Gitanos de A Coruña entierran a Yoni Barrul entre gritos de justicia y reiterando acusaciones de brutalidad policial
El camposanto de Feáns se convirtió este miércoles en el escenario de las protestas de parte de la comunidad gitana herculina. Bajo un cielo gris, familiares y allegados dieron el último adiós a Yoni Barrul, el hombre de 35 años que perdió la vida tras una polémica detención por parte de agentes de la Policía Nacional el pasado martes. La ceremonia, lejos de ser un acto de recogimiento silencioso, estuvo marcada por protestas.
A las puertas del cementerio, el ambiente era de absoluta indignación frente a lo que consideran una actuación desmedida y carente de humanidad. Para el entorno cercano del fallecido, no se trató de una maniobra de reducción estándar, sino que señalan directamente un presunto asesinato cometido durante la intervención en el rellano de su vivienda. Sus allegados sostienen con firmeza que la fuerza empleada por los uniformados fue letal y que el fatal desenlace se produjo en el mismo instante en que fue proyectado violentamente contra el suelo, donde habría sufrido un impacto craneal definitivo antes de fallecer.
Según explicaron Luis y Diego, el hombre regresaba de un establecimiento hostelero y portaba un cuchillo al salir de la cocina tras oír la puerta, pero insisten en que carecía de intenciones violentas contra la patrulla que esperaba fuera. Fue en ese momento cuando, según su versión, los agentes lo interceptaron con una agresividad innecesaria, provocando que cayera y falleciera casi de inmediato ante la mirada de su propia esposa, quien alertó desesperada de que el hombre ya no presentaba signos vitales.
"Pedimos justicia, para que no vuelvan a hacer esto, que hoy le tocaba a él pero mañana nos puede tocar a otro”
"La policía, si tienen que hacer algo o si los tienen que detener, que los detengan pero no que les pisen la cabeza, con golpes; que hagan todo esto con una persona no es humano; pedimos justicia, para que no vuelvan a hacer esto, que hoy le tocaba a él pero mañana nos puede tocar a otro” argumentaba una asistente a las puertas del cementerio antes reclamar “¡Justicia para Yoni!”.
Versiones contrapuestas en el rellano de la vivienda
Frente a este testimonio, las fuentes vinculadas a la investigación mantienen una narrativa radicalmente distinta sobre lo ocurrido aquella madrugada en A Coruña. Los agentes acudieron al inmueble tras recibir avisos por ruidos y molestias vecinales, encontrándose presuntamente de frente con un individuo que se abalanzó sobre ellos portando un arma blanca. Desde la institución se defiende que se aplicó la fuerza mínima indispensable para neutralizar una amenaza inminente, actuando bajo la presión de un ataque físico directo que ponía en riesgo la integridad de los actuantes.
Los datos recabados por los investigadores sugieren que el fallecimiento no fue fruto de un golpe directo o una agresión, sino de una complicación médica sobrevenida por el estrés del momento. Aseguran que, una vez inmovilizado y con los grilletes puestos, el hombre sufrió un aparente infarto de miocardio que le costó la vida de forma súbita. Además, se apunta a que el comportamiento errático de Barrul podría estar relacionado con el consumo de sustancias, un factor que los investigadores consideran clave para entender tanto la interacción inicial como la posterior respuesta física del organismo.
Tras percatarse de que el hombre perdía las constantes vitales, relatan esas fuentes, los propios efectivos policiales iniciaron las maniobras de reanimación cardiopulmonar en el mismo rellano. A pesar de la rápida llegada de los servicios sanitarios y de los intensos intentos por revertir la parada cardiorrespiratoria, los esfuerzos resultaron infructuosos. Esta celeridad en la asistencia médica esgrimida por la policía choca frontalmente con la percepción de la familia, que describe una escena de desamparo y golpes continuados incluso cuando la víctima, según su testimonio, ya no oponía resistencia alguna.
La Sociedad Gitana Española, el colectivo con mayor representatividad en el territorio gallego, no ha tardado en posicionarse de forma contundente en defensa de la familia y la transparencia del proceso. A través de un comunicado oficial, denuncian lo que califican como un episodio de brutalidad policial injustificada que ha acabado con la vida de un hombres coruñés. Aseguran que denunciarán lo sucedido enlos juzgados.
Un proceso judicial que siempre se abre de oficio en casos así u que tratará de arrojar luz sobre las causas reales de la muerteor el momento, ni la Delegación del Gobierno en Galicia ni el Ministerio del Interior han emitido valoraciones adicionales, remitiéndose estrictamente a la investigación judicial que sigue su curso.
El entierro en Feáns marca el inicio de una batalla legal y social. Mientras las flores se acumulan sobre la tumba de Yoni Barrul, el clima de tensión es palpable en los barrios coruñeses donde habita la comunidad gitana. Allí se esperan los informes de la autopsia definitiva, que aporten las pruebas necesarias para determinar si se trató de una fatalidad médica o de un exceso policial que nunca debió ocurrir.
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