​La salud mental y el drama de los suicidios, el terrible síntoma de una sociedad enferma

Son los pobres los que no se pueden permitir que el psicólogo o psiquiatra de pago. 

Una sociedad donde la tasa de muerte por suicidio triplica la de muertes en accidentes de tránsito, es una sociedad enferma y loca. Pero cuando además esa sociedad da la espalda al problema y no intenta por todos los medios buscar una solución, ya no es solo una sociedad enferma y loca, también es una sociedad sin empatía dirigida por psicópatas.

No hablar del tema y ocultar esta situación dramática, no hacer que el drama desaparezca, esconder los problemas debajo de la alfombra no es una solución. 

Trabajadores sobreexplotados y llenos de incertidumbre, desempleados de larga duración sin esperanza, familias endeudadas, destrozadas por la crisis, desalojos, injusticias y abusos en todas partes son el caldo de cultivo de enfermedades físicas y mentales.

A esto hay que sumar los recortes en una asistencia sanitaria ya al límite, una asistencia sanitaria donde la salud mental siempre ha sido de tercera clase y una pandemia que lo ha complicado aún más todo.

Ahora que se supone que tenemos un gobierno de progreso es hora de apostar por una salud pública de calidad e ingeniosa, es urgente invertir en salud mental. 

Si no lo hacemos, si seguimos ocultando y ocultando el problema, el drama de los suicidios y los enfermos mentales, entonces ya no hablaríamos de un problema de salud, sino de un genocidio encubierto, porque la salud también pasa por clases sociales. Son los pobres los que no se pueden permitir que el psicólogo o psiquiatra de pago.