Natalia Afonina, ucraniana en Galicia: "no piensas que la guerra llegará a la puerta de casa; es una pesadilla"

La mujer, que espera noticias de su hijo, todavía en Kiev, critica la tibieza de Europa: "Putin se está riendo de todos"

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La mujer, que espera noticias de su hijo, todavía en Kiev, critica la tibieza de Europa: "Putin se está riendo de todos"

Natalia Afonina sigue con preocupación la información que le llega "a cuentagotas" de Ucrania, donde ha vivido gran parte de su vida, pese a haber disfrutado de su infancia en Rusia --allí todavía residen sus padres-- y estar afincada ahora junto a su marido en Lorbé, en A Coruña.

En la casa que comparten y en la que además han acogido a una familia ucraniana, esperan "minuto a minuto" las noticias que les puedan llegar de Ucrania, ocupada desde hace dos días por tropas del ejército ruso.

En la entrevista concedida a Europa Press, Natalia no se despega del teléfono y son varias las veces en las que interrumpe la conversación para actualizar los datos que le llegan de familia y amigos por Whatsapp.

La ucraniana, que reconoce llevar días sin dormir, califica la declaración de guerra como una "pesadilla" que ha sorprendido a su hijo de 23 años en Kiev. Allí se encontraba junto a su novia, que ha podido salir en dirección a Varsovia y a la que esperan recibir en los próximos días.

Cuenta la mujer que han acogido además a un matrimonio que visitaba España y que, dadas las circunstancias, no ha podido volver a Ucrania. "Cada uno está buscando conocidos que los puedan acoger. Yo ya le he dicho a todos mis amigos que si podían venir, los acogeríamos. Vamos a intentar ayudar a todos, aunque sea poniendo tiendas de campaña", ha comentado Natalia.

Y es que la ONU estima que entre uno y cinco millones de personas escaparán de la guerra declarada en Ucrania. "Me cuentan que las carreteras del oeste están colapsadas, no hay gasolina. Está la gente como en una lata y esa lata la están bombardeando", destaca Natalia.

Los refugiados serán en su mayoría mujeres y niños, puesto que el presidente Volodímir Zelenski decretó hace pocas horas la movilización general, por la que todos los hombres de 18 a 60 años deberán permanecer en el país para unirse al ejército.

"Yo no quiero que mi hijo vaya a la guerra. No sabe usar un arma. De momento están llamando a los que tienen algún tipo de experiencia militar, espero que no lo llamen", lamenta Natalia, que explica que su hijo tenía ganas de instalarse aquí en España.

"TODOS TIENEN MIEDO"
"No contábamos con que pasase esto así, de esta manera. Hasta hace unos días yo tenía pensado viajar a Kiev para arreglar unos documentos, pero la noche que todo empezó una amiga me llamó a las 5,30 horas y, llorando, me dijo que estaban empezando los bombardeos", explica la mujer.

Su amiga lleva días refugiada en un búnker junto a su madre en un pueblo cercano a Jersón. "Todos buscan donde esconderse, todos tienen miedo", recalca Natalia.

Miedo, sobre todo, a "un dictador tan grande" como Putin, que ha conseguido "convencer" a gran parte de su pueblo "mediante desinformación y propaganda" de que "todo el mundo está contra ellos".

"Todos están esperando que todo esto acabe en Ucrania, pero Putin no es así. Ese país está creciendo como un monstruo porque ellos de verdad se creen que todo el mundo está contra ellos y quieren protegerse", argumenta la ucraniana, que dice "entender" hasta cierto punto ese sentimiento entre los rusos afincados en el extranjero.

LA PROPAGANDA RUSA
"Reciben esos videos e información falsa, esa propaganda, por parte de sus familiares. Sólo eso, y es que además no se pueden creer lo que pasa, piensan que nos lo estamos inventando", señala. Se creen, incide Natalia, que Putin lleva a cabo "una operación militar", "quirúrgica, por así decirlo, para limpiar Ucrania".

La maquinaria de propaganda a la que el presidente ruso somete a su población "desde hace 10 o 15 años" ha provocado, explica Natalia, que muchos rusos vean con buenos ojos la invasión, "pensando que los ucranianos son malas personas, que todo está descontrolado".

"La gente está hipnotizada, son zombis", asegura. Algo que ha visto en sus propios padres, residentes ambos en Rusia. "Hoy hablé con mi madre y no sabe nada. Ni siquiera pregunta si estamos bien porque ni sabe que hay una guerra como tal", cuenta.

Para insistir en esta idea, Natalia retrocede entonces años atrás, a cuando vivía en Ucrania. "Mi padre me dijo que no me venía a ver a Kiev porque igual le disparaban o le pasaba algo en el tren. Y es todo por por la propaganda. Es lo más horrible que puede pasar en el S.XXI porque hay medios de información, pero allí no hay libertad. Todo el mundo escucha esos canales y están como zombis", incide la mujer.

Con todo, la ucraniana subraya también las llamadas de amigos rusos que "piden perdón llorando por lo que está haciendo su país". A este respecto, recuerda a las más de mil personas que fueron detenidas este jueves en una manifestación convocada en Moscú contra la guerra en Ucrania.

Natalia teme que la situación se alargue porque "nadie entiende qué quiere Putin". "¿Quiere una parte de Ucrania?, ¿Quiere toda Ucrania?", se pregunta la mujer con un punto de angustia en la voz. "Me entristece que mucha gente allí no entienda lo que está pasando", comenta.

Gente, explica, que cuando empezaron los ataques en el valle del Dombás o en la península de Crimea, pidió ayuda para sacar a sus hijos y nietos, o que incluso se mudaron a Kiev, "y ahora dicen que la ocupación rusa es justa".

LAS SANCIONES, "PICADURAS DE MOSQUITO"
Preguntada por las sanciones que la Unión Europea ha aprobado contra Rusia --el mayor paquete de multas de la historia del club de los 27 para "cercenar el crecimiento ruso y castigar su economía"--, Natalia asegura que serán "picaduras de mosquito" para el gigante ruso.

Entre las medidas aprobadas se encuentran el veto a la exportación de tecnología, piezas y servicios aeronáuticos y aeroespaciales, de equipos de renovación de refinerías de petróleo, o la congelación de activos a individuos en los círculos de poder; algo que, en la opinión de la ucraniana, no hará mella en el poder de Putin.

Natalia coincide con el presidente del Ejecutivo ucraniano, que esta noche se mostraba decepcionado con la respuesta europea al conflicto, asegurando además que los habían dejado solos.

"No teníamos mucho interés en lo que estaba pasando en Siria, pero ahora esto se entiende muy bien. Cada uno piensa en sus intereses y que esta cosa horrible no va a llegar a su casa", apunta, tras lo que arremete contra la tibieza de la UE.

"Con el gas, con los suministros de metales, Putin poco a poco va apretando, pero Europa es muy delicada. Siempre están diciendo: vamos a pensar, vamos a reunirnos un día y otro día, pero no vamos a hacer nada. Los dirigentes europeos dicen: exigimos que pare de hacer esto ya, pero es ridículo. Yo pienso que él --Putin-- se está riendo de todo el mundo cuando oye eso y piensa: soy yo el que ahora manda aquí", concluye quejumbrosa Natalia.

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