La emergencia climática provoca que se multipliquen los “desplazados climáticos”

Lo vemos en nuestro país, golpeado por sequías y olas de calor extremo que se prolongan en el tiempo mucho más de lo habitual, pero también con las tormentas que provocan las alertas rojas como las recientes y que traen consigo centeneras de incidencias por inundaciones y destrozos que arruinan miles de vidas y obligan a muchas personas a abandonar su hogar. Por eso, y en este contexto de Emergencia Climática, es fundamental ponernos cuanto antes manos a la obra y tratar de revertir la situación.

La emergencia climática es patente y, para muestra, lo que ha pasado este verano. Galicia superó, por mucho, el récord de temperatura registrado nunca en un mes de octubre. Los más de 35ºC registrados en algunos puntos de Ourense en el décimo mes del año son un motivo de preocupación y no de alegría, por mucho que algunos recibiesen la noticia con una sonrisa y la idea de alargar la temporada de playa. Cada año que pasa vemos como se rompen todos los récords de temperatura y que cada año es más y más cálido que el anterior. La ciencia nos advierte que, de continuar con esta tendencia, a finales del siglo XXI, 2023 será uno de los años más fríos de los últimos cien años. Si ya hoy nos achicharramos, el panorama en adelante es de auténtica catástrofe. 

Esto tiene unas consecuencias dramáticas a largo plazo, pero también inmediatas. Situaciones como la ausencia de lluvias o su abundancia han provocado que miles de personas hayan perdido sus hogares o su medio de vida. La desertización golpea a cada vez más países y sus ciudadanos se ven forzados a emigrar a territorios donde el clima es menos severo. Esto está provocando que se multipliquen de una manera significativa los que algunos no dudan en calificar como “desplazados climáticos”, aquellas personas desplazadas por los efectos del cambio climático.
 

Lo estamos viendo estas semanas con la crisis humanitaria que está llegando por oleadas a las Islas Canarias, más concretamente a El Hierro, con miles de migrantes arribando a las islas en cayucos por la pobreza, las guerras o las persecuciones que sufren en sus países de origen. Países que, en su mayoría, se están viendo condicionados por el cambio climático, aspecto que está agrandando la desigualdad entre sus habitantes. 

El archipiélago se ve desbordado por esta crisis y muchos afectados están siendo reubicados en distintos puntos del territorio nacional, con localidades como Sobrado dos Monxes, Sanxenxo y O Porriño con áreas seleccionadas para acoger a estas personas. No obstante, organizaciones como ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, atiende las necesidades de todas las personas que han tenido que huir a causa de la guerra, la persecución o la violación de derecho humanos o los efectos del cambio climático.
 

De esta manera, la organización insta a los Estados a tomar, de manera conjunta, medidas urgentes para combatir la emergencia climática y mitigar su impacto en la vida de millones de personas, e insiste en intensificar la protección y asistencia a las personas desplazadas por desastres y por los efectos del cambio climático. Como por ejemplo ayudar a los millones de personas en Afganistán que padecen hambre y miseria no solo por las décadas de conflicto y sequía sino también a causa del colapso económico y de las temperaturas gélidas en invierno. 

Planes de reforestación, una apuesta firme por las energías renovables y los combustibles ecológicos o un impulso al reciclado y la economía circular son otros puntos fundamentales de la propuesta de ACNUR.