Lunas rotas en un autobús urbano de Santiago en una huelga provincial en A Coruña que puede agravarse
Los sindicatos advierten que si no hay avances en la renovación del convenio, pueden convocar un paro indefinido en breve.
La capital de Galicia ha despertado este lunes otra vez con las paradas de autobús vacías y una tensión creciente en las cocheras. La jornada, marcada por la tercera convocatoria de huelga en el sector del transporte de viajeros por carretera, la penúltima prevista por ahora, ha dejado a Santiago de Compostela prácticamente sin movilidad urbana desde las primeras horas de la mañana. Los piquetes informativos se han apostado en puntos estratégicos para garantizar que el paro sea total, lo que ha provocado que el bloqueo de los servicios mínimos sea la tónica dominante en el arranque de esta semana laboral.
A diferencia de lo ocurrido el pasado viernes, cuando el tráfico de autobuses fue algo más fluido, en esta ocasión los trabajadores han cerrado filas de manera más contundente. Las autoridades locales han señalado que la incapacidad de los vehículos para salir de las cocheras de Amio ha frustrado cualquier intento de cumplir con los servicios mínimos decretados, dejando a cientos de usuarios sin alternativa de desplazamiento.
La crispación también se ha manifestado de forma material durante la madrugada y las primeras horas del día. En el marco de las movilizaciones, se ha registrado un incidente en un vehículo de la línea 7, donde se ha confirmado la rotura de los cristales delanteros. Aunque las centrales sindicales insisten en que su objetivo es la protesta pacífica y la defensa de sus derechos, este tipo de actos vandálicos puntuales complican el escenario de una huelga que afecta ya a miles de ciudadanos en toda la provincia de A Coruña.
Un conflicto que escala hacia la parálisis total
Esta movilización no es un hecho aislado, sino que forma parte de un calendario de protestas que involucra a más de 3.000 trabajadores de toda la provincia coruñesa. Las tres principales fuerzas sindicales, UGT, CIG y Comisiones Obreras, han unido sus voces para denunciar lo que consideran un estancamiento insoportable en las negociaciones. El seguimiento masivo de la huelga pone de manifiesto el malestar generalizado en un sector que se siente ignorado tanto por las empresas como por la administración autonómica.
Los representantes de los trabajadores han sido claros al señalar que el foco del conflicto reside en la renovación del convenio provincial de viajeros. Ernesto López, portavoz de la CIG, ha sido una de las voces que ha advertido que el problema de movilidad en este mes de diciembre es solo el principio. La exigencia principal gira en torno al respeto y la salud laboral, conceptos que los conductores consideran que han sido sacrificados en beneficio de la rentabilidad económica de las concesionarias.
Ante este panorama, los sindicatos han lanzado un órdago directo al Gobierno gallego para que intervenga de manera inmediata. Los trabajadores sostienen que la Consellería de Presidencia y la Xunta no pueden permanecer como meros observadores mientras el transporte público se desmorona. Consideran que la exigencia de mediación política es el único camino para evitar que el conflicto se enquiste y acabe derivando en una situación mucho más grave para el interés general de los gallegos.
La presión en las calles se ha dejado sentir también en la ciudad de A Coruña, donde centenares de delegados sindicales han protagonizado una manifestación que recorrió el centro urbano. La marcha, que transcurrió sin incidentes graves pero con importantes cortes de tráfico, sirvió para visibilizar el músculo de una plantilla que amenaza con no dar un paso atrás. La movilización pacífica en A Coruña refuerza la postura de los sindicatos, que ven en la unidad de los conductores su mayor baza de negociación. En A Coruña se salva, eso sí, el transporte urbano, pues se rige por otro convenio colectivo diferente al que está en liza.
Por el momento, la patronal del transporte se mantiene en una posición de silencio alegando escaso margen de maniobra, lo que ha llevado a un punto de estancamiento. La falta de acuerdo con la patronal es el muro contra el que chocan todas las propuestas, y si no hay un cambio de rumbo drástico antes del próximo viernes 19, la cuarta jornada de paro se ejecutará según lo previsto. El horizonte es pesimista, pues los sindicatos ya han puesto sobre la mesa la posibilidad de iniciar una huelga indefinida justo después de Reyes si no se atienden sus demandas.
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