Miguel Paz (STEG): "La huelga de profesores de 48 horas es un golpe sobre la mesa; hasta aquí hemos llegado"
Miguel Paz, profesor interino y secretario de Organización del Sindicato de Traballadoras e Traballadores do Ensino de Galiza (STEG) atiende a Galiciapress para analizar la convocatoria de dos jornadas de huelga en la educación pública de Galicia los días 28 y 29 de octubre. Los motivos de los paros, donde destacan las ratios y la deficiente atención a la diversidad, la situación de los profesores sustitutos, la "inoperancia de la Xunta" o la demanda del profesorado para alcanzar una unidad de acción sindical son algunos de los puntos de esta conversación sobre la que la Consellería de Educación debe tomar buena nota ante las constantes advertencias y la amenaza de que las presiones sigan aumentando.
Dos días de huelga de profesores. Ese es el extremo al que han llegado el Sindicato de Traballadoras e Traballadores do Ensino de Galiza (STEG) y la Confederación Intersindical Galega (CIG) que ayer, de manera coordinada, anunciaron la convocatoria de 48 horas de paros en los días 28 y 29 de octubre, un paso más en la efervescente escalada de tensión en la educación pública gallega, donde se suceden los meses convulsos y las protestas en centros educativos se convierten en la tónica general, con las consecuencias que tienen sobre las familias y los alumnos además de en el profesorado.
Es la segunda convocatoria en este curso 25/26 después de que desde CIG-Ensino citasen a los profesores al paro del pasado 25 de septiembre. Desde STEG decidieron adherirse a esa huelga en un ejercicio de “responsabilidad para con los profesores” y en esta ocasión es, junto con la CIG, una de las fuerzas sindicales que ha lanzado esta convocatoria simultánea en una “respuesta con unidad de acción sindical”.
"ES UN GOLPE EN LA MESA"
El secretario de organización de STEG, Miguel Paz, no obvia todos los elementos comunes que comparten los dos sindicatos en la defensa del profesorado de la educación pública en Galicia, con objetivos que “puede marcarse cualquier docente gallego: la necesidad de recuperar el poder adquisitivo, la rebaja del horario lectivo hasta las cifras anteriores al cambio posterior a la crisis económica, la bajada de las ratios, la reducción de la burocracia…”.
Las 48 horas de huelga son “un golpe en la mesa” con una medida que no se veía desde los años 80. “La incapacidad, la inoperancia, el pasotismo de la Consellería fuerza al profesorado, de nuevo, a tomar medidas contundentes e ir un paso más allá”, recalca Paz, que invita al conselleiro Román Rodríguez a abrir un canal de diálogo para “evitar que se llegue a la huelga” por medio de “una negociación seria, no un paripé”.
La protesta del 25 de septiembre sirvió como metrónomo para conocer el compás en el que se mueve hoy el profesorado, que según las fuerzas sindicales secundó la huelga de forma mayoritaria con una participación de en torno al 60%, cómputo que la Xunta escatimó hasta el 14%, un recuento que tildan de “simpático” desde STEG pues “significaría que a la protesta de Santiago, con unos 8.000 manifestantes, acudieron más docentes que los que hicieron huelga”.
La respuesta al paro fue muy positiva para los sindicatos y animan a pensar que a finales de octubre puede tener una repercusión tal vez mayor, por lo que llaman a la Consellería de Educación a “tomar nota” de lo ocurrido en septiembre.

HORAS LECTIVAS, RATIOS, ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD...
Algunas de las propuestas que plantea el profesorado gallego coincide con la hoja de ruta que plantea el Gobierno de España, que busca blindar por ley establecer las horas lectivas en las 18 en Secundaria y 21 en Primaria, una propuesta que, igualmente, se quedaría corta con respecto al objetivo real que persiguen en STEG, pues consideran que para tener “una educación de calidad” la rebaja tendría que llegar hasta las 15 horas lectivas en todos los niveles.
En cualquier caso, el anuncio fue recibido con mucha cautela en las oficinas de STEG, pues Paz indica que existe una “letra pequeña” con la que no están conformes, relativa a las excepciones que contempla la norma anunciada por Moncloa. “Debe hacerse sin condiciones. La letra pequeña no puede existir y debe venir acompañado de un incremento de las partidas en Educación, tanto a nivel estatal como autonómico”, asume Paz, que sugiere que ese dinero salga de departamentos como el de Defensa en vez de “conducirnos hacia un proceso belicista” con el ejemplo de lo que está ocurriendo en Gaza.
