Casado está muerto políticamente tras ceder en el caso Ayuso

Carmen P. Flores

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el líder del PP, Pablo Casado.

Isabel Díaz Ayuso con Pablo Casado @ep


El PP se halla inmerso en un conflicto marcado por las acusaciones mutuas de Casado y Ayuso: el presidente de los populares acusa a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, de haber favorecido a la empresa en la que “trabaja” su hermano con la compra de unas mascarillas. Mientras que la afectada hacía lo propio acusando a la dirección de su partido de haberla espiado a ella y a su hermano, un amigo y conocido. La tensión llegó al límite de declarar públicamente el secretario general, García Egea de abrirle un expediente “disciplinario”. Mientras que Casado en unas declaraciones decía - entre otras cosas- que “no era muy ejemplar que el hermano de Ayuso cobrase por un contrato adjudicado por el Gobierno de su hermana, y que esto daba que pensar que se podía haber producido un tráfico de influencias. Lo afirmaba muy convencido.


Pocos minutos antes de Egea comparecía Ayuso leyendo textualmente lo que le había escrito alguien - ¿Miguel Angel Rodríguez, su jefe de gabinete? – para desmentir las acusaciones y echar más leña al fuego, que era lo que estaba esperando tras meses de haberle reclamado Génova los papales de su hermano. Esta se hizo la” longuis” y ganó un tiempo precioso para ir preparando el asalto a Garcia Egea y al mismísimo Casado, su amigo del alma que la había llevado a la presidencia madrileña. En política no hay amigos, - ¿solo intereses?-.


Como la situación ha provocado un cisma interno en los populares, estos días se han venido realizando llamadas telefónicas, reuniones y más contubernios para intentar poner paz y no dar más alas a sus competidores de Vox. Al final, este sábado se reunieron en Génova los dos protagonistas para firmar la paz y anular el expediente, porque al parecer Ayuso había aportado la documentación. Mientras, Garcia Egea amagó con dimitir, una solución que deja a Casado en una delicada situación. Ayuso está apoyada por José María Aznar, la transparente Esperanza Aguirre y el estratega y manipulador mayor de toda está operación, Miguel Angel Rodriguez, un personaje que nunca ha pasado desapercibido - ni siquiera cuando fue detenido por cuatriplicar la tasa de alcohol permitida- por su capacidad de generar polémica y enemigos al mismo tiempo. Desde que empezó a trabajar con Ayuso la ha ido adoctrinando para hacerse con el poder en el PP. Solo hay que repasar la hemeroteca y ver la creciente confrontación de ésta con la dirección de su partido. Decía Churchill que “un apaciguador es alguien que alimenta al cocodrilo, esperando que se coma a otro antes que a él”.


Casado se ha equivocado al echarse atrás en su primera decisión, lo que significa que ha perdido la autoridad de líder, además de servirle en bandeja - que lo hará- la cabeza de Garcia Egea, el hombre que le ha hecho el trabajo sucio. Cuando un dirigente toma una decisión como la suya de cuestionar públicamente la ética de Ayuso, suceda lo que suceda debe seguir hacia adelante, no retroceder, porque es signo de debilidad y carencia de liderazgo. Es muy gráfica la afirmación de Churchill cuando decía que “las cometas se elevan más altas contra el viento, no a favor de él”. Eso tendría que hacer Casado.


Si Casado quería dar la imagen de que la corrupción no iba a formar parte de la nueva etapa del Partido Popular que él preside, la verdad es que ese objetivo ha caído por sí solo. Los contratos del hermano de Ayuso serán legales, que lo dudo, pero lo que no son es éticos y mucho menos ejemplarizantes. Lo mismo que hizo en su día ella, no hace tanto tiempo, en 2020, cuando fue acusada de privilegios por vivir en dos apartahotel de lujo del empresario Sarasola. Cuando fue descubierta aseguró, después de declaraciones contradictorias entre Sarasola y ella, que pagaba por estos dos apartamentos más una plaza de parquing, 89 euros al día, lo que despertó más de una carcajada. Tras ser descubierta, a los pocos días se marchó de los mismos. Así que la señora Ayuso miente más que habla. Esperemos que la justicia, que no su partido, llegue hasta el final del Caso Tomás Ayudo, hermano de la presidenta de la comunidad madrileña


Siempre ha sido y seguirá siendo para desprestigio de la política el nepotismo, como algo normal, cotidiano y que forma parte de la cultura de los que ejercen el oficio de servidor público, algo que deberían hacer reflexionar. Porque como decía Cicerón: “Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”


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