Video.- El golazo de Borja Iglesias no fue bastante para contrarrestar el acierto de Lewandowski, Celta 2 - Barcelona 4

El Barça recuperó su esencia en Balaídos, dejando claro que, cuando Lewandowski está en su mejor nivel, el equipo se transforma en uno mucho más peligrosos y afilado. El 2-4 logrado frente al Celta fue un reflejo de la capacidad ofensiva que los blaugranas ya habían mostrado el año pasado, aunque, como siempre, con ciertos matices de incertidumbre en la defensa.

A pesar de las bajas y de una alineación que, en términos generales, no variaba demasiado respecto a otros partidos, fue la figura del polaco quien se encargó de marcar la diferencia. Lewandowski, con su característico olfato goleador, abrió la cuenta en el minuto 8 desde el punto de penalti, después de que Fermín viera su disparo desviado con la mano por Marcos Alonso. Pero el gol no llegó solo: el Barça, con la cabeza fija en su estilo ofensivo, dio la sensación de que solo una lluvia de goles podía asegurar el triunfo.

Entre la exuberancia ofensiva y la vulnerabilidad defensiva

El Barça, siempre impredecible, no tardó en mostrar su otra cara, aquellas que aprovechan demasiado, los equipos rivales, y que copian casi con manual en mano: un contragolpe rápido del Celta, que, en el minuto 10, dejó al Barça desprotegido con un error en la línea del fuera de juego. Fue Carreira el que, con todo el tiempo del mundo, batió a Szczesny. El marcador volvía a nivelarse, y el Barça se veía obligado a seguir apretando, para sacar algo positivo de Vigo.

Con Lewandowski en su mejor versión, el Barça supo mantenerse firme, aunque de nuevo, con muchas dudas atrás, donde se concedió demasiado, en la primer mitad. La defensa blaugrana sigue siendo un flanco vulnerable, pero la ofensiva, esta vez, sí que tuvo fuerza suficiente para equilibrar la balanza. 

Después de que Rashford fallara una oportunidad clara de poner el 0-2, Lewandowski no dudó en materializar una asistencia del inglés para colocar el 1-2. Pero el Celta, que no iba ceder, aprovechó otra desconcentración culé para igualar el marcador con un golazo de Borja Iglesias desde fuera del área, donde Szczesny pudo haber hecho algo más.

El Barça, sin embargo, no dejó que la ansiedad le pasara factura. En el añadido de la primera mitad, Lamine Yamal aprovechó un descuido de la defensa local y, con la derecha, volvió a poner a los suyos por delante. Este gol fue clave, no solo porque significaba el 2-3, sino porque reafirmaba que este Barça no iba a dejar escapar un partido en el que las sensaciones, aunque encontradas, seguían siendo positivas.

En la segunda mitad, a pesar de la expulsión de Frenkie de Jong, el Barcelona mantuvo el control del partido en los instantes finales. Con uno menos, la alineación se reconfiguró, pero la calidad individual, encabezada por un Lewandowski deslumbrante, selló el encuentro. El delantero polaco, imparable, marcó el 2-4 definitivo en un saque de esquina que remató de forma magistral y demostrando que el gol es algo que se lleva en la sangre y que nunca se olvida. Y es que en eso, pocos como Lewy.