Igualmente, Galicia es una comunidad excepcional en este sentido, pues mientras en otros territorios se fue recuperando terreno en lo que al horario lectivo se refiere, en la comunidad gallega siguen muy atrás, toda vez que las competencias en esta materia recaen en la Xunta.
“Podrían cambiarlo mañana y tenerlo listo a finales de semana. Pero no interesa, por muchos motivos. No interesa porque hay un recorte en las partidas de la Consellería, no interesa porque no interesa meter a una cantidad ingente de nuevos profesores y no interesa por una cuestión ideológica, porque no creen en el servicio público e intentan minarlo con el objetivo de que cale en la sociedad la idea de que lo público no es bueno, cuando es todo lo contrario”, razona Paz en torno a una campaña que favorece a la enseñanza concertada y privada por los “intereses empresariales existentes, solo hay que verlo en las partidas presupuestarias y como en estas no hace más que aumentar la inversión en la concertada y privada”.
Otro asunto, como es el de las ratios, era un elemento central en el acuerdo firmado por la Consellería a finales de 2023 con los sindicatos Comisiones Obreras, UGT y Anpe, conocido como el “acuerdo de la miseria” entre los sindicatos críticos. Dos años después deberían verse los frutos de ese pacto, pero en STEG subrayan que esa bajada de ratios “es inexistente”. “No es real. Creo que los sindicatos lo saben, que la Consellería lo sabe y que el profesorado lo sabe”, sostiene Paz, apoyando esta convicción en el hecho de que “no se han incorporado los recursos humanos necesarios para que esto pueda pasar”.
A renglón seguido, cabe destacar el hecho de que desde CC.OO. ya denunciaron a la Xunta por incumplir el acuerdo para la aplicación de las ratios. El secretario de Organización de STEG declina entrar a valorar las acciones de otros sindicatos, que en su día llegaron a opinar que la convocatoria de huelga antes de iniciarse el curso respondía a los cálculos de cara a las elecciones sindicales del próximo año.
“Nosotros creemos que estamos en el camino correcto, el de la movilización para forzar a la Consellería a la negociación y obtener unos acuerdos para la mejora de la calidad educativa y de las condiciones laborales del profesorado”, subraya Paz, que viene de vivir una vuelta al cole agitada por todas las denuncias que han recibido en el sindicato de centros de distintas partes de Galicia donde se agolpaban las necesidades desde antes incluso de reabrir los centros.
“Creo que no hay un solo centro en el país donde no hubiese algún tipo de problema”, lamenta Paz. Sí encuentra una puerta abierta a la esperanza, pues en este comienzo de curso ha visto brotes verdes después de la siembra de años anteriores: “Las presiones de otros cursos, las movilizaciones, poco a poco han obligado a la Consellería a mover algunas fichas, como el hecho de que vacantes que antes se cubrían a mediados de septiembre, generando caos y demás, en esta ocasión fueron adelantadas un poco más, gracias al empuje de los sindicatos. ¿Son mejoras sustanciales? No, pero existen. La movilización está forzando a la Consellería a dar pequeños pasos, aunque no lo quieran reconocer”.
Una gran cantidad de llamadas reclamaban el refuerzo de profesionales de Audición y Lenguaje y de Pedagogía Terapéutica para atender a aquellos alumnos con necesidades especiales, proyectando la imagen de que en esta circunstancia son los más vulnerables los peor parados en el sistema gallego, algo de lo que son plenamente conscientes en el cuerpo docente, donde denuncian que la falta de medios está obligando a muchos educadores a tener que priorizar a algunos alumnos sobre otros, dejando a una parte “desatendida”.
“Ese es el drama”, critica Paz, “y eso llega a las familias, no son ajenas a esto, porque si tienes estudiantes con determinados problemas, si no tienes tiempo, si no tienes forma de preparar las aulas para trabajar, no tienes la manera de hacerlo, ni disponer de los recursos humanos que se deberían destinar para que el trabajo se adecuase a las necesidades de cada alumno”.
La otra consecuencia directa es “la mochila emocional” con la que carga cada maestro en cuanto toca la campana y tienen que llevarse a casa todo ese trabajo que ha quedado sin hacer. “La nuestra es una profesión donde se hacen muchísimas horas extra. Si nos plantásemos y dijésemos que fuera de la jornada laboral no corregimos, no preparamos, no hacemos nada de las clases, el sistema naufragaría inmediatamente”.
¿HUELGA INDEFINIDA?
