo visto...hacen con nosotros lo que les sale de los cojones”, se queja amargamente.

Sin embargo, otros jóvenes dicen no tener prisa y, si les toca por edad, no ponen problemas, pero creen que no deberían ser prioritarios por delante de otros colectivos “más necesitados”. “Si aguanté más de un año sin vacuna, siendo responsable, no me cuesta aguantar un poco más”, expone una muchacha. La misma idea comparte un muchacho que, en estos momentos, permanece aislado en su domicilio. “Yo esperaría. Lo más correcto es seguir el orden establecido. Todos queremos vacunarnos, pero hay que pensar en el bien general”, argumenta.

Otra corriente es la de aquellos que creen que vacunarlos a ellos podría ser contraproducente si eso significa “quitarle el sitio” a otros grupos. “Lo haría sin pensarlo siempre que fuese justo, pero si hay que a la que le hace más falta porque tiene más riesgo que yo, obviamente esperaría a mi turno”, comenta una chica. En el lado opuesto encontramos el razonamiento de otra joven: “Si hay cita significa que hay hueco y por tanto no hacerlo me parecería perder una oportunidad. No lo veo como quitarle el sitio a otros colectivos”.

“IRÍA DE CABEZA A UN CRIBADO”

En la misma línea, los jóvenes consultados tampoco rechazarían asistir a los cribados que se están convocando a lo largo y ancho de la comunidad, pese a las dudas que sembró ayer el presidente de la Xunta en su comparecencia, en la que los tildó de “insolidarios” por no acudir a los cribados. Para Feijóo, en una situación como la actual, "es un acto de una enorme insolidaridad con la comunidad y un acto de irresponsabilidad individual y personal".

Si bien es cierto que la participación en muchos cribados dirigidos a la gente joven es baja, hay muchos factores que influyen en estos momentos para que sea así, pero la falta de ganas o el miedo a dar positivo no parece ser un motivo de peso para la mayoría. “¿Si me citan para una PCR? Iría de cabeza. Es lo que toca. Antes de contagiar a alguien que lo pueda pasar mal o que incluso te pueda quitar el sueño por la noche”, razona un muchacho de 27 años.

“Si fuese positivo me gustaría saberlo. Por mí y por la gente que me rodea”, agrega otra joven, mientras que una muchacha incide en que estar en cuarentena es algo que ya han vivido en muchos casos. “Y me fastidié quedándome encerrada en casa. Hay que mirar por el bien de todos”.

PRUEBAS EN FARMACIAS

Otros, en cambio, no quisieron ni esperar a la llamada para los cribados y se fueron a la farmacia más cercana, donde ofrecen test gratuitos. “De hecho mi pareja y yo realizamos hace unos días un test de saliva en la farmacia al ver como estaban subiendo los casos en nuestro municipio”, afirma. Con todo, todavía no han recibido los resultados, que deberían saberse entre 24 y 72 horas después de la prueba.

“Estarán saturados”, supone, a la vez que manifiesta que, al contrario de lo que pueda parecer, “hay más gente responsable que inconscientes, incluso entre la juventud”. “Es mejor quedarme en casa diez días, aún siendo negativo si soy un contacto estrecho de un positivo, que fastidiar a todo un pueblo”, sentencia.

CITAS “DE UN MOMENTO PARA OTRO”

Mención aparte merecen aquellos a los que, aún predispuestos a ir, les es imposible acudir a los cribados. Se trata de estudiantes como los que hoy están realizando la prueba de selectividad, jóvenes que se encuentran de vacaciones fuera de su lugar de residencia o, directamente, aquellos a los que la cita les llega trabajando. También hay que destacar que muchos cribados no se realizan dentro del propio municipio en el que residen los citados, lo que obliga a los menores a desplazarse, aunque muchos no tienen medio de transporte, carnet o medios para llegar al punto del cribado. 

“Te avisan de un momento para otro”, denuncia una joven de Boiro, donde se está realizando un cribado desde ayer, y a la que avisaron justo cuando estaba de camino al trabajo. “Me llegó el mensaje a las 14:30, cuando estaba en el bus, para un cribado a las 19 h. No tengo coche, estoy en mitad de mi jornada laboral... ¿Cómo quieren que vaya? ¿Me va a pagar Feijóo el taxi?”, reprocha la joven boirense, a la que el SERGAS y su sistema de avisos, como a muchos gallegos, tampoco le está poniendo las cosas sencillas.