Teresa Portela, al asalto de sus séptimos Juegos Olímpicos, a los que llegará con 42 años

Hay deportistas de élite que se preparan toda una vida con la esperanza de, algún día, llegar a unas Olimpiadas. No muchos lo logran. Si eres realmente bueno, vas una vez. Si eres excepcionalmente bueno, repites. Si eres Teresa Portela, para la que no quedan adjetivos posibles, entras en los 40 con el objetivo de competir en tus séptimos Juegos Olímpicos. 

La trayectoria intachable de la de Cangas de Morrazo parecía haber culminado en Tokio 2022 con un metal plateado al cuello. Era su primera estancia en un podio olímpico. A la sexta llegó la vencida, y frisando las cuarenta primaveras, muchos pensaban que sería el último baile de Portela, una piragüísta que presume de haber ganado campeonatos mundiales y europeos, pero también de haber conquistado platas y bronces en prácticamente cada gran campeonato en el que ha participado. 

Solo las Olimpiadas se le resistían, pero claudicaron en el K1 200m de 2021, año en el que se convertía en la española con más participaciones olímpicas. No contenta con fulminar ese récord, ahora pretende ampliarlo hasta las siete. Ahora busca un billete a la criba en el embalse asturiano de Trasona. De pasar el corte, viajará a la Copa del Mundo de Szeged del 12 al 14 de mayo.

La canguesa no estará sola, ya que en el Principado están otros gallegos como Carolina García, Valeria Oliveira, Adrián Sieiro o los hermanos Diego y Noel Domínguez. Son parte de la última hornada de grandes palistas gallegos que prometen ser una generación de mucho talento y que muchas alegrías va a dar al deporte gallego. El espejo en el que mirarse es Portela. Pueden intentar imitarla, pero cuidado si aspiran a igualarla.