Con o sin vacuna, la USC no nos forma bien; protestan Maxisterio y otros grados críticos con tanta teleenseñanza

Los alumnos de la facultad de Ciencias da Educación de la USC quieren ir a clase y aprender, no seguir detrás de una pantalla como en los momentos más duros de la crisis sanitaria.

Pese a que la situación epidemiológica ha mejorado, los alumnos de Maxisterio, Educación Social o Pedagoxía denuncian que su facultad se queda vacía una vez cada tres semanas porque así lo ha dictado el protocolo del rectorado, que los obliga a tener una semana entera de educación telemática. 

Minia, integrante de la Asemblea Aberta de Maxisterio, explica para Galiciapress el conflicto entre los alumnos, que vienen de protagonizar una gran sentada ante la facultad como protesta por esta situación, y la Universidad de Santiago de Compostela, a la que acusan de no sentarse a dialogar con ellos. 

Protesta de alumnos de la USC por la educación presencial | Foto: Asemblea Aberta Maxisterio

Apenas llevamos unas semanas de curso, pero en la Universidad de Santiago de Compostela la vieja normalidad y la nueva normalidad se parecen bastante, sobre todo a lo que al descontento de los alumnos se refiere. El último capitulo de la eterna batalla que parece mantener la USC con sus estudiantes -ya arrancó el curso académico con una protesta de los alumnos de Medicina- tiene que ver con la escasa presencialidad en la facultad de Ciencias da Educación, donde los alumnos de grados como Maxisterio protagonizaron ayer una sentada silente contra los protocolos establecidos por la pandemia y que los alejan cada vez más de las aulas.

Este problema, el de la presencialidad, afecta a otras facultades de la USC, pero resulta especialmente sangrante en Ciencias da Educación, en donde su alumnado dio ayer un paso al frente convocando una protesta a la que acudieron decenas de alumnos.

Cada facultad vive una situación diferente, ya que cada decanato elabora un protocolo propio contra la Covid-19, por lo que el nivel de restricciones que tiene que asumir un alumno de la USC es distinto según donde estudie. Así, mientras en Filosofía e Historia gozan de una presencialidad casi total, en Ciencias da Educación, que reúne grados como Maxisterio, Educación Social o Pedagoxía, cuentan con una presencialidad “mínima”.

Como denuncia Minia, representante de la Asemblea Aberta Maxisterio y alumna de la USC, el protocolo afecta a las dos sedes, ya que cuenta con emplazamientos en el Campus Norte y en el Campus Vida, donde se reparten los grados. En la misma línea, señala que en el caso concreto de su facultad, las instalaciones “ya no son muchas para el número de alumnos que hay”, lo que complica todavía más el tema de los aforos en las clases expositivas.

Apoyados en los datos del SERGAS, con una vacunación que supera ya el 90% de la población diana y el escenario epidemiológico es cada vez más favorable, desde la organización denuncian que la facultad les obliga a que de cada tres semanas de clase una de ellas sea totalmente telemática: “Son ciclos de rotación de tres semanas, y la primera es 100% online tanto para clases expositivas como interactivas. Las otras dos semanas son semipresenciales, donde las expositivas siguen siendo online, con la diferencia de que no son en directo, solo se cuelga el material en el campus virtual. Al final nos encontramos que solo una semana de cada tres vamos a las clases interactivas -también divididas en grupos-”.

“Lo que no entiende ni el alumnado ni el profesorado de este protocolo es por qué hay una semana 100% online, ya que lo que provoca es que esa semana los dos centros se queden vacíos con los alumnos de los cuatros grados en sus casas”, denuncian desde la Asemblea Aberta Maxisterio.

