Rubén de la Barrera, el eterno regreso del técnico que nunca se fue de Riazor

De una forma u otra, todos los caminos en A Coruña han llevado a Rubén de la Barrera en los últimos tres años. Deseado, amado, repelido, odiado, pero nunca olvidado, fueron muchos los sentimientos que despertó el técnico coruñés antes, durante y después de ser adiestrador del Deportivo de La Coruña, su club, el equipo de sus amores y escuadra a la que cogió en un capítulo difícil, a la que no pudo enderezar el rumbo en un momento de zozobra y a la que dejó en "Tercera" con una venganza tan poética como amarga al llevar al Albacete al ascenso en la que había sido su casa durante un corto y convulso periodo de tiempo. Ahora, todo parece indicar que el fútbol le brinda una segunda oportunidad en su ciudad, pero en un escenario igual de incierto que el primero.

UNA PRIMERA ETAPA TRAUMÁTICA

De la Barrera llegó al despacho principal de Riazor en enero de 2021 y en mayo de ese mismo año, después de unos meses del altibajos pero cumpliendo con "no descender" al equipo ante la reestructuración de la Segunda B, se marcha por la puerta de atrás en un clima de división absoluta entre la parroquia blanquiazul. El deportivismo estaba fracturado, con sus detractores y sus defensores enfrentados, una batalla que se mantiene dos años después, ya que algunos no olvidaron su salida, injusta en la opinión de muchos, que abogaban por dar continuidad al proyecto del gallego. 

Solo un año después, culminaba el 'Riazorazo' con su Alba, al que no quiso dirigir en Segunda y que ahora, en manos de su tocayo y paisano Rubén Albés, aspira a ascender a Primera División con otros playoff de leyenda. Su despedida del Carlos Belmonte no fue para asumir un banquillo de mayor categoría, sino que durante todo este año ha estado esperando una oferta que colmase las pretensiones de un espíritu ganador y que asume riesgos. Ya por entonces, cuando dijo adiós al 'Queso Mecánico', muchas voces fantaseaban con un regreso a Riazor que no se dio.

¿UNA VUELTA SALVADORA?

El Dépor entonces apostó por dar continuidad a Borja Jiménez, que apenas aguantó hasta octubre, momento en el que asumió el cargo Óscar Cano, que nunca logró conectar con la grada ni ofrecer cierta al juego de los herculinos, irreconocibles en esta segunda vuelta, sobre todo a domicilio. Ahora, todas las miradas apuntan de nuevo a de la Barrera, figurante eterno en las quinielas y nombre que se repetía en los mentideros después de cada partido en el que las decisiones de Cano dejaban dudas sobre su desempeño. 

Ahora, con la remontada del Linares fresca en la memoria -de un 0-2 al descanso para el Dépor saltamos al 3-2 final para los locales- y el finiquito del granadino firmado, todo parece abocado a que se anunciará a de la Barrera en las próximas horas. Todo depende de las condiciones que le ofrezcan, ya no para estos dos choques que quedan, sino para el futuro, tanto en caso de ascenso como en caso de reconstruir el equipo el año que viene con el objetivo de promocionar, el que sería el cuarto intento seguido. El músculo económico del Dépor para el próximo verano, clave. 

De firmar, tendrá que lidiar con una patata caliente, como son los presumibles playoff en los que está inmerso el club y que prometen ser el salvavidas -algo remoto, visto el nivel del juego del equipo y el parte de bajas- de otra temporada para el olvido. De la Barrera siempre ha sido la respuesta. Veremos ahora si es la solución.