La nueva conferencia de Évian

Vergüenza tenía que darles a todos los líderes europeos lo acordado en la última cumbre Europa – Turquía respeto al tema de los refugiados. 

No hemos aprendido nada de la historia reciente del viejo continente, volvemos otra vez al año 1938 cuando se celebró en Évian-les-Bains (Francia) en las proximidades del lago Lemán una conferencia para tratar la situación de los refugiados judíos, víctimas del régimen nazi. 

No solo lo pasaban canutas los más de 600.000 judíos en Alemania, sino con motivo del Anschluss de Austria al Reich de Hitler, miles de judíos huyeron legalmente de Europa hacia Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña, pero una gran mayoría no podía salir por las trabas burocráticas que imponía la administración germano-austriaca. Y para fastidiar más el tema (la historia se repite casi 80 años después) la mayoría de las naciones se oponían a recibir a los refugiados incluso con la amenaza de devolverlos a Alemania si entraban ilegalmente en sus territorios. 

La gran mayoría de países asistentes a la Conferencia (entre ellos Estados Unidos, Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Suecia, Países Bajos, Bélgica, Suiza, Francia, e Irlanda y la gran mayoría de países latinoamericanos) rechazó facilitar la llegada de los inmigrantes judíos, siendo así inútiles las presiones para que Alemania permitiera la salida de éstos. 

Estados Unidos y Canadá no quisieron bajar de sus cuotas de inmigración anuales (30.000 personas por año), Australia solo aceptaba 15.000 en un plazo de 3 años, y encima defendía, con cinísmo, que no quería importar un problema racial. Por lo contrario México y Venezuela se mostraron más generosos en la acogida de refugiados judíos de habla alemana. Algunos países suramericanos argumentaron que temían un aumento de resentimientos antisemitas en sus respectivas poblaciones por su abierta simpatía con los fascismos de Mussolini y Hitler. 

Hasta el propio Adolf Hitler se mostró asombrado como los países extranjeros le criticaban por su trato discriminatorio contra los judíos, pero que ninguno de ellos aceptara recibir a los judíos como inmigrantes, manifestando que "no se opondría a que otros países liberasen al Reich de la escoria judía". Chaim Weizmann, futuro primer presidente de Israel, ante esta situación manifestó posteriormente al The Guardian de Londres: «El mundo parece estar dividido en dos partes: Una donde los judíos no pueden vivir y la otra donde no pueden entrar».

Cambien ustedes, en el año 2016, la palabra judíos por otra y verán que no hemos aprendido nada de nada.