Esa es una de las percepciones que reflejaron más de mil docentes en la encuesta que planteó STEG a finales del curso pasado y en donde casi tres de cada cuatro profesores apoyaban la propuesta de convocar una huelga indefinida, opción que hoy, sin descartarse, no parece ni mucho menos inmediata, aunque el grito de los manifestantes ante San Caetano de que “si no toman medidas, será indefinida” pueda hacer pensar lo contrario. La llamada al paro llegó, en cambio, en una convocatoria unilateral de la CIG, que no contó en un primer momento con el respaldo de STEG y CSIF, que en el curso 23/24 sí concurrieron juntos a la huelga.
STEG acabó por adherirse, como indicaron en su nota, por “responsabilidad”, aunque demandaba una “unidad de acción” que comparte Paz. A su entender, el profesorado está pidiendo “que los sindicatos nos pongamos de acuerdo” y desde STEG están poniendo todo de su parte “con el objetivo de que las movilizaciones sean lo más grandes posible, lo más unitarias posible y lo más contundentes posible”. “Esta unidad de acción sindical es el camino acertado para conseguir defender los derechos del profesorado gallego”, estima, llamando a su vez al profesorado a reflexionar sobre si el acuerdo de 2023 ha provocado cambios de calado en la enseñanza gallega.
Un cambio significativo impulsado desde la Consellería de Educación llegó en forma de orden para mantener una “neutralidad ideológica” en las aulas, una tarea complicada y controvertida, especialmente en un momento en el que los centros educativos se han puesto en el punto de mira de algunos políticos en asuntos como el de la guerra en Gaza, mientras los profesores tratan de responder a las inquietudes de una generación angustiada y marcadas por las imágenes que deja el genocidio a la población palestina.
STEG, que ya desde su formación hace cuatro décadas se mostró especialmente solidario con Palestina y que ha venido abanderando diferentes campañas de información, ha participado estas semanas en distintos centros gallegos en iniciativas para conectar al alumnado por algunos de los miembros de la Flotilla, dejando un poso importante en los alumnos con esa clase de experiencias.

“Recurrimos esas instrucciones de la neutralidad porque creemos que violan el principio de que el cuerpo docente gallego, en su conjunto, tiene la obligación de educar a los estudiantes en el respeto a los derechos humanos. Un docente no se puede hacer llamar así si mira hacia otro lado cuando sucede un genocidio retransmitido en directo. Hay que explicarle a los alumnos el mundo en el que vive, lo contrario sería casi delictivo”, abundan desde el sindicato, que acudirá a las movilizaciones convocadas para el próximo 15 de octubre.
INTERINOS SOMETIDOS A "LA DICTADURA DEL TELÉFONO"
Con todos estos elementos, cada vez es más habitual que muchos docentes terminen desencantados con una profesión que tiene mucho de vocacional. “Se están dando casos de gente que ya no quiere estar en las listas. Ya no quiere trabajar en la enseñanza porque no es una profesión atractiva”, se queja Paz, que además de por su cargo en el sindicato, conoce bien la precariedad que acosa a muchos docentes, pues también él es interino y vive “siempre atento a que suene el teléfono móvil”.
En ese sentido, Paz subraya la importancia, a veces olvidada, que tienen los profesores sustitutos en la educación pública, por los que el sindicato -que viene haciendo una apuesta clara para incorporar a interinos en puestos de responsabilidad en su organigrama- ha batallado mucho en los últimos años, protagonizando recursos ante el Constitucional o encierros en la propia Consellería de Educación para denunciar la discriminación salarial que sufren al serles negados los salarios de julio y agosto, “pese a que hasta el 30 julio sigue siendo horario lectivo y los profesores no estamos de vacaciones, sino a disposición de los centros”.
Esta precariedad es la que provoca situaciones de gran estrés que sufren los maestros, obligados a atender cada llamada de la Consellería para no ser penalizados en las listas. “Estás un martes por la tarde con tus hijos, suena el móvil y te dicen que tienes que irte a Valdeorras, aunque vivas en Ferrol. Y tienes que ir, aunque trabajando las mismas horas y los mismos días, de septiembre a junio, tu salario no sea el mismo en el cómputo anual que el de un funcionario de carrera, lo que supone una violación clara del principio de ‘igual trabajo; igual salario’. Es anticonstitucional, y esperamos que el recurso presentado tenga sus frutos”.
Con todos estos elementos, el camino a la huelga parece del todo inevitable y su recepción podría ser histórica entre el profesorado. “Un paro de 48 horas es una medida que tiene que verse como contundente, duro, significativo con la situación que vivimos. Es un golpe sobre la mesa para decirle a la Consellería que hasta aquí hemos llegado. Luego tocará sentarse con todos, analizar y decidir los siguientes pasos”, resuelve Paz a la vez que sentencia que “STEG irá hasta donde el profesorado quiera ir”.
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