EDUCACIÓN TELEMÁTICA SÍ, PERO SI ES “ÓPTIMA”

Con todo, el alumnado de la Facultade de Ciencias da Educación no rechaza de forma rotunda la educación telemática, si no que esta tiene que darse “de una forma óptima” en los aspectos técnicos, algo que hoy no es posible. “No todo el mundo tiene las mismas oportunidades. No todos los alumnos tienen una buena conexión a internet ni una zona de estudio propia en su vivienda para estar en igualdad de condiciones con otros alumnos”, subrayan desde la plataforma. La socialización que solo se consigue con el contacto diario y el dinamismo de las clases “más interesantes a nivel comunicativo” son otros factores que animan a apostar por la presencialidad.

“No todo el mundo tiene las mismas oportunidades. No todos los alumnos tienen una buena conexión a internet ni una zona de estudio propia en su vivienda para estar en igualdad de condiciones con otros alumnos”

Por otro lado, hay que destacar el aspecto práctico de asignaturas como Maxisterio, donde los alumnos se retroalimentan unos de otros en una carrera donde la presencia y la oratoria son muy importantes. “Muchas de las propuestas de las clases presenciales no tienen cabida si suceden al otro lado de una pantalla”, lamenta Minia.

Alumnos de Maxisterio y otros grados protestaron ante la facultad de Ciencias da Eduación | Foto: Asemblea Aberta Maxisterio

Otro aspecto a tener en cuenta es la estructura de muchas clases telemáticas, ya que la mayoría ni siquiera quedan grabadas para que puedan acceder a ellas otros alumnos que no pudieron estar presentes en el horario de la clase y tampoco permiten la participación del alumnado. “Generalmente el profesor o profesora comparte pantalla con las diapositivas y expone la materia”, resume.

Además, y si bien algunos profesores les piden a los alumnos que se conecten con sus propias web cam para mejorar la comunicación, el propio decanato ha pedido a los alumnos que no lo hagan “por temas de protección de datos”, lo que hace todavía más difícil la docencia.

PROHIBIDO ESTAR EN LA FACULTAD SI NO ES EN EL AULA, LA CAFETERIA O LA BIBLIOTECA

De igual manera, la evaluación continua de muchas asignaturas se apoya en la realización de trabajos grupales, pero por protocolo los alumnos no pueden utilizar las aulas de trabajo en grupo, por lo que no es raro ver en los alrededores de la facultad o incluso en las escaleras de la entrada a chicos y chicas reunidos en corro con sus ordenadores trabajando de forma conjunta. “Son aulas que se podrían utilizar, con sus medidas, como distancia o reducción de aforo, pero que se mantienen cerradas con la excusa de la pandemia”, critican los estudiantes.

“El rectorado dijo el 1 de septiembre que se iban a retirar todo tipo de restricciones de movilidad dentro de la facultad. En la nuestra solo nos permiten estar en clase, en la biblioteca o a la cafetería, pero no podemos sentarnos en bancos, o reunirnos dentro de un aula, ni utilizar los locales de estudiantes que utilizamos para las asambleas...”.

Hasta el momento, y si bien las reivindicaciones del alumnado se remontan a antes de iniciarse el curso, el diálogo con la universidad es “nulo”. “No hay respuestas, de modo que es absoluto monólogo”, lamenta Minia. Por el contrario, algunos profesores sí intentan buscar soluciones “dentro de los límites legales del protocolo” para que todo el alumnado pueda tener acceso a sus clases. Sin embargo, propuestas como impartir clases al aire libre, no dejan de ser “parches” que a partir de octubre, con la llegada de los días de lluvia y frío, serán irrealizables.

Ahora, los alumnos quieren esperar a conocer el alcance de la sentada de ayer y ver si con esta presión logran desbloquear las negociaciones de una universidad que de momento parece haberse cerrado en banda. A partir de ahí, y según evolucione la posible respuesta de las autoridades docentes, desde la Asemblea barajan la posibilidad de realizar otro tipo de protestas, tal vez menos silenciosas que la de este miércoles. Del silencio de la USC depende que sus alumnos hagan más o menos ruido.

Protestas contra los protocolos de la USC | Foto: Asemblea Aberta Maxisterio