ENCE busca echar a 97 trabajadores en Navia y en Pontevedra casi no está entrando eucalipto
La pastera presenta su cifra de despidos a los sindicatos de la planta de Asturias y se supone que pronto desvelará lo mismo en Pontevedra. En ambas plantas a penas está entrando madera debido a la huelga de transportistas que alcanza ya las dos semanas. De fondo, la amenaza de un ERE.
La tensión aumenta en las fábricas gallegas y asturianas de Ence. El prolongado paro del transporte y el anuncio de un plan de ajuste laboral dibujan un otoño convulso para la principal productora española de pasta de celulosa. Entre negociaciones bloqueadas, pérdidas económicas y descontento entre los trabajadores.
La dirección de Ence presentó recientemente a los comités de empresa de sus plantas un plan de reducción de costes que incluye medidas de prejubilaciones y bajas voluntarias incentivadas. Aunque el objetivo declarado es evitar despidos forzosos mediante un ERE y garantizar la viabilidad de las fábricas, el planteamiento ha generado malestar entre los trabajadores.
En el caso de la factoría asturiana de Navia, la empresa planteó recortar hasta 97 empleos mediante un programa de salidas escalonadas destinado al personal mayor de 58 años. El comité de empresa trasladó la propuesta a la asamblea de trabajadores, que rechazó de forma unánime el plan y pidió mantener abiertas las negociaciones.
El paro del transporte bloquea la entrada de madera
En la planta pontevedresa, la preocupación es doble. A la posibilidad de perder empleo directo o indirecto se suma la incertidumbre por el conflicto con los transportistas que abastecen de madera a las instalaciones. El diálogo entre ambas partes, pastera y transportistas, discurre con dificultad y sin avances visibles, pese a que se prevé una nueva reunión la próxima semana. Ence no ha hecho declaraciones públicas sobre esta negociación.
Desde el pasado 24 de octubre, más de 300 camiones que transportaban madera a las fábricas de Ence en Pontevedra y Navia permanecen parados. La decisión se adoptó después de que la empresa comunicara una reducción de las tarifas por tonelada transportada, con rebajas que oscilan entre el 5% y el 11%, según las rutas. Ence justificó la medida en la entrada en vigor de la nueva normativa que aumenta la masa máxima autorizada (MMA) para los vehículos de transporte de mercancías, de 41 a 44 toneladas, y que permite una mayor carga por viaje.
Los transportistas, muchos agrupados en la asociación Vieiros, rechazaron de plano el argumento y respondieron con la suspensión temporal del servicio. Según explicó su secretario general, Alberto Vila, la mayoría de los autónomos afectados solo cuenta con uno o dos camiones, y la rebaja de tarifas deja su actividad al borde de la inviabilidad económica. Desde entonces, la entrada de madera en las plantas es mínima: el seguimiento del paro alcanza un 90% y apenas se registran movimientos puntuales en la fábrica de Lourizán. Vieiros indica que en toda esta semana solo entró un cambión.
Las dos partes se han sentado a negociar en varias ocasiones, la última el 30 de octubre. Ence planteó entonces una mejora parcial de las condiciones, pero la propuesta fue rechazada por la asamblea de transportistas, que acordó mantener la huelga. Ambos colectivos volverán a reunirse este jueves, con la posibilidad de votar una nueva oferta el viernes. Ence, de momento, opta por el silencio y solo ha trasladado a los afectados la intención de “buscar un acuerdo equilibrado”.
Las pérdidas económicas agravan el conflicto
El contexto económico de Ence explica parte de la tensión. La compañía reportó pérdidas de 22 millones de euros en los nueve primeros meses del año, en contraste con los beneficios de 40,8 millones obtenidos en el mismo periodo de 2024.
La caída en el precio internacional de la celulosa y el incremento de los costes operativos han afectado de forma directa a su rentabilidad. La dirección busca ahora un ahorro anual de 22 euros por tonelada producida y una reducción de caja de 23 millones de euros en dos ejercicios.
El plan completo, según cálculos internos, supondría un valor actual neto de 200 millones de euros en mejora de eficiencia. No obstante, el personal laboral teme que la reducción de plantilla en Navia y la nueva política tarifaria sean solo los primeros pasos de un ajuste estructural más profundo. Además, la visita de técnicos de Altri a la planta de Lourizán (Pontevedra) ha disparado las especulaciones sobre una posible operación de concentración en el sector de la celulosa, pese a que ENCE ha transmitido a los medios pontevedresas que tal operación no está sobre la mesa, fue una visita técnica.
La Xunta no se ha pronunciado aún sobre el conflicto, aunque fuentes del gobierno gallego expresan preocupación por las consecuencias de un paro prolongado que está afectando tanto al suministro de madera como a la economía de cientos de transportistas y pequeñas empresas del sector maderero. El Ejecutivo de Alfonso Rueda ha reiterado en otras ocasiones la importancia estratégica de mantener la actividad industrial en Pontevedra .
Ence lleva años en el centro del debate económico y ambiental gallego. Su planta de Lourizán, situada en la ría de Pontevedra, enfrenta una presión constante desde distintos sectores ecologistas, sociales y políticos que reclaman su traslado o cierre por el impacto medioambiental. Mientras, la empresa sostiene que su producción cumple con la normativa europea y genera empleo directo e indirecto para miles de familias. Una postura que ha sido avalada por la prórroga de la concesión de ocupación del litoral, avalada por la Justicia.
Por ahora, el futuro inmediato de Ence depende de dos mesas de negociación: la de los comités de empresa, que esperan presentar una contrapropuesta el próximo martes 11, y la de los transportistas, que decidirán en asamblea si aceptan las nuevas condiciones. En ambos casos, la expectativa es que la compañía ceda en parte de sus planteamientos para evitar un conflicto prolongado.
Mientras tanto, las fábricas de Navia y Lourizán continúan operando a medio ritmo, con una entrada de madera muy inferior a la habitual.
Las dificultades no son exclusivas de ENCE. Sus competidores Altri y Navigator también han visto desplomarse sus acciones en bolsa este año al hilo de la caída de la cotización de la pasta de papel en los mercados internacionales. Cotización que es muy cíclica, cierto; pero que no explica por si sola los problemas de las celulosas ibéricas.
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