El patrimonio gallego bajo el aerosol: la lucha contra los grafitis vandálicos
Las pintadas sobre edificios parecen haberse convertido en una nueva amenaza al patrimonio histórico. Elementos químicos que pueden dañar tanto a piedras como a pinturas. Los motivos detrás de estas acciones pueden ser variadas igual que las personas que las realizan pero sobre todo está un afán de protagonismo en base a "perpetuar" una firma usando un elemento patrimonial. La eliminación o borrado, por su parte, es algo muy delicado y costoso que deben realizar las diferentes autoridades competentes
Los últimos años han sido testigos de cómo el patrimonio arquitectónico gallego se convierte en un lienzo involuntario para el vandalismo grafitero. La aparición de un nuevo grafiti en el Arco del Pazo de Xelmírez, una estructura anexa a la Catedral de Santiago, vuelve a poner de manifiesto la preocupación por la conservación de estos bienes culturales, ya que la fachada del templo jacobeo también sufrió recientemente pintadas.
¿Quiénes están detrás y por qué?
Aunque no hay un perfil único, los grafitis en monumentos suelen ser obra de individuos o grupos que buscan visibilidad y reconocimiento, ya sea a través de la firma de sus "tags" (firmas personales) o de mensajes más elaborados. Las motivaciones pueden ser diversas: desde la simple búsqueda de adrenalina y desafío a la autoridad, hasta la expresión de reivindicaciones sociales, políticas o identitarias.
Como se ha visto en ocasiones anteriores en la Catedral de Santiago, con mensajes como "Yo no salí de tu costilla, tú saliste de mi coño!" o "Guillotina, Borbón", algunos grafitis tienen un claro componente ideológico. Sin embargo, en muchos casos, como las recientes letras "GB" en el Arco de Xelmírez o los nombres escritos en la fachada de la Praza da Inmaculada, la motivación parece ser puramente vandálica y sin un mensaje explícito.
Monumentos más afectados en el patrimonio gallego
La Catedral de Santiago de Compostela y su entorno son, sin duda, uno de los focos más recurrentes de este tipo de actos. Su condición de Patrimonio de la Humanidad y su constante afluencia de visitantes la convierten en un blanco visible. El Pazo de Xelmírez, el Arco de Palacio y diversas fachadas del templo han sufrido ya en repetidas ocasiones el impacto de los aerosoles.
Más allá de Santiago, otros monumentos históricos y artísticos en Galicia, desde cruceiros centenarios hasta iglesias románicas o castros, son susceptibles de sufrir daños similares, aunque los casos mediáticos suelen concentrarse en los bienes de mayor relevancia.
¿Cómo se eliminan y qué consecuencias tienen?
La eliminación de grafitis en edificios antiguos es un proceso delicado y costoso. Requiere la intervención de equipos especializados en restauración del patrimonio, que deben evaluar el tipo de superficie (piedra, granito, mármol, etc.) y la composición de la pintura para elegir el método más adecuado. Se utilizan técnicas como la limpieza con chorro de agua a presión controlada, disolventes específicos no abrasivos o, en casos extremos, láser. El Arzobispado de Santiago ha señalado que estudiará los desperfectos causados en el Pazo de Xelmírez y buscará subsanarlos "cuando se pueda", lo que subraya la complejidad y el tiempo que conllevan estas intervenciones.
Las consecuencias para los monumentos son significativas. Más allá del impacto estético y la desfiguración de obras de arte y arquitectura, las pintadas pueden causar daños irreversibles en la piedra, ya que los pigmentos penetran en los poros, debilitando el material y facilitando su erosión. Además, los procesos de limpieza, por muy cuidadosos que sean, siempre conllevan un riesgo de alterar la pátina original y la superficie del monumento. Todo esto se traduce en un considerable gasto económico para las instituciones encargadas de la conservación del patrimonio, fondos que podrían destinarse a otras labores de mantenimiento y restauración. "Es una lástima que se juegue así con el patrimonio", lamentan desde el Arzobispado.
Legislación y sanciones: El brazo de la ley
En España, los actos vandálicos contra el patrimonio público, incluyendo los grafitis, son considerados delitos contra el patrimonio histórico. La legislación aplicable puede ser tanto administrativa como penal, dependiendo de la gravedad de los daños.
Sanciones administrativas: Pueden ir desde los 300 euros en los casos más leves, y aumentar significativamente en función del valor del bien afectado y la extensión del daño. Estas sanciones se rigen por ordenanzas municipales y normativas autonómicas de protección del patrimonio.
Sanciones penales: Cuando el daño es considerable, el Código Penal español contempla penas de prisión y multas para quienes deterioren bienes de valor histórico, artístico, científico o cultural. El artículo 323 del Código Penal establece que "el que cause daños en bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, o en yacimientos arqueológicos, que formen parte del patrimonio histórico español, será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años y multa de doce a veinticuatro meses". Si los daños son de especial gravedad o afectan a bienes de dominio público o declarados de interés cultural, las penas pueden incrementarse.
El Ayuntamiento de Santiago ha lamentado estos hechos delictivos y ha recordado la importancia de campañas de concienciación sobre el cuidado del patrimonio, especialmente en una ciudad como Santiago, Patrimonio de la Humanidad. La colaboración entre las autoridades y las instituciones eclesiásticas, como la que el Ayuntamiento ofreció a la Catedral en incidentes anteriores, es fundamental para combatir esta lacra.
La lucha contra los grafitis en el patrimonio gallego es un desafío constante que requiere de la coordinación entre las fuerzas del orden, las instituciones culturales y la concienciación ciudadana. Solo así se podrá preservar la riqueza histórica y artística que define a Galicia para las futuras generaciones.
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