El Ourense CF resiste más de 100 minutos al Athletic, que lo elimina de la Copa del Rey en la prórroga
Un gol de Jaureguizar en el minuto 105 sella el pase del Athletic Club en un partido muy difícil en O Couto.
Colorín colorado, pero hay que decir que el cuento de hadas le ha quedado precioso al Ourense CF. Los aurienses se presentaron en el torneo como la cenicienta de la Copa del Rey y se van de O Couto por la puerta grande, después de haber cortado dos orejas, las de Real Oviedo y Girona, y a punto de cortarle el rabo al león del Athletic Club, que se las tuvo en la ciudad termal para pasar de ronda, algo que solo logró en el adicional y con todos los buenos sobre el verde.
NO HUBO EQUIPO PEQUEÑO
Fue una lucha épica la vivida en O Couto, en un terreno de juego muy por debajo del mínimo exigible, pero también condicionado por el chaparrón que cayó en la ciudad y que no aflojó ni un solo minuto. Mención especial para la grada, que, como los dos equipos, resistieron estoicamente al temporal.
Los rojiblancos dominaron e hicieron valer su condición de favorito, pero al igual que le pasó a Barça, Real Madrid o Atlético de Madrid, tuvieron que bajarse del autobús y calzarse las botas para obtener el pase a los octavos de final. En la primera parte, cuando más arreció la tormenta, ninguno de los dos tuvo puntería, y en la segunda fue Alberto Sánchez el que sostuvo a los locales con sus paradas.
El Ourense no se achicó y no se encerró en su área, obligando a Valverde a meter a Berenguer, Nico Williams o Jaureguizar, toda la artillería que tenía disponible en el banquillo. Tuvieron que sudar tinta para poder superar a la zaga ourensana, que apenas concedió ocasiones claras, más allá de un remate al larguero de Guruzeta en el minuto 70, pero a la que le pesaron los minutos contra un equipo muy superior en el apartado técnico, no así en el táctico, donde los de Llácer estuvieron sobresalientes.
Resolvió la contienda Jaureguizar al filo del término de los primeros 15 minutos de la prórroga. Una jugada ensayada supuso el 0-1 definitivo: falta botada en el medio campo al área, un servicio de cabeza a la media luna y un cañonazo seco y colocado de Jaureguizar al fondo de la red, imposible para el guardameta.
El resto fue un ejercicio de quiero y no puedo de los bilbaínos intentando ampliar la renta, pero les bastó el único gol para domar a un Ourense que se marcha de la Copa con la cabeza bien alta y con el reconocimiento de toda la ciudad y del mundo del fútbol, que los ha visto pelear hasta el final.
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