La huelga de profesores en Galicia, ¿grito de socorro o estrategia para las elecciones sindicales en educación?
CIG-Ensino anunció ayer en solitario la convocatoria de una huelga de profesores para el día 25 de septiembre. Sin respuesta afirmativa o negativa de CSIF y STEG, los sindicatos que habían participado junto al sindicato nacionalista en los paros del curso 23/24, la llamada de la CIG llega en un momento en el que no existe unidad sindical, toda vez que estas tres centrales están "enfrentadas" con CC.OO., UGT y Anpe, sindicatos firmantes del considerado "acuerdo de la vergüenza" con la Consellería de Educación, que acusa a la CIG de ser la única con la que no han llegado a acuerdos en los últimos años.
"Estamos más cerca de empezar el curso con una huelga". Las palabras de Laura Arroxo el pasado 22 de julio han tenido su eco menos de un mes y medio después, con el anuncio formal por parte de la sección sindical CIG-Ensino de la convocatoria de una huelga de profesores en la enseñanza pública gallega el próximo 25 de septiembre. Cristaliza así el aviso a navegantes que lanzó la secretaria nacional desde este diario y que tendrá su antesala el próximo 13 de septiembre en las calles de Santiago de Compostela, con una gran protesta a la que prometen acudir muchos profesores y que marcará esta vuelta al cole, que tendrá lugar el lunes 8 de septiembre.
UN MES PARA NEGOCIAR O UN ESCENARIO INCIERTO
Una burocracia excesiva, una sobrecarga de trabajo condicionada por un número de horas lectivas superior al de otros lugares del Estado, unos ratios que empeoran la calidad educativa, la privatización de la FP, la falta de personal suficiente para especializado para atender a los alumnos con necesidades especiales o los sueldos del profesorado en un contexto de encarecimiento de la vida son algunas de las demandas que presenta la CIG en esta campaña que iniciaron ayer bajo el lema 'Rectificar, Recuperar e Recoñecer' contra la "política de propaganda y recortes" de la Xunta.
El sindicato concede al Gobierno de Galicia un mes para iniciar un diálogo con el que comenzar a abordar los puntos propuestos y desbloquear la convocatoria de la huelga. Si no atienden a sus propuestas, garantizó Arroxo, la respuesta de la CIG promete ser más severa, sin descartar otras medidas de mayor calado.
"La situación en los centros es insostenible. La pérdida de derechos fue flagrante en los últimos 16 años, pero desde que terminó la pandemia se agudizó el deterioro de las condiciones laborales de los profesores y de la atención educativa que recibe el alumnado, a la vez que se incrementa de manera obscena la propaganda de la Consellería", sostuvo Arroxo a las puertas de un curso que, prevé, será "muy conflictivo", interpretando así que la huelga es la última herramienta de la que disponen en una situación desesperada para los docentes y para el propio alumnado.
"La Consellaría es perfectamente consciente de la hartura del profesorado y por eso se afana en dar datos irreales y en intentar controlar los medios de comunicación y el relato, pero Román Rodríguez ya no engaña a nadie", argumentó Arroxo, que citó el cierre de unidades educativas y la reducción de la plantilla de profesores como algunos de los recortes aplicados por Educación.
A algunos sorprendió el anuncio en solitario de la CIG, que en los últimos años había ido de la mano con el Sindicato de Traballadoras e Traballadores do Ensino de Galiza (STEG) y la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). Desde STEG consideraban que una medida como esta debía de "contar con un respaldo plural", tal y como se hizo en Asturias.
Si bien las reivindicaciones de la CIG son compartidas prácticamente punto por punto por los dos sindicatos -una encuesta interna de STEG elevó hasta un 73% los profesores que apoyaban iniciar el curso con protestas y tres de cada cuatro profesores gallegos consideraba excesiva la burocracia y denunciaba la falta de personal en una nota de CSIF-, hasta ahora no se han pronunciado sobre la convocatoria hecha por el sindicato nacionalista, dejando en el aire el presumible apoyo que puede tener la central en esta llamada a los paros el 25 de septiembre.
No obstante, Arroxo tendió la mano a todos para participar en las protestas: "No escatimaremos en esfuerzos para movilizar el profesorado y que socialicen la situación que está aconteciendo en los centros con las familias, el alumnado y con la ciudadanía en general porque de lo que pase en las aulas depende en gran medida lo que pasa en la sociedad, y ahora mismo la situación de abandono, recortes, privatización y propaganda es insostenible".
