#Claves de la semana

Judíos en Tui

En el caso concreto de los judíos que vivieron en Tui, se han conservado apenas treinta documentos sobre su presencia en la villa, pero son tan significativos que permiten afirmar que contaron con una sinagoga y un cementerio y conocer algunos datos personales o profesionales sobre ellos.


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María Gloria de Antonio Rubio

Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento”

CSIC – Xunta de Galicia



Durante los más de 500 años en los que los judíos vivieron dispersos por todo el territorio gallego dejaron su huella, en mayor o menor medida, tanto en papel como en piedra. En el caso concreto de los judíos que vivieron en Tui, se han conservado apenas treinta documentos sobre su presencia en la villa, pero son tan significativos que permiten afirmar que contaron con una sinagoga y un cementerio y conocer algunos datos personales o profesionales sobre ellos. En piedra esta comunidad dejó en el claustro de la catedral el único grabado no funerario, donde se representa, entre otros símbolos, una Menorah o candelabro de siete brazos, uno de los elementos rituales más importantes y antiguos del judaísmo.


Con la documentación actual no es posible precisar en que momento llegaron los judíos a la villa pero sí afirmar que en el siglo XV existía una comunidad organizada de la que se desconoce el número exacto de sus habitantes. Para intentar una aproximación al número de familias que vivieron en Tui y ante la falta de documentación demográfica, es necesario recurrir a la cantidad que esta comunidad tributó a la Hacienda real, en concepto de “servicio y medio servicio”. Este tributo era específicamente judío y se recaudaba asignando a cada comunidad una cantidad proporcional al volumen de su población. En 1472 y 1474 se asignaron 45 maravedíes por cada vecino o cabeza de familia mayor de veinte años, eximiendo del tributo a las mujeres. Por lo tanto si se divide la cantidad a pagar por cada comunidad entre 45, se obtendrá el número de familias de un determinado grupo. Este cálculo debe tomarse como una simple aproximación y no como un resultado absoluto especialmente en el caso de los judíos de Tui que tributaban junto a los de Baiona. En los cuadernos de reparto, en la mayoría de las ocasiones, se menciona “Los judios que moran en Vayona e en Tuy”. Teniendo en cuenta esta observación las cantidades pagadas y el número de familias sujetas a tributación de estas dos comunidades fueron:


Fuera cual fuera su número exacto, los judíos de Tui contaron con una sinagoga que se ubicaba en la judería o área urbana habitada única o mayoritariamente por los judíos. Tenía dos funciones, ser el centro de reunión de la comunidad y un lugar de estudio y culto. En ella se asentaba el tribunal judío, sus sótanos servían, a veces, de cárcel y era un centro de actividad económica donde se publicaban las derramas de tributos, se custodiaban los padrones y se decretan las confiscaciones. Pero, sobre todo, la sinagoga era un lugar de oración y de estudio de la Torá o la Ley y, posiblemente por esta función, la sinagoga de Tui se nombra en los documentos como “Tourá” y no como sinagoga. Así, al menos, se menciona en el año 1546 en una pequeña anotación económica del Cabildoque textualmente dice: “Rua da Oliveira. Por las casas que foron Toura dos Judeos que he a cabaleriça que esta pegada ao muro han as Aniversarias de pension oyto mrs.”. Por lo tanto, este documento no sólo confirma la ubicación de la sinagoga en la “Rúa da Oliveira” -calle que comenzaba junto a la muralla de la ciudad y terminaba en la Plaza del Concejo, muy próxima a la catedral-, sino que al precisar que en ese momento, 1546, era una caballeriza, indirectamente, confirma que su valor arquitectónico debía ser tan bajo que sólo servió para este fin tras la expulsión de los judíos en 1492.


Una de las obligaciones fundamentales para cualquier comunidad hebrea fue la de mantener un cementerio. Esta obligación primaba incluso sobre la de construir una sinagoga, ya que si para la oración pública era suficiente una pequeña habitación, resultaba de todo punto imprescindible disponer de un osario o cementerio en el que enterrar a los difuntos con arreglo a los ritos particulares de la religión judía. Éstos debían localizarse siempre fuera del recinto de la judería y aún fuera del recinto amurallado de la ciudad, a una distancia mínima de cincuenta pasos y un máximo de dos o tres kilómetros de la última casa, en una pequeña elevación de terreno, en tierra no labrada y procurándose que entre la ciudad y el cementerio discurriera un río o un arroyo. El cementerio judío de Tui cumplía, como es natural, todas estas exigencias pues estuvo situado en el entorno de “rrio de Moyños”, riachuelo que, en palabras de Ávila y la Cueva, bajaba del monte Aloia y distaba una legua de Tui. Después de 1492, todo parece indicar que este terreno pasó a ser propiedad del Cabildo quien lo aforó a particulares.


