A Coruña y Santiago aprueban tasas turísticas para gravar a los visitantes e impulsar el turismo sostenible

Las ciudades de Santiago de Compostela y A Coruña han dado un paso decisivo hacia la implantación de la tasa turística, un nuevo tributo que gravará las estancias de los visitantes para equilibrar el impacto del turismo en sus infraestructuras y servicios. En Santiago, la medida entrará en vigor el 1 de octubre, mientras que en A Coruña se prevé su aplicación en septiembre, marcando un hito en la gestión turística de Galicia.

A CORUÑA, PIONERA EN GALICIA

En A Coruña, el pleno municipal aprobó la tasa turística por mayoría simple, con el voto en contra del Partido Popular (PP). El concejal de Hacienda, José Manuel Lage, destacó que la ciudad es la primera de Galicia en implementar esta herramienta fiscal, que calificó de “plenamente legal”. La tasa, que variará entre 1 y 2,5 euros por noche, no se aplicará a menores de edad, familias de pacientes hospitalizados, participantes en programas de acogida ni al turismo de congresos con estancias inferiores a cinco días. Los cruceros quedarán exentos hasta el 1 de enero de 2026. 

Lage aseguró que el 80% de la recaudación se destinará a la promoción turística, la mejora de espacios públicos y el refuerzo de servicios esenciales, con el objetivo de consolidar un modelo de turismo “sostenible, equilibrado y justo”. 

Respondiendo a las críticas que advierten una posible caída en el número de visitantes, tanto Lage como el portavoz del BNG, Francisco Jorquera, defendieron la medida comparándola con ciudades como Lisboa, París o Barcelona, donde no se ha constatado una disminución del turismo. “Nadie deja de visitar una ciudad por pagar un euro más por noche”, afirmó Lage. Por su parte, Jorquera subrayó la necesidad de “ordenar” el turismo para evitar problemas como la gentrificación o la pérdida de viviendas residenciales por el auge de los alojamientos turísticos.

TASA EN SANTIAGO ENTRE CRÍTICAS

En Santiago de Compostela, la tasa turística fue aprobada en el pleno municipal con los votos a favor del bipartito formado por BNG y Compostela Aberta, el PSOE y concejales no adscritos, mientras que el PP optó por la abstención. La concejala de Turismo, Míriam Louzao, calificó la decisión como “crucial” para los vecinos, ya que permitirá “equilibrar los costes que genera la actividad turística en la ciudad”. 

La medida, que se aplicará a estancias de entre uno y cinco días, es una recarga al impuesto gallego de estancias turísticas, aprobado por la Xunta de Galicia tras negociaciones con la capital gallega.Tras un periodo de alegaciones y diálogos con el sector hostelero, el ayuntamiento compostelano introdujo dos modificaciones: la entrada en vigor se fijó para el 1 de octubre y se estableció un plazo de seis meses para crear el Foro de Turismo Sostenible, una comisión que incluirá a representantes municipales, del sector turístico y asociaciones vecinales. 

Este organismo supervisará el destino de los fondos recaudados, de los cuales el 80% debe destinarse a iniciativas de turismo sostenible, según la normativa autonómica. Louzao también avanzó que en este foro se debatirá la posible extensión de la tasa al turismo de excursionismo.

DEBATE POLÍTICO Y EXPECTATIVAS

El respaldo a la tasa turística en ambas ciudades refleja una apuesta por un modelo de turismo más responsable, aunque no exento de controversias. En A Coruña, el PP expresó su oposición, argumentando posibles efectos negativos en el sector, mientras que en Santiago su abstención evidencia una postura más cautelosa. 

Por el contrario, formaciones como el BNG y el PSOE defienden que la medida es un paso necesario para mitigar el impacto del turismo masivo, especialmente en una región como Galicia, donde destinos como Santiago, punto final del Camino de Santiago, y A Coruña, con su creciente atractivo cultural y marítimo, reciben millones de visitantes al año.

Con estas decisiones, Santiago de Compostela y A Coruña se alinean con otras ciudades europeas que han implementado tasas similares, abriendo un nuevo capítulo en la gestión de su oferta turística. La eficacia de la medida dependerá, en gran parte, de cómo se gestionen los fondos recaudados y de la capacidad de los ayuntamientos para responder a las demandas del sector y los vecinos.