SIN NOTICIAS DEL FRENTE AMPLIO
En cualquier caso, lo que parece realmente difícil es que el frente amplio de unidad que demandaba la CIG pueda llevarse a cabo, pues las diferencias entre los sindicatos críticos con la Xunta y los firmantes del acuerdo pactado a finales de 2023 parecen hoy insalvables.
Fuentes cercanas a los firmantes comentan con este diario que comparten con los críticos la sensación de que existen "motivos para quejarse" y ser críticos con la Xunta de Galicia, pero no comparten las formas de la CIG, a la que acusan de "ir por libre", después de que al término del curso pasado desde CC.OO., en conversación con este diario, se abriesen a entablar un diálogo con la CIG. El ofrecimiento, al parecer, cayó en saco roto, pues el sindicato nacionalista realizó el anuncio de las movilizaciones y la huelga "de forma unilateral".
"Debemos trabajar en una unidad de acción, como ocurrió en Asturias. Eso no significa que tengamos que ser amiguitos, porque eso es difícil de conseguir, pero sí podemos ir unidos en la acción", invitaba Ero Sante, secretario de Comunicación de la Federación de Ensino de Comisiones Obreras, a finales del curso pasado.
Desde el colectivo de profesores reivindican la necesidad de que exista "unidad de acción". Por otro lado, hay sindicatos que recuerdan a Galiciapress que este no es un curso académico cualquiera, sino que es previo a las elecciones sindicales en educación. Las últimas, celebradas en 2022, dejaron como resultado un apoyo del 45,9% a la CIG, que sacó 67 de los 146 delegados, por delante de los 34 de CC.OO. y los 18 de Anpe. UGT, con ocho, cierra el listado tras CSIF, con nueve, y STEG, con diez.
En este contexto, desde el grupo de UGT, Anpe y Comisiones Obreras enmarcan la propuesta de la CIG de celebrar un paro nacional en la estrategia del sindicato con vistas a las elecciones, resolviendo que en los últimos años la hoja de ruta de la CIG ha sido "mantener posturas de máximos" a lo largo de "18 años" y no llegar a acuerdos para tratar de desbloquear las crisis en la educación pública gallega, si bien muchas carencias, como apuntan, responden a cuestiones estatales, como es el caso de la privatización de la Formación Profesional, uno de los puntos que desgranó ayer Arroxo a la hora de defender la convocatoria de la huelga.
Las condiciones que puso la CIG para la unidad de acción, en cualquier caso, tampoco se cumplen, pues instaron a CC.OO., UGT y Anpe a salirse del acuerdo con el que, dicen, "vendieron al profesorado". " ¿Un frente común? Sí, sería posible, pero si retiran la firma del acuerdo, algo que veo lejos pese a habérselo dicho por activa y por pasiva", aseveraba Arroxo a Galiciapress en junio.
La respuesta de los sindicatos llegó en forma de foto con la Xunta en una nueva reunión para pactar una reducción de la burocracia en los centros educativos, plasmando así una mejor sintonía con el Gobierno de Alfonso Rueda que con los "sindicatos rivales".
SIN ENCUENTRO ENTRE RODRÍGUEZ Y ARROXO
Por su parte, el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, se pronunció luego de la convocatoria de la CIG y resolvió que el anuncio "va en la línea habitual" del sindicato. "Todos los años plantean las mismas cuestiones: recortes, privatización...hablan siempre de lo mismo. Yo diría que están con el piloto automático", reprendió el conselleiro, al tiempo que apuntó que, hasta ahora, "no han planteado ningún tipo de acuerdo".
"En los últimos años hemos sido capaces de llegar a acuerdos con las unidades sindicales. Con todas excepto con la CIG", recordó Rodríguez, puntualizando que el único acuerdo alcanzado con la CIG fue en el sector del transporte y relativo al transporte escolar.
"Llevamos mucho tiempo para mejorar la Educación con mejoras constantes y progresivas. El tiempo da y quita la razón. En los últimos años, si hiciésemos caso a la CIG, el sistema educativo sería un desastre. Si vemos los resultados comparativos con otras comunidades autónomas vemos que no es así y que la realidad es muy tozudo y contradice a lo que plantea la organización sindical", valoró el conselleiro, que reivindicó que la comunidad gallega cuenta con "uno de los mejores ratios profesor-alumno por aula de España", amen de otros datos objetivos "que son muy difíciles de contradecir".
Por otro lado, lanzó un dardo directo al despacho de Laura Arroxo, a la que afeó ser "la primera responsable sindical que después de su toma de posesión no ha pedido reunirse con el conselleiro". "Seguimos esperando. Para intercambiar, al menos, una opinión de cómo funciona el sistema", zanjó.
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