"Las pibas" toman, por fin, las riendas en O Son do Camiño

Uno de los grandes debes del panorama festivalero nacional es la escasa o, en ocasiones, nula presencia de bandas femeninas en el cartel. Algunas veces quedan relegadas a una nota a pie de página y no pasan de ser "lo anecdótico". Cuántas veces no se habran referido a ellas en la larga historia de la música como "las pibas" o "esa banda de chicas". Poco a poco, la situación comienza a revertirse, con algunos elementos que están dando la vuelta a la tortilla. El primero es la indudable calidad de las artistas, que copan las primeras posiciones en la lista de temas más escuchados en las principales plataformas. El segundo, la presión que ejerce el propio público, demandando un cambio en este arcaico proceder de dar más peso a bandas compuestas por hombres. Y tercero, y fundamental, la apuesta de festivales como O Son do Camiño por estos artistas para encabezar sus jornadas o para atraer al público.

VENIMOS A VERLAS A ELLAS

En esta IV Edición del festival santiagués parecen ir derribando las barreras, pero todavía quedan muchas. En este segundo día de festival fueron los shows de Fillas de Cassandra y Ginebras dos de los más reivindicados por el público. Las gallegas presentaban 'Acropole' en el Monte do Gozo, aunque no en el mejor horario. Sin embargo, se destaparon como todo un acierto que, de haber dispuesto de una oportunidad en un momento de la tarde en la que pegase menos el inclemente sol de junio, hubiese atraído a más público. No obstante, éxitos como 'Lisístrata' o 'As Moiras' retumbaron en el festival. 

El de Ginebras es un caso paradigmático. Son, sin duda, una de las irrupciones más interesantes del indie-rock del último lustro. Cañeras, atrevidas, ácidas, con letras tan pegadizas como reivindicativas... Esta banda que tiene de vocalista a la gallega Magüi, visiblemente emocionada por tocar en su tierra -y acompañada por excompañeros del cole-, tanto puede darle una vuelta de tuerca al 'Con altura' de Rosalía como llevarte a un sueño delirante en el que Billie Max es el protagonista. Enumerar las cosas moradas de la vida, relatar los amoríos de Paco y Carmela o normalizar los episodios de ansiedad, recordando que "no pasa nada por ir al psicólogo, está bien", son algunos de los méritos de una actuación sobresaliente, donde con naturalidad consiguieron interactuar con el público, que devolvió la atención de forma calurosa. 

Son solo dos ejemplos del gran papel femenino en esta edición. Niña Polaca y Delaporte, con Sandra Sabater a la guitarra en el primer caso y Sandra Delaporte como solista en el segundo, atestiguan que en los festivales las cosas están cambiando, aunque no al ritmo que nos gustaría. 

En el primer día, encontramos ejemplos variopintos, que van desde la sensualidad de Tokischa, hasta los ritmos urbanos de Sila Lua, pasando por la rompedora actuación de Nervo, que brilló muy por encima de Steve Angello, por ejemplo, o la sesión de la infatigable Toccororo, que aún cuando agonizaba la primera jornada logró reunir en las 'Sesións do camiño' a un nutrido grupo de incondicionales que se dejaron los pies dando botes. 

GALICIA TOMA LA PALABRA

Otro aspecto que cada vez demandan más personas es que los artistas locales dispongan de un lugar preferente en la programación. Fue Xoel López el que disfrutó de una de las mejores horas, en pleno crepúsculo del viernes. Con más tablas que los dos escenarios juntos, el maestro del indie coruñés demostró que una gran actuación se fundamenta en la armonía, algo que domina como nadie. 'Lodo' o 'La espina de la flor en tu costado' fueron dos de los temas más coreados por el público. 

Con todo, la del viernes fue una oportunidad de oro para disfrutar de artistas internacionales como el argentino Trueno, que vino a Tierra Santa para remover hasta los restos de Santiago Apóstol con su fusión de hip-hop con ritmos rockeros, los británicos The Kooks o los australianos Wolfmother. Especialmente emotivo fue el cierre de la banda de las antípodas, con miles de personas entonando el 'Joker and the thief' que los catapultó a la fama hace ya casi dos décadas.

LO HACEMOS TO' EL RATO

Sin embargo, los ritmos latinos acabaron por imponerse. Maluma y Mora, colombiano y puertorriqueño, congregaron a decenas de miles de espectadores. El de "Maluma baby" seguramente haya sido el concierto más multitudinario del viernes y, quizá, de lo que llevamos de Son, ya que no cabía ni un alfiler para ver al de Medellín, que hizo subir la temperatura del lugar. Parecía aquello Hawaii. 

Con todo, es justo mencionar también que esta segunda jornada estuvo marcados por algunos problemas en el sonido que lastraron actuaciones como la de Xoel López, Maluma o Mora. Cuestiones que, en todo caso, no deslucieron este festival que requiere de un trabajo enorme.

El broche de oro lo puso Alesso, con una sesión que no dejó indiferentes a los amantes del house, pero tampoco a los que saben valorar un show cuidado al milímetro, en donde no hay loopings ni el que se encuentra detrás de la mesa de mezclas está aguando el caldo una y otra y otra vez cuando tiene al público a punto de entrar en su juego. Lo de Alesso fue algo más de una hora de música que supo a muy poco, pero suficiente para hacer que alguno perdiese la cabeza dando saltos incontrolados. Llegamos al ecuador del Son, sabiendo que como colofón esperan Duki, Aitana o Vetusta Morla. Repongan fuerzas, porque el tercer acto promete.