En cuanto a la dedicación profesional de los judíos tudenses poco es lo que se sabe. Se tiene constancia documental de un carnicero, de artesanos dedicados al trabajo de la plata y de la presencia de recaudadores de rentas reales aunque ninguno de estos últimos fue natural de Galicia


Las prescripciones alimenticias eran muy numerosas en la religión judía, especialmente en lo que a la preparación de las carnes se refiere. Los animales debían ser sacrificados por un oficial y posteriormente explorados por otro diferente. Solamente cuando la carne había pasado todos los controles podía ser declarada apta para el consumo. De esta norma general para todo judío, deriva la importancia de contar con un carnicero en la comunidad. En Tui, en 1421, al menos, vivió uno, “Pedro judeu, carniceiro”, lo que es indicativo de la importancia de la comunidad tudense.


La artesanía fue la actividad profesional en que se ocupó principalmente la población hebrea hispana a lo largo de la Edad Media, especialmente en oficios relacionados con el sector textil, con el trabajo del cuero y con la metalurgia. Así, son frecuentes las menciones a judíos sastres, tejedores, sederos, traperos, zapateros, tundidores, herreros, u olleros. Galicia no fue ajena a esta tendencia general y una gran parte de los oficios documentados están relacionados con la artesanía, produciéndose un predominio absoluto de los plateros. En Tui destaca la presencia, entre 1432 y 1435, de Abrahán y su yerno Isaac quienes elaboraron una cruz de plata para el Cabildo a partir de unos cálices y sus correspondientes patenas que ellos mismos les proporcionaron y de ciertas cantidades de plata que Abrahán e Isaac le prestaron.. Inicialmente recibieron el encargo de realizar sólo la cruz pero cuando ésta estuvo terminada y, tras inspeccionar el trabajo, el cabildo les encargó realizar también el pie de la misma. Una vez finalizado el trabajo recibieron en concepto de salario algo más de 5.000 maravedíes.


Las referencias a recaudadores son, sin embargo, relativamente más abundantes. No porque hubiese más judíos dedicados a ellas sino porque el proceso de recaudación generaba, en sí mismo, mucha documentación. De este modo se conoce que don Zulema Abenarroyo, miembro de la cámara de cuentas de la cancillería real, fue recaudador del arzobispado de Santiago y Tui desde 1402; que Salomón Baquix y su hermano Mosé, naturales de Hita (Guadalajara), fueron recaudadores de alcabalas para el mismo arzobispado durante los años 1435-1437 y 1439, aunque no actuaron directamente sino a través de otros recaudadores tanto judíos como cristianos; que Judá de Villamañán, vecino de Villamañán (León) lo fue entre 1455 y 1458; y, finalmente en 1467 recaudó en Tui Abrahán Cepedal.


La documentación deja constancia, además, de otros personajes de los que apenas se conoce algo más que su nombre. Este es el caso de Samuel, Liom, Salomón o Saúl todos ellos relacionados con foros o reclamaciones judiciales.


Pero ¿qué ocurrió en 1492 con esta población cuando los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de sus reinos todos los judíos, sin excepción? Es lógico suponer que los judíos de Tui adoptaran posturas diferentes. Mientras que algunos de ellos decidieron mantenerse fieles a su Fe y abandonar Galicia, otros optaron por aceptar el bautismo y permanecer en la villa gozando de los privilegios que, inicialmente, la conversión les otorgaba.


Entre los primeros cabe mencionar a Salomón quien el 7 de mayo de 1492 donó la casa en la que vivía porque “el agora sya desta terra”; a Daniel quien unos días después y por la misma razón renunció a la casa que tenía en la plaza de la ciudad o a David. Este último, el 18 de mayo de 1492, vendió su casa y, aunque no se especifica el motivo, todo hace suponer que fue porque decidió abandonar Tui.


Aquellos que optaron por el bautismo no tardaron en suscitar la desconfianza y animadversión de los cristianos viejos y, de esta forma, se fue incubando una cierta hostilidad que les convertiría en unos de los objetivos del Tribunal de la Santa Inquisición. Los nombres de algunos de los procesados tudenses han quedado registrados en una serie de Sambenitos o túnicas que debían ponerse los reos en un auto de fe. Sirva como ejemplo Enrique Méndez Mercader. Primeramente vivió en Viana do Castelo, donde consta el nacimiento de su hija Catalina. Después lo haría en Baiona, donde posiblemente nacieron sus hijas Isabel, María y Blanca, desconociendo el lugar de nacimiento de las otras dos, Margarita y Beatriz. Finalmente, algún tiempo después, se trasladaría a Tui, donde se le cita como vecino.


Por lo tanto y a modo de conclusión se puede afirmar que la excepcionalidad de la documentación de Tui no se refiere tanto al número de documentos conservados sino a la singularidad de los mismos, que permiten afirmar la existencia de una comunidad con su sinagoga y cementerio, conocer algunas de las profesiones ejercidas o la decisión que adoptaron ante el Edicto de Expulsión de 1492.


BIBLIOGRAFÍA.

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1 Comentarios

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Hola! estoy buscando el número de contacto del centro cultural de la counidad judiá en Galicia.

escrito por Ulyana Zhukova 11/jun/18    